Hace justo ocho años, el 16 de mayo de 2011, el Eurogrupo eligió por unanimidad al italiano Mario Draghi para suceder al francés Jean-Claude Trichet al frente del Banco Central Europeo (BCE). Ocho años después, la misma fecha, un 16 de mayo, acogerá otra reunión de los ministros de Economía y Finanzas de los países que conforman el euro, pero esta vez no se espera ninguna elección… y eso que ahora, como entonces, el mandato del actual presidente caducará el próximo 31 de octubre.
El tiempo, por tanto, apremia. Pero, al mismo tiempo, también impone paciencia, porque el calendario político, fundamentalmente, y la situación económica europea complican la sucesión. En 2011 las cosas tampoco estaban fáciles. Todo lo contrario, puesto que la Eurozona se encontraba en pleno proceso de rescate de los países periféricos –tras los de Grecia e Irlanda en 2010, Portugal lo pidió en abril de 2011-, pero la retirada del alemán Axel Weber para relevar a Trichet despejó el camino a Mario Draghi, que ya a finales de abril recibió el respaldo clave del presidente francés Nicolás Sarkozy. Es decir, el proceso estaba más claro.
Ahora, en cambio, nada está claro en Europa. La causa principal es evidente: la proximidad de las elecciones europeas, que se celebrarán entre los días 23 y 26 de mayo y que tienen ‘ocupados’ a los políticos y las instituciones de la región. Los ‘juegos de sillas’ y los repartos de poder que tendrán lugar tras el paso por las urnas, tan relevantes y tan tradicionales siempre en la arquitectura europea, influirán en la designación definitiva del ‘nuevo Draghi’.
"Las intenciones de Alemania serán cruciales. Si aspira a liderar el BCE, Weidmann parece imbatible; si no, el finlandés Rehn o el francés Villeroy de Galhau son los favoritos"
Fuentes conocedores de la situación reconocen a ‘Invertia’ que los líderes europeos tratarán las nominaciones de los nuevos altos cargos que deben nombrarse en los próximos meses en Europa en un encuentro informal que tendrá lugar el 28 de mayo. Es decir, justo después de las elecciones. Y lo previsto es que la elección oficial del presidente del BCE sea adoptada en el Consejo Europeo de los días 20 y 21 de junio.
Las intenciones de Alemania resultarán cruciales en este paquete de nombramientos que aguardan en las altas esferas europeas. Hasta la fecha, ninguno de los tres presidentes del BCE ha sido alemán, por mucho que la entidad lleve la esencia del Bundesbank –banco central alemán- en su ADN. Antes de Draghi y Trichet, el primer presidente fue el holandés Wim Duisenberg. Todo indicaría que esta vez ya le toca a un alemán, aunque todo dependerá de si en Berlín prefieren la presidencia del BCE antes que otros altos cargos europeos. Si optan por el bastón de mando del BCE, el actual gobernador del Bundesbank, Jens Weidmann, aparece como el candidato más firme para suceder a Draghi.
Si, por el contrario, Berlín prefiere otras ‘sillas’ en Europa, el abanico se amplía. En las últimas semanas ha emergido con fuerza un nombre conocido, el del finlandés Olli Rehn. Gobernador del Banco de Finlandia desde julio de 2018, fue el Comisario Europeo de Asuntos Económicos y Monetarios entre 2009 y 2014. Es decir, en plena crisis del euro, en la que fue un firme defensor de la ‘mano dura’ y la ortodoxia fiscal. Encaja, por tanto, con un perfil ‘halcón’, la etiqueta que se cuelga de la solapa de los banqueros centrales más ortodoxos y proclives a subir los tipos antes que a bajarlos, que puede ser del gusto de Alemania en caso de que finalmente no postule a Weidmann.
O no. Porque las circunstancias importan, y las que vive ahora la Eurozona obligan a hilar fino con el perfil. En medio de una notable ralentización económica, con un crecimiento que este año apenas superará el 1% según los pronósticos del BCE, los líderes europeos deben considerar si lo que conviene es un ‘halcón’ o si, por el contrario, resulta preferible un candidato menos duro; más ‘paloma’, es decir, más inclinado a bajar los tipos que a subirlos y a adoptar políticas monetarias más expansivas que restrictivas. La relevancia de este matiz es creciente teniendo en cuenta la desaceleración que sufre Alemania y el impacto potencial que una auténtica 'Guerra comercial' tendría en su economía, con lo que la figura de un 'halcón' no parecería la más precisa para sus intereses en estos momentos.
Con el aditivo de que la persona elegida relevará a Draghi, que desde 2011 ha dado un vuelco formidable a la estrategia y las políticas del BCE. Siempre alegando que lo ha hecho dentro del mandato de la institución, ha activado medidas nunca antes exploradas en la institución: operaciones de financiación bancaria a muy largo plazo, tipos de interés oficiales al 0%, tipos de interés de la facilidad de depósito en negativo, compras de deuda pública y privada en el mercado…
Varias de estas medidas continúan vigentes, con lo que las recibirá en herencia quien sustituya a Draghi. Su nombre aún es una incógnita. Pero se despejará en unas semanas. En cuanto pasen las elecciones europeas. Y comiencen los 'juegos de sillas'.