Utilizada por primera vez en Japón a principios de la década de 2000 y aplicada unos años más tarde por el entonces presidente de la Reserva Federal de los EEUU, Ben Bernanke, la flexibilización cuantitativa (QE) se ha convertido en uno de los principales instrumentos de política monetaria para estimular la economía.
Pero, ¿cuál ha sido el impacto de la compra masiva de activos de los bancos centrales en la liquidez del mercado y los precios de los bonos?
De acuerdo con el informe publicado por el Banco Central Europeo (BCE) esta semana, inicialmente, la liquidez mejora en respuesta a la demanda del banco central. Sin embargo, como el banco central mantiene los bonos en su balance, el programa de compras reduce la cantidad de posibles vendedores y la liquidez disminuye con el tiempo.
La participación de los inversores con hábitat preferido tiene implicaciones para la forma en que la QE afecta a los rendimientos
Como resultado, la liquidez puede caer por debajo de los niveles iniciales. La magnitud de los efectos depende de la presencia de inversores con hábitat preferido (como los fondos de pensiones o compañías de seguros con una vocación más conservadora y de largo plazo).
Del mismo modo, una gran proporción de inversores con hábitat preferido -o sea, inversores que prefieren bonos con características específicas, siendo reacios a vender sus bonos preferidos- empeora el déficit de liquidez ya que las tenencias de activos del banco central reducen la oferta de bonos. A la inversa, la QE mejora la liquidez cuando la participación de los inversores con hábitat preferido es inicialmente menor. De tal manera que la participación de los inversores con hábitat preferido tiene implicaciones para la forma en que la QE afecta los rendimientos y la liquidez.
Por otro lado, como bien indicó el Banco de España en su informe anual de 2015, cuando el banco central adquiere valores, lo hace a cambio de reservas en el propio banco central, que normalmente no constituyen un sustituto perfecto del activo adquirido. Por ello, los inversores inician un proceso de recomposición de sus carteras en el que tratan de reinvertir dicha liquidez.
Bien sea adquiriendo el mismo tipo de valor vendido o mediante otros sustitutos más o menos cercanos, lo que tiende a provocar una presión a la baja sobre la rentabilidad del conjunto de activos (al alza sobre el precio). La magnitud de los efectos dependerá de características específicas de los activos adquiridos, tales como el riesgo de crédito y la duración.
Como resultado, la flexibilización cuantitativa lleva a una disminución de los rendimientos de los bonos, mientras que tiene efectos contrarios en la liquidez del mercado. De hecho, lo podemos comprobar en el rendimiento de los bonos del gobierno de los EEUU en las tres QE (25 de noviembre de 2008, 3 de noviembre de 2010 y 13 de septiembre de 2012).
Teniendo en cuenta que dicho informe del BCE ha sido publicado hace un par de días, es de esperar que veremos una situación parecida con el QE actual. Por el momento, lo que preocupa más a los mercados es que el banco de Alemania pueda interrumpir las compras de deuda soberana dentro de ese programa en un plazo de tres meses a menos que el BCE pueda justificar que esas adquisiciones son necesarias.
***Igor Kuchma es analista de Trading View.