El frenazo de la Reserva Federal de EEUU (Fed) en su calendario de subida de tipos puede terminar convirtiéndose en marcha atrás. Así lo cree la expresidenta de la institución Janet Yellen. “Por supuesto que es ciertamente posible que el próximo movimiento sea un recorte”, ha explicado en una entrevista con CNBC.
La antecesora de Jerome Powell en el cargo tiene claro que, ante el actual escenario macroeconómico, todas las posibilidades están abiertas. Así lo ha explicado en el espacio ‘Power Lunch’ de la televisión estadounidense. Eso sí, Yellen apunta ciertas condiciones para que esto sea posible. Que “el crecimiento global realmente se debilita y eso se extiende a los EEUU, y las condiciones financieras se vuelven más restrictivas y vemos un debilitamiento en la economía”, ha explicado.
En cuanto a la marcha de la economía estadounidense, Yellen señaló que sigue siendo “fuerte”, pero que tiene dos grandes amenazas en el “debilitamiento” de China, y también de Europa. Con este telón de fondo, considera que el desencadenante de un radical cambio de discurso en la Fed estaría en “la desaceleración del crecimiento global”.
“Hasta ahora, los datos económicos de EEUU son sólidos y fuertes”, enfatizó Yellen. Así, recordó que la inflación se mantiene baja mientras que la tasa de paro se encuentra en mínimos de los últimos 50 años. Estas dos señales invitan a la expresidenta de la Fed a pensar que “aunque desde hace mucho tiempo esperamos que el crecimiento se desacelere en 2019, probablemente se producirá una expansión de alrededor del 3% o más”.
Incluso a pesar de este convencimiento, la neoyorquina reconoció que si en diciembre le hubieran pedido un pronóstico a tres meses como los que presenta la institución que presidió entre 2014 y 2018 “habría tenido un rango de incertidumbre muy amplio” que manejar. Por ello, ha explicado que probablemente habría presentado dos posibles escenarios.
Janet Yellen tomó las riendas de la Fed de manos de Ben Bernanke. Bajo su mando, EEUU redujo la tasa de interés a casi cero, cota en la que la su sucesora las mantuvo durante siete años con el objetivo de dotar de liquidez a la economía. Antes de su retirada comenzó a subir el precio oficial del dólar y sentó las bases para la progresiva reducción de balance del banco central.