El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha logrado calmar a los mercados financieros, con unos inversores que el jueves llevaron a la máxima expresión bursátil su miedo a que la desaceleración económica global acabe en una recesión. Durante un encuentro ante la American Economic Association, en el que también han participado sus antecesores Janet Yellen y Ben Bernanke, el actual presidente de la Reserva Federal (Fed) ha asegurado que la institución será "sensible a los riesgos bajistas", recordando que, aún así, el impulso económico sigue siendo sólido.
"Seremos pacientes mientras vemos cómo evoluciona la economía", ha asegurado Powell, indicando que la Fed no está en una senda predeterminada de alzas de las tasas de interés e insinuando que podría hacer una pausa en su proceso de ajuste, como ya hizo en 2016. "Siempre estamos preparados para cambiar la posición en política y hacerlo de forma de significativa si es necesario", ha insistido el funcionario, asegurando que "escuchamos seriamente los mensajes del mercado".
Powell también ha querido matizar la postura que defendió en la pasada reunión de diciembre del organismo monetario, en la que el banquero central insistió en que la reducción del balance de la Fed era ya imparable. Esta tarde, Powell ha asegurado que la Fed no dudará en cambiar su postura sobre el balance, actualmente situado en unos 50.000 millones de dólares mensuales, si consideran que la reducción "se ha convertido en un problema".
En lo referente a su cargo al frente de la Fed, Powell aseguró que no ha recibido ninguna comunicación directa de la Casa Blanca sobre su desempeño laboral, y precisó que no renunciaría ni aunque se lo pidiera el presidente Donald Trump.
El mandatario, que eligió a Powell para dirigir la Fed hace casi un año, ha criticado en reiteradas ocasiones tanto su labor como la del banco central, acusándolos de dañar a la economía al subir las tasas.