Y lo más curioso es que, no en la formas pero posiblemente sí en el fondo, Donald Trump tenía razón. El presidente de EEUU lleva más de un año criticando la política de la Reserva Federal (Fed), el banco central norteamericano. No entendía que siguiera retirando dinero de la economía -reduciendo su balance- y encareciendo los costes de financiación -subiendo los tipos de interés-. Demandaba, y prácticamente exigía, lo contrario. A su manera, con furia, con malas, muy malas formas, con ataques desconocidos hasta la fecha, puesto que la Casa Blanca siempre se ha cuidado muy mucho de criticar o cuestionar a la Fed en público. Pero el caso es que ahora, en octubre, la Fed puede acabar dándole la razón.
Lo ha confirmado su presidente, Jerome Powell, en un discurso pronunciado en la noche del martes, en el que constató el acelerado cambio de actitud en la Fed. Porque no hace tanto, en 2018, la entidad subió los tipos en cuatro ocasiones. Es más, hasta marzo de este año su intención pasaba por elevarlos dos veces más en 2019. Y en cuanto al balance, lo estuvo reduciendo hasta agosto, drenando así liquidez al sistema tras haberlo engordado de los 0,9 a los 4,5 billones de dólares durante la crisis para luego adelgazarlo hasta los 3,75 billones entre finales de 2017 y este verano.
Ahora, casi sin transición, la Fed está de vuelta. Ya ha bajado los tipos dos veces, en julio y septiembre, y está en marcha otra rebaja, la de finales de este mismo mes, a la que posiblemente seguirá otra en diciembre. Y así, un año después de haber aumentado los intereses cuatro veces, los habrá reducido otros cuatro. Por ahora, el mercado otorga una probabilidad del 86% a que la Fed abarate el precio del dinero en la cita de octubre.
Pero hay más. Confirmando que ha activado ya el ‘modo crisis’, Powell anticipó el martes que vuelve a ser el momento de ampliar el balance de la Fed. Las restricciones de liquidez sufridas en las últimas semanas, que han obligado a la entidad a bombear ya más de un billón de dólares en los mercados monetarios para abastecerlos de los dólares que demandan y no encuentran, van a empujar al banco central norteamericano a reanudar las compras de activos en el mercado para reforzar la liquidez del sistema y contener esas tensiones.
"Quiero enfatizar que el crecimiento de nuestro balance con el propósito de gestionar las reservas bancarias no debe confundirse de ninguna manera con la compra de activos a gran escala que implementamos después de la crisis financiera"
¿Cuándo lo hará? Apuntalando este vertiginoso cambio de rumbo, "pronto", admitió Powell el martes. Tan pronto como este mismo mes, en la reunión de política monetaria de los días 29 y 30 de octubre, que se presentaba como de transición, tras las dos últimas bajadas de los tipos, pero que ahora adquiere un renovado protagonismo conforme los acontecimientos y las estadísticas económicas evidencian que el deterioro de la situación también está siendo más acelerado de lo previsto.
NO LE LLAMES 'QE4'
Su balance, de hecho, ya viene creciendo en las últimas semanas al abrigo de las operaciones especiales de financiación que está ejecutando desde mediados de septiembre. Como consecuencia, el balance ha pasado ya de 3,75 a 3,945 billones de dólares.
De lo que se trata ahora es de dar continuidad a este movimiento con un programa más estable. Powell, eso sí, se esforzó el martes para dejar claro que sea lo que sea lo que anuncie la Fed no se tratará de otro programa de expansión cuantitativa (QE) como los tres sucesivos que ejecutó entre 2008 y 2014 -QE1, QE2 y QE3-. Vamos, que no se le podrá llamar a QE4. "Quiero enfatizar que el crecimiento de nuestro balance con el propósito de gestionar las reservas bancarias no debe confundirse de ninguna manera con la compra de activos a gran escala que implementamos después de la crisis financiera", defendió Powell.
Entre 2008 y 2014, la Fed se lanzó a comprar deuda pública y privada por un valor total de 3,5 billones de dólares. De lo que se trataría ahora, en un principio, sería de realizar operaciones de compra de deuda pública a corto plazo en el mercado para suministrar la liquidez suficiente con la que reforzar el mercado monetario y evitar las restricciones de las últimas semanas. Es decir, consistiría, al menos por ahora, en un programa más fino y menos cuantioso... aunque el fin vendría a ser el mismo: proporcionar liquidez ampliando el balance de la Fed. Se le podrá llamar QE4. O no. Cuestión de matices, que siempre importan. Aunque lo más relevante es que estas compras, combinadas con las bajadas de los tipos, devuelven a la Fed al 'modo crisis' que desplegó entre 2008 y 2014. .