Bruselas

El Banco Central Europeo (BCE) ha ejecutado este jueves su primera rebaja de tipos (un cuarto de punto, hasta situar la tasa general en el 4,25%) en el nuevo ciclo de relajación de su política monetaria. Pero lo hace justo al mismo tiempo que empeora sus previsiones sobre inflación, que no bajará al objetivo del 2% hasta la segunda mitad de 2025. Una contradicción a la que no ha sabido responder Christine Lagarde.

Eso sí, la presidenta del BCE se ha esforzado, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, en alejar la posibilidad de un segundo recorte de tipos en la próxima reunión del 18 de julio. Lagarde ha insistido en que necesitará más datos antes de cualquier nueva rebaja y ha augurado un "camino accidentado" a la hora de dominar por completo la inflación.

"La inflación interna sigue siendo alta. Los salarios siguen aumentando a un ritmo elevado, compensando el aumento pasado de la inflación. Debido a la naturaleza escalonada del proceso de ajuste salarial y al importante papel de los pagos extraordinarios, es probable que los costos laborales fluctúen en el corto plazo, como se vio en el repunte de los salarios negociados en el primer trimestre", ha admitido Lagarde. Los salarios sólo se moderarán a partir de finales de año y en 2025.

[El BCE cumple con el guión: ejecuta el primer recorte de tipos en ocho años y los deja en el 4,25%]

La decisión de recortar los tipos este jueves ha sido apoyada por todos los miembros del Consejo de Gobierno menos uno, del que Lagarde no ha querido desvelar su identidad. De cara al futuro, todos están de acuerdo en que la senda futura de rebajas dependerá de los datos y se decidirá reunión a reunión. "No ha habido ningún disenso en ese frente", asegura la presidenta.

"Lo que estamos haciendo es moderar el nivel de restricción (en la política monetaria). ¿Cuánto tiempo costará esto? No puedo decirlo ahora. ¿A qué velocidad ocurrirá? Tampoco puedo decirlo. Dependerá de los datos", ha explicado Lagarde. "Sabemos que va a ser un camino accidentado (para rebajar la inflación al objetivo del 2%). Los próximos meses serán accidentados y lo sabemos", ha insistido.

Antes de cualquier nuevo recorte de tipos, el BCE necesitará "datos suficientes" que corroboren que "el proceso de inflación se materializa y justifica nuevas decisiones". Lagarde admite que las reuniones en las que el BCE cuenta con más datos son aquellas en las que se publican nuevas previsiones (es decir, en septiembre y en diciembre), pero no ha querido limitar su margen de maniobra para actuar en otros momentos.

"Vamos a examinar múltiples datos, no solo los salarios. Pero los salarios son enormemente importantes en un mercado laboral ajustado. En particular en los servicios, que son un componente importante en el indicador (de inflación) y que están subiendo", apunta la presidenta. 

"Aunque los salarios siguen siendo elevados, consideramos que están en una senda descendente, y eso ocurrirá particularmente en 2025", ha insistido Lagarde.

"Nos tomamos la lucha contra la inflación extremadamente en serio. Si hay algo que he aprendido en este trabajo es que tenemos que ser persistentes, determinados y dependientes de los datos. Pero no podemos renunciar a nuestro objetivo. Y nuestro objetivo es domar la inflación y reconducir el nivel de precios al objetivo del 2%", ha zanjado la presidenta del BCE.