Producción de almendra de Dcoop.

Producción de almendra de Dcoop. Cedida.

Economía

La almendra española de Dcoop se bate con la californiana para ser la reina de dulces como los de Lindt

Villarrubia (Córdoba)
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Dcoop, el mayor productor mundial de aceite de oliva, está listo para dar un puñetazo en la mesa con su mayor apuesta de los últimos años: la almendra. La cooperativa andaluza, que ha invertido 22 millones de euros en este fruto seco en los últimos siete años, va a dar la batalla a la omnipresente almendra californiana, a la que quieren sustituir, sobre todo en el mercado de dulces como Lindt o el mazapán.

Es la nueva competencia que agita al agro, que puede darse, fundamentalmente, por el boom que experimentan los almendros en nuestro país, tan acusado que permite abrir carreras internacionales.

En la última década la superficie de este árbol, que tarda tres años en dar fruto, ha aumentado un 30%. Es decir, hay casi 200.000 hectáreas más de almendro que en 2014, según datos del Ministerio de Agricultura, que señala a Andalucía como principal región productora, seguida de Castilla-La Mancha.  

¿Por qué hay más almendro? La respuesta, como todo en el campo, es la rentabilidad. Recientes estudios han subrayado que una hectárea de este fruto seco puede generar hasta un 60% más que la hectárea de olivar, y los asociados de Dcoop, empresas en su mayoría cooperativas tras que se reúnen 75.000 agricultores y ganaderos, pidieron dar un paso adelante para explorar este mercado.

Así cuenta la historia Rafael Sánchez de Puerta, director general de Dcoop desde Villarrubia, en Córdoba, epicentro de su trabajo con la almendra. Siete campañas después de tantear el segmento, exportan ya a 18 países, incluidas la India -primer consumidor mundial- y China, donde fueron los primeros en introducir almendra española.

Solo le ven posibilidades a la almendra, que tiene, con todo, un peso más que modesto sobre el total de su facturación, que ascendió en global a 1.409 millones de euros en 2023. 

De esa cantidad, 846 millones procedieron de ventas de aceite, su joya; de frutos secos, en cambio, llegaron apenas 23,4 millones; es decir, menos del 2% de las ventas.

Pero para Dcoop no se trata del peso, sino de la evolución: apuntan que la almendra sola conseguirá este año duplicar la facturación del segmento de frutos secos, que cerrará en cerca de 50 millones.

Competencia internacional

Por eso solo piensan en acelerar con ella. Ahora que son el primer productor nacional de este fruto seco con unas 10.500 toneladas de almendra en grano, llega la competición mundial, donde se cuentan apenas tres actores relevantes: Estados Unidos, que produce más de 80%, Australia y nuestro país.

Sánchez de Puerta es consciente de que es una especie de David contra Goliat, y por eso quieren fortalecerse con aliados de envergadura, como Importaco. El proveedor de referencia de Mercadona para frutos secos y la cooperativa andaluza firmaron hace un año una alianza clave, porque a través de ella Dcoop da salida al 40% de su producción.

Aquí empezó la sustitución. Fuentes del sector apunta en voz baja que a Mercadona ya le quedan apenas un par de referencias de almendra californiana; esa estrategia es la que marca el camino a Dcoop.

"Nuestro objetivo es llegar a grandes clientes mayoritariamente industriales", enfatiza el director general de Dcoop, preferiblemente en Europa, el mercado natural por cercanía geográfica.

Aquí negocian con envasadores de Polonia y Ucrania, con productores de mazapán de Alemania y hasta se han acercado a Lindt. Quieren que sea la suya la almendra elegida para los dulces.

El argumento que utilizan es el valor diferencial. La almendra española es más fácil de romper que la californiana, pero a cambio tiene como punto positivo su valor en salud -tiene un alto porcentaje de ácido oleico- y una variedad de sabores y tamaños: en su versión más pequeña es más dulce. Ideal para bombones, remarcan.

Expansión

Con esa idea invierten en instalaciones para atender la demanda. Instalaciones en Villarrubia que, apuntan, quizá se queden pequeñas en un par de campañas. Aquí se levanta el almacén de almendra más grande de Europa, con capacidad para 18 millones de kilos de almendra en cáscara.

Por ahora basta, pero son cautelosos: si en esta campaña cuentan con una producción de 10.500 toneladas de almendra en grano, para 2027 aspiran a duplicar esa cifra; habrá que pensar entonces en nuevos silos en los que guardarla.

Planta de tratamiento de almendras de Dcoop.

Planta de tratamiento de almendras de Dcoop. Dcoop

De esa producción, el 40% se va a Importaco, en torno a un 20% se destina a mercado nacional y el 40% restante se exporta a cerca de una veintena de países. De Turquía a Egipto, pasando por Dubái, Chile y Ecuador, pero sobre todo hay optimismo con el futuro en India y China. 

Una muestra de por qué: en el caso del gigante asiático, al que han vendido 300 toneladas en 2023, esperan enviar 1.500 toneladas en esta campaña.

Para 2025, el objetivo es abrir el mercado de Japón y también, de forma simbólica, entrar en casa del gran competidor, Estados Unidos. Solo hay por ahora una espinita en ese mapa: Marruecos, un país con gran tradición por incluir almendra en su alimentación que se les resiste por los aranceles que aplica.

"Pedimos reciprocidad, los productos de Marruecos no tienen aranceles para ir a la UE", apunta Sánchez de Puerta. De abrir ese mercado se les cambiaría considerablemente el paisaje. En sus cálculos más optimistas, creen que tendrían margen para intentar vender al reino alauí casi tanto como lo que ahora producen en Villarrubia. O sea, todo.