Radiografía del aperitivo: las mujeres del norte, las que más lo toman y piden cada vez más patatas y almendras
El consumo de aperitivos cae un 34% desde 2019. Antes de la pandemia, el 70% de españoles afirmaba salir a tomarlo; ahora resiste en norte.
14 septiembre, 2024 02:33La pandemia introdujo cambios en el ocio de los españoles que se han cebado con el aperitivo, un esparcimiento muy tradicional que, sin embargo, es incapaz de recuperar los adeptos que tenía en 2019. Desde entonces, se ha desplomado un 34% el consumo de patatas fritas, aceitunas, banderillas y frutos secos.
Porque en términos generales, el número de españoles que hace del aperitivo un plan en sí mismo cae a plomo: ahora solo el 54% sale a tomarlo, frente al 70% que lo hacía justo antes de la llegada del Covid. Quien mantiene la costumbre, además, modula lo que pide: ahora se va en busca de mayores raciones de patatas o almendras.
Esta es la nueva radiografía del aperitivo español, casi una institución en el norte de nuestro país, que queda recogida en el último Informe del Consumo Alimentario en España, en el que se dedica amplio espacio a analizar qué consumimos y cómo lo hacemos fuera de casa, ya sea en restaurantes, en el entorno del trabajo o en casas de amigos.
Y de acuerdo con en el último análisis, el golpe para los aperitivos no frena. En 2023, un año complicado por la inflación, cayó un 3,8% el consumo en esta categoría, que incluye patatas fritas y otros aperitivos salados, golosinas, caramelos, chicles, chocolatinas, bombones, chocolates y frutos secos. Como nota curiosa, se destaca que quien resistió, además, buscó más cantidades de estos productos.
¿Cómo se sabe esto? Porque las consumiciones han caído más que el volumen consumido. En concreto, un 8,9%, lo que indica que "se consume cantidades más grandes por ocasión".
De un año para otro baja también el número de españoles que sale expresamente a tomar el aperitivo: son ya el 54%, dos puntos menos que el año anterior. Se cierra así otro ejercicio a la baja para esta categoría de consumo, que supone un 3,4% sobre el total de lo que comemos fuera de casa.
Porque si de salir se trata, los españoles prefieren claramente hacerlo para ir a comer (en estos almuerzos consumimos casi la mitad del total de alimentos que ingerimos fuera de casa) y cenar (el 31%).
Declive desde la pandemia
El descenso de 2023 acentúa un declive que arrancó con la pandemia. Desde 2019, el consumo de apertivos ha caído un 34%, y su facturación un 34,2%.
En general, ha bajado en 15 puntos el número de españoles que salen a consumirlo: lo hacía el 70% hace cinco años, y su compra entonces era un 30% superior. El informe no apunta a motivos concretos para la caída de esta categoría, aunque al analizar cómo y cuándo se comen aparecen hábitos que se repiten con otros productos que también han caído con fuerza en los últimos tiempos, como la ginebra.
Esto es: los aperitivos se piden cada vez menos antes de comer y antes de cenar, y también después de la cena, o sea, en momentos cercanos a una mayor ingesta de alimentos, y por el contrario ganan presencia durante la merienda.
¿Qué explicación hay detrás? El aumento de los precios por la inflación ha llevado a recortar primero en los gastos considerados más superfluos, un grupo en el que se han visto incluidos los aperitivos.
Es una hipótesis que se refuerza observando la motivación que tienen quienes buscan un aperitivo fuera de casa. Ya no son buscados como una actividad de ocio y placer en sí misma, sino como una necesidad.
"Tener hambre" es el principal motivo de la lista de argumentos que dan quienes toman aperitivo. Bajo esta excusa se consumió el 40% del total de aperitivos ingeridos por los españoles en 2023, cuatro puntos más que el año anterior.
Mientras, un 18,4% se consumió "por placer o relax", y un 17,9% "por celebración"; motivos que eran los que tradicionalmente se asociaban a la búsqueda del aperitivo -sobre todo porque se consumía antes del almuerzo y cena-, y que han caído respecto a 2022.
Es suma, se recurre cada vez más a los aperitivos si falta un buen rato para saciar el hambre con comidas o cenas, ingestas más copiosas, y no tanto porque sea una actividad procurada en sí misma.
El consumidor que resiste
El informe indica además que el consumo de aperitivo sigue siendo social, pues la mitad de ocasiones que se realiza es con familia y amigos, aunque depende mucho de en qué zona de España se encuentre.
El mayor consumo se realiza en el noroeste, el área metropolitana de Barcelona, Aragón y la cornisa norte, mientras que Madrid aparece en el extremo contrario: es la región menos intensiva en la compra de aperitivos (consume un 10,2% del total, teniendo un peso en población del 13,5%).
Analizado por clases socioeconómicas, la clase media es la más fan del aperitivo. Consumen el 34,2 % del total. Le sigue la clase media-baja, con un 26,5%, la baja, con un 28,8% y la alta, con un 18,5%.
Finalmente, el consumidor de aperitivos es en gran mayoría mujer. Ellas consumen el 57,1 % sobre el total.