El Banco Central Europeo (BCE) ya contempla que "la inflación seguirá en negativo hasta comienzos de 2021". Y es que este jueves ha certificado que "la recuperación está perdiendo fuerza más rápido de lo esperado". Un panorama adverso ante el que ha urgido a los políticos europeos a que los fondos de reconstrucción comunitarios "comiencen a estar operativos sin retrasos".
La responsable de esta llamada a la acción ha sido de Christine Lagarde, la presidenta del BCE. Aunque se ha mostrado contundente en cuanto a que en diciembre "recalibrará" el alcance de todas sus herramientas de estímulo, ha insistido en la necesidad de la activación del plan Next Generation, así como en el acompañamiento de medidas fiscales implementadas por gobiernos nacionales.
Lagarde ha defendido que la combinación de las herramientas desplegadas por el BCE junto con estas medidas para conseguir "una recuperación más rápida, más fuerte y más uniforme". "Es vital", ha sentenciado, para luego añadir que, "ya que se ha alcanzado el acuerdo, hay que asegurar la eficiencia en la implementación de los fondos", ha insistido la exministra francesa.
Unanimidad
Después de reconocer "vientos de cara" que dificultan la remontada económica, especialmente en el sector servicios como consecuencia del regreso a las medidas de confinamiento y restricción social, Lagarde ha sido categórica al apuntar a diciembre. "Actuamos con contundencia en la primera ola y lo haremos en la segunda", ha afirmado.
En este sentido, la presidenta del organismo vigilante del euro ha sido tajante al explicar que todos los miembros del Consejo de Gobierno han estado de acuerdo en dejar para diciembre la revisión de sus instrumentos. "No hemos discutido ningún cambio en absoluto, todo el consejo estaba de acuerdo en recalibrar en diciembre", ha afirmado.
"Estamos listos"
Sin embargo, dado lo imprevisible de la evolución de la pandemia, ha dejado claro que el BCE estaría en condiciones de actuar antes, y por sorpresa, si fuese necesario. A una pregunta sobre la lejanía de la cita señalada, la francesa no ha dudado en señalar que "uno de los beneficios de encontrarnos remotamente" es que "si se necesita, si tenemos que reunirnos rápido, lo haremos, nos pondremos en marcha. Estamos listos para ello", ha subrayado.
Si bien el objetivo de dejar las decisiones de peso para diciembre es poder contar con un cuadro macroeconómico más claro sobre las implicaciones de esta segunda ola de la Covid-19, la presidenta del BCE ya ha dejado entrever algunos números sobre su mesa. Más allá de la previsión sobre la inflación, que ha defendido que no se trata de un escenario de deflación, ha anticipado otros datos.
PIB, al alza
Lagarde ha adelantado que el PIB de la Eurozona para el tercer trimestre del año que verá la luz mañana "podría sorprender al alza". Sin embargo, ha reconocido que "los números del cuarto trimestre serán a la baja, porque en noviembre se notará el impacto de las medidas de contención" que se están tomando en la actualidad. En este sentido, ha apuntado sobre todo a la caída del consumo y la contracción de la actividad en el sector servicios.
Estas son las circunstancias por las que ha defendido la necesidad de estudiar en profundidad qué herramientas alterar a partir de diciembre. "Contemplamos todo, todos los instrumentos que tenemos, con todo su alcance". Un escenario en el que ha reconocido qeu el Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP) es "especialmente relevante" por su misma naturaleza.
Objetivo de inflación
Con esta tarea de revisión en marcha, Lagarde ha explicado que "es demasiado pronto" y hasta "prematuro" pensar en la revisión de estrategia que el organismo tenía en marcha y la pandemia frenó en seco.
Aunque ella misma se ha mostrado partidaria de poder seguir los pasos de la Reserva Federal de EEUU (Fed) y permitir temporalmente una inflación superior al 2% para compensar las tasas negativas actuales. Este jueves, ha señalado desde la sede del BCE en Fráncfort que ese debate "vendrá en una etapa posterior".
Tampoco ha habido en el discurso de Lagarde ni una sola referencia al posible 'banco malo' europeo que están barajando algunos expertos del organismo y que ya se valoró en la crisis financiera de 2009. En su lugar, ha defendido el potencial de las subastas de liquidez TLTRO III.
Además de mencionar, como rezaba el comunicado emitido por el organismo, que "siguen siendo una atractiva fuente de financiación para los bancos", ha explicado que "no son sin condición como he oído por ahí". Es así que ha explicado que el BCE evalúa que realmente las entidades que los perciben estén contribuyendo a "fomentar la financiación de empresas y familias; y no solo las grandes corporaciones y los ricos, sino también las pymes y los emprendedores", entre otros.