Ya ha concluido el Foro de Sintra que cada año organiza el Banco Central Europeo (BCE) y el fin de fiesta ha corrido a cargo de los principales banqueros centrales del Mundo. En una mesa redonda, la presidenta de la institución europea, Christine Lagarde, y el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, han considerado que la entrada en recesión de ambas economías es el escenario menos probable. Asimismo, han advertido de que nuevas subidas de tipos son posibles.
Sin salirse del guión previsto, Lagarde ha aprovechado su intervención para reiterar lo que ya afirmó en su discurso del martes, en el que advirtió de que es pronto para que los incrementos de los tipos de interés se frenen.
Este miércoles la ex directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha insistido en que el BCE podría elevar los tipos de interés en julio si no se aprecian “evidencias tangibles de la caída de la inflación subyacente”.
Para septiembre, Lagarde no se ha comprometido a avanzar decisiones. Algunos responsables de la política monetaria de la eurozona, en diferentes intervenciones a lo largo del foro, sí han ido un paso más allá al anticipar que será necesaria una nueva alza a la vuelta del verano.
El BCE ya ha subido los tipos de interés 400 puntos básicos desde julio de 2022, hasta situar la facilidad de depósito -la tasa que el mercado usa como referencia- en el 3,5%. Se trata del ciclo más rápido de incrementos de la historia del instituto emisor.
Además de hablar sobre el futuro de los tipos de interés, Lagarde ha tratado la situación económica de la eurozona. A pesar de que el bloque del euro está “estancado”, el escenario base del BCE no incluye una recesión, aunque “es parte del riesgo que existe”. De hecho, los PMI “no dan grandes esperanzas de que haya una recuperación fuerte”.
Según ha explicado Lagarde, la eurozona no entró en recesión técnica en invierno -a pesar de sumar dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, el cuarto de 2022 y el primero de 2023-, sino que simplemente se frenó.
Dos subidas consecutivas
Como su homóloga europea, Powell ha considerado que una recesión "no es el caso más probable, a pesar de que es posible". "Hay una probabilidad significativa de que también haya una recesión, pero para mí no es el caso más probable", ha resumido Powell, quien ha asegurado que "ni siquiera estaba pensando en un aterrizaje forzoso" de la economía estadounidense.
De la misma manera que Lagarde, ha reiterado el mensaje lanzado la semana pasada, cuando intervino ante los legisladores estadounidenses. Así ha indicado que tras la pausa de junio, es probable que la Fed siga elevando los tipos de interés, un alza que dependerá de los datos económicos.
Los propios miembros del Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed (FOMC, por sus siglas en inglés) contemplan dos incrementos más de las tasas de referencia antes de que termine el año. Los inversores, por su parte, sólo anticipan un nuevo aumento más hasta diciembre.
Pero en Sintra Powell ha ido un paso más allá al considerar que la Fed podría ejecutar esas dos subidas de tipos de forma consecutiva. De cumplirse el escenario contemplado por Powell, los tipos de interés se situarían en septiembre en el rango de entre el 5,5% y el 5,75%, niveles no vistos desde 2001.
De Inglaterra a Japón
Lagarde y Powell han compartido mesa, e ideas, con Andrew Bailey, el gobernador del Banco de Inglaterra. Y, como ellos, el banquero central británico ha subrayado que la institución que preside hará todo lo necesario para llevar la inflación al objetivo del 2%.
Con tal fin, hace menos de una semana, la conocida como vieja dama de Threadneedle Street -por la ubicación de su sede-, sorprendió con una subida de tipos de 50 puntos básicos. Elevó así el precio del dinero al 5%, niveles no vistos desde 2008, a fin de controlar la inflación interanual en el Reino Unido, que el pasado mayo se situó en el 8,7%.
Como en el caso del BCE y de la Fed, el Banco de Inglaterra actualmente no pronostica la entrada en recesión de Reino Unido, aunque en la institución observan las previsiones “con mucho cuidado".
De la tónica de estos tres banqueros centrales se ha desmarcado el gobernador del Banco de Japón, Kazuo Ueda. No en vano, la situación en el país del sol naciente es muy diferente al de las potencias occidentales.
Con una inflación por debajo del 2%, el Banco de Japón mantiene su política monetaria con tipos de interés de referencia negativos desde 2016.
Exactamente, los tipos de interés a corto plazo se sitúan en el -0,1%, mientras que el Banco de Japón continúa con su cuantioso programa de compras de bonos. “¿Cuánto es demasiado?”, ha bromeado Ueda sobre el tamaño del balance de la institución.
Asimismo, se ha felicitado por la buena marcha de la economía japonesa, que se ha expandido ligeramente por encima de su potencial con unas expectativas de inflación cero.