En junio de 2014, el Banco Central Europeo (BCE), ya por entonces presidido por Mario Draghi, exprimió con fuerza su arsenal monetario. En especial, y aunque hubo más, descerrajó tres medidas: rebajó los tipos de interés oficiales del 0,25% al 0,15%, situó por primera vez en negativo los tipos de la facilidad de depósito al recortarlos del 0% al -0,10% y convocó unas nuevas operaciones especiales de financiación bancaria (TLTRO).
Seguramente, Draghi pensó que todo aquello era provisional. O, al menos, lo deseó. La realidad, sin embargo, manda más que los deseos, por mucho que sea Draghi quien los manifiesta. Y cinco años después el Consejo de Gobierno del BCE vuelve a verse las caras en junio en un escenario similar al vivido entonces. Con sus diferencias, claro está, porque ahora los tipos oficiales están en el 0% y los de la facilidad de depósito se encuentran en el -0,40%, por ejemplo. Pero con la conexión de que ahora, como entonces, se espera que el BCE aporte detalles sobre la tercera ronda (TLTRO III) del programa de financiación bancaria cuya primera versión lanzó hace un lustro.
Draghi anunció esta tercera entrega en marzo de este año. Entonces dijo que se pondría en marcha en septiembre, pero dejó los detalles para más adelante. Ahora ha llegado el momento de darlos. Más que nada, porque la situación económica de la Eurozona permanece débil y la inflación ha seguido enfriándose, con lo que 'algo' hay que hacer, o por lo menos eso es lo que descuenta el mercado. Y esos detalles ya serán 'algo'.
RIESGOS Y MÁS RIESGOS
Pero se espera más. Porque el enfriamiento económico persiste y porque la inflación continúa bajando. En mayo, la tasa interanual pasó en la Eurozona del 1,7% al 1,2%, con la subyacente, que prescinde de la energía y los alimentos frescos por su mayor inestabilidad, por debajo del 1%.
¿Y qué se espera? Junto a las condiciones del TLTRO III, se esperan las nuevas previsiones del BCE, que se actualizan cada tres meses. En marzo rebajó del 1,7% al 1,1% el crecimiento esperado para le Eurozona en 2019 y del 1,6% al 1,2% su estimación para la inflación este año. Al margen de que ajuste aún más estas cifras, sin duda el BCE insistirá en la persistencia de los riesgos sobre el crecimiento. O como se dice en la jerga de los bancos centrales, su mensaje será 'dovish', es decir, blando y prudente.
"Draghi tiene la llave para que esta reunión sea la más importante del año. El mercado tiene muchas expectativas y, de no cumplirse, supondrá un jarro de agua fría"
Un terreno, en resumen, abonado para lanzar más medidas. O gestos. Como el de seguir retrasando una subida de los tipos que el mercado no ve ni la espera. Pero el caso es que, oficialmente, el BCE aún la tiene sobre la mesa. Hace un año la entidad se atrevió a anticipar que no los subiría "hasta al menos durante el verano de 2019", con lo que vino a decir que los elevaría en septiembre u octubre. En marzo de este año modificó esta hoja de ruta para decir que no los tocaría "hasta al menos el final de 2019".
Ahora maneja dos opciones con respecto a su orientación futura ('forward guidance') sobre los tipos: o posponer este supuesto repunte hasta bien entrado 2020... o descartarlo por completo. "Esperamos que el BCE amplíe las indicaciones sobre la orientación futura de su política monetaria al menos hasta finales de marzo de 2020", indica François Rimeu, estratega senior de La Française AM.
A partir de ahí las conjeturas se disparan. En los últimos meses se ha especulado con la posibilidad de que el BCE segmente el exceso de reservas existente, de 1,9 billones de euros al día, para que los bancos no paguen por todo ese dinero el interés del 0,40% que se deriva de que los tipos de la facilidad de depósito estén en el -0,40%. Se trataria de escalonar esa suma para aplicar un interés distinto a cada franja y aliviar así esta 'multa', que ahora asciende a 20 millones de euros al día -más de 7.000 millones al año-. Sin embargo, no parece que existe el suficiente grado de acuerdo en el Consejo de Gobierno para concretar esta medida.
¿Y bajar más los tipos? ¿Y retomar las compras netas de deuda (APP) interrumpidas en diciembre? Tampoco parecen las opciones más factibles, más que nada porque no se ha preparado el terreno para tanto. Ahora bien, con Draghi todo es posible, puesto que en sus casi ocho años de mandato ya ha demostrado que su 'chistera' es de lo más prolífica. "Draghi tiene la llave para que esta reunión de junio se convierta en la más importante del año. El mercado tiene muchas expectativas creadas que, de no cumplirse, supondrán un jarro de agua fría para los inversores", avisa Juan Ramón Casanovas, Head of Private Portfolio Management, Bank Degroof Petercam Spain.
UN ESTRENO COMPLICADO
Todo ello se discutirá y se planteará con un nuevo 'maestro de ceremonias'. En esta cita, que no se celebrará en la sede del BCE en Fráncfort (Alemania) sino en Lituania, se estrenará el nuevo economista jefe de la entidad, el irlandés Philip Lane, que acaba de sustituir al belga Peter Praet en una posición clave en el engranaje de la institución.
Como economista jefe, Lane, como antes Praet, prepara el material y las estadísticas en torno a los que se discute en las reuniones. Y, por su posición, el punto de vista que aporta ejerce una notable influencia en el Consejo. Lane viene avalado por su prestigio como académico y por su cualificación como experto en asuntos monetarios y macroeconómicos. Pero no lo tendrá fácil. Ni por el contexto económico. Ni por la tarea de tomar el testigo dejado por Praet. Ni por el compromiso que supone acompañar a Draghi en la recta final de su mandato y recibir a quien le suceda en noviembre. Casi nada.