Más allá de cómo se convalide en el Congreso de los Diputados, la reforma laboral del Gobierno está en marcha. El objetivo: revertir el alto volumen de contratación temporal que se produce en España. ¿En qué se va a traducir esta 'revolución' legislativa en le campo de los contratos, que quedan reducidos a tres? Por lo pronto, en un importante impulso de los contratos fijos discontinuos, pero también existe el riesgo de que se acabe desarrollando la economía sumergida, a pesar del incremento de las sanciones.
Así lo indican fuentes de las empresas de trabajo temporal (ETT) consultadas por EL ESPAÑOL-Invertia. Admiten que la reforma laboral va a suponer un esfuerzo de adaptación para estos entes pero, también, una eventual oportunidad para llegar a más empresas que se van a ver obligadas a reorganizar sus plantillas de acuerdo a la nueva legislación.
"Entendemos que es una transición que se puede hacer sin grandes sobresaltos ni grandes problemas", indica Valentín Bote, director de Randstad Research. Al final "puede suceder, y sucederá", que las ETT contratarán fijos discontinuos, una de las bazas para 'sustituir' los contratos temporales, para 'suministrar' recursos a las empresas según sus necesidades.
Para Álvaro Álvarez, secretario general de Manpower, la reorganización a la que se obliga al mercado laboral puede permitir a las ETT a colaborar en la gestión de recursos humanos de determinadas empresas, de pequeño tamaño, que recurrían mucho al contrato temporal. "Se podría ampliar nuestro abanico de clientes", indica.
A esto se suma que la ETT podrá ofrecer una ventaja añadida al trabajador fijo discontinuo que 'fiche' por ellas en vez de por una empresa directamente. Según explica Álvarez, la ETT podría seguir proporcionando trabajos en otras empresas, con su correspondiente salario, cuando el empleado se encuentre en la fase de 'desconexión' de su empresa titular, en la que no cobra nada.
Diferencias
Sin embargo, hay otros cauces de la transformación de la temporalidad en los que Álvarez y Bote divergen. El secretario general de Manpower es optimista y considera que la nueva legislación de contratos, que también introduce los nuevos ERTE, servirá para romper la cultura de la temporalidad laboral.
En cambio, el temor de Bote parte de la transformación de los contratos por obra y servicio, que desaparecen tras la reforma laboral. Las estimaciones de Randstad indican que solo un tercio de los trabajadores contratados por esta figura pasarían a fijos discontinuos. Y las opciones que restan pueden ser "deseables, neutras e indeseables".
El problema es que, además de casos en los que los trabajadores se puedan encajar en otras figuras laborales, habrá trabajadores que puedan acabar "en la economía sumergida" en determinados sectores. El trabajo de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, sumado al incremento de las sanciones, será clave.
Además, puede que se destruyan puestos de trabajo que se acaben supliendo a través de "horas extra" de los trabajadores con los que la empresa cuenten fijo. O que se reduzca la actividad para no tener que hacer dichos contratos.
De hecho, el experto de Randstad alerta de que "podemos encontrarnos con que algunas empresas externalicen determinadas actividades en vez de contratar". Algo que para determinados servicios (como los de los programadores informáticos) puede conducir a la "deslocalización" en algunos casos.
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