Murat Çetiyanka ya es historia en el banco central turco. Cansado de que no le hiciera caso en su demanda de que bajara los tipos de interés, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, lo fulminó el fin de semana como gobernador de la institución monetaria. Hasta ese punto está llegando la presión de los líderes políticos sobre sus bancos centrales para que hagan lo que les piden, quebrantando así la supuesta independencia otorgada a estas entidades precisamente para que los gobernantes quedaran al margen de algo tan tentador como la gestión monetaria.
Ni siquiera la poderosa Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, escapa a esa realidad. Como en tantos otros terrenos, el presidente norteamericano, Donald Trump, lleva meses, un año ya, criticando a la Fed, primero por las subidas de los tipos que ejecutó en 2018 y luego, ya en 2019, por no reducir los intereses. Porque Erdogan ya ha actuado, pero en los últimos meses los rumores y las especulaciones acerca de que Trump ha preguntado a sus asesores si puede despedir al 'jefe' de la Fed, Jerome Powell, han sido continuos.
Y así, con la decisión de Erdogan aún caliente y con Trump a la expectativa de lo que diga, Powell comparece este miércoles ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes de EEUU. El mercado no pestañeará para seguir una cita en la que, sin duda, el presidente de la Fed tendrá que aclarar sí o sí cuál será su decisión en la reunión de política monetaria que la entidad celebrará los días 30 y 31 de julio. Sus mensajes precederán además a las actas de la última reunión, que tuvo lugar a mediados de junio y que también se conocerán este miércoles.
EN SU TERRENO
Acostumbrado a jugar fuerte, Trump se siente a gusto en estas lides. Pero está vertiendo toneladas de presión sobre Powell y sus compañeros de la Fed. Tanto, que se da por hecho que la entidad hará realidad sus deseos y recortará los tipos en el cónclave monetario que celebrará a finales de julio. El mercado así lo cree, porque otorga una probabilidad del 100% a que reduzca los tipos del 2,25-2,50% actual al 2-2,25% o al 1,75-2%. Este miércoles, con el discurso de Powell y las actas de junio, aportará mucha más información para saber si el mercado, con su pleno convencimiento, está en lo cierto.
"Si baja los tipos en julio, será inevitable pensar que lo hace para contentar a Trump; si no los baja y el mercado corrige, Powell será el gran 'culpable' y desatará la furia de Trump"
Lo que ya es seguro es que este escenario provoca un dilema colosal a la Fed. Sobre todo, porque algunas de las últimas estadísticas, como los 224.000 empleados creados en junio, por encima de los 160.000 esperados, no dejan tan clara la necesidad de abaratar el precio del dinero en la primera economía mundial, que por otra parte consigue en julio el hito de alcanzar el ciclo expansivo más largo de su historia, con 121 meses consecutivos de crecimiento. La pregunta, por tanto, es obligada: ¿de verdad la economía de EEUU necesita ya una rebaja de los tipos?
Todo ello complica la decisión de la Fed. Pero nada como la presión de Trump, que actúa de este modo pensando en debilitar al dólar, por un lado, y en preparar el camino hacia su reelección en 2020, por otro. Incluso aunque en realidad la institución llegue a la conclusión de bajar los tipos por su propio criterio, será inevitable pensar que en realidad lo hace para contentar a Trump, con lo que su credibilidad y su autonomía quedarán tocadas. Ahora bien, si no los reduce en julio y el mercado corrige, con fuertes caídas en las bolsas y una apreciación del dólar, porque ha descontado esta rebaja y se siente decepcionado, Powell quedará señalado como el 'culpable' y Trump mostrará su cólera, con la sombra de Erdogan proyectándose sobre él.
La decisión final no se conocerá hasta las 20 horas del miércoles 31 de julio. Pero esa decisión empezará a tomarse este miércoles, tres semanas antes, con los mensajes que Powell enviará desde las 16 horas -hora española-.