La Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, ha tenido que actuar por segundo día consecutivo para aplacar las tensiones que se están registrando en el mercado estadounidense de financiación a corto plazo. A través de la Fed de Nueva York, que es su brazo ejecutor en estos casos, ha inyectado 75.000 millones de dólares.
Esta suma se añade a los 53.150 millones que ya bombeó el martes, con la diferencia de que ayer ofreció hasta 75.000 millones y no cubrió esta cantidad porque no hubo tantan demanda, y hoy ha suministrado 75.000 millones con una demanda por 80.000 millones.
Con estas inyecciones, la entidad presidida por Jerome Powell trata calmar la escasez de dólares que se está viendo en los mercados estadounidenses de financiación a corto plazo, que provocan una consecuente subida de los costes de financiación por encima de los tipos que establece el banco central. Con el suministro de este dinero, la Fed procura abastacer de dólares al sistema y promover 'sus' tipos de interés para tener controlado un segmento del mercado clave para la financiación de los bancos y las empresas a corto plazo.
Este tipo de operaciones acapara la atención por su montante, que evoca las inyecciones especiales que la Fed tuvo que llevar a cabo en 2008 y 2009 para contener los drásticos efectos de la crisis financiera. En este caso, y a la espera de ver cómo evolucionan los acontecimientos, las tensiones que se están viendo se atribuyen a factores transitorios, como las últimas subastas de deuda pública estadounidense o el fin del plazo de las compañias para presentar sus declaraciones fiscales, que han drenado liquidez del sistema.