Trump lo ha vuelto hacer. Un día más ha cargado contra la Reserva Federal de EEUU (Fed) por lo que él considera un flagrante pasotismo frente a las iniciativas que las instituciones económicas de otros países están desplegando para prolongar el ciclo expansivo.
De nuevo, el presidente de EEUU ha puesto el foco en China, donde el Gobierno acaba de revelar un ambicioso plan de estímulos económicos que incluye un especial énfasis en potenciar el consumo interno. La hoja de ruta de Pekín también ha incluido iniciativas de carácter monetario que se traducen en la inyección de casi 115.000 millones a la economía nacional.
A través de un mensaje en su cuenta personal de la red social Twitter, Trump ha acusado a la Fed de “sentarse y ¡no hacer nada!” mientras “China acaba de promulgar un importante plan de estímulo”. Un programa que el líder estadounidense ha considerado necesario por “todos los aranceles que ELLOS pagan a EEUU”. Una factura que ha cifrado en “miles y miles de millones de dólares”.
El programa desplegado por China consta de veinte medidas encaminadas a acelerar el cambio de modelo de la economía nacional y estimular el consumo doméstico. Así se prevé la eliminación de las restricciones a la compra de automóviles, más impulso al comercio electrónico, así como la transformación en centros comerciales de infraestructuras en desuso la adecuación de los horarios de atención al público.
Adicionalmente, el Banco Popular de China, el banco central del país asiático, ha decidido inyectar liquidez por 900.000 millones de yuanes -unos 114.600 millones de euros al cambio- en la economía del país. Una maniobra a la que llegará mediante la rebaja en 50 puntos básicos de la ratio de reservas obligatorias de los bancos, que son los depósitos mínimos que todas las entidades que operan en el país deben mantener en las cuentas del organismo monetario.
El presidente estadounidense lleva meses insistiendo a la Fed, y también a su presidente Jerome Powell, para que rebaje los tipos de interés oficiales del dólar y así ganar músculo económico en un momento en el que se atisba el abismo de la recesión. En este sentido, el mandatario republicano tampoco ha dudado en culpar a la institución monetaria de haber consentido la "loca" curva invertida. Los analistas esperan que la presión vaya en aumento conforme se acerque la fecha clave del próximo 18 de septiembre, cuando el banco central debe decidir sobre los tipos de interés y eventuales políticas monetarias a desplegar.