Los menores de 29 años gastan al año 1.007 euros más que antes de la pandemia. En 2019, el gasto medio anual de un joven de entre 16 y 29 años fue de 11.667,99 euros. En 2022, ese desembolso fue de 12.675,94 euros, un 8,64% más, según los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF). El incremento no se debe tanto a una mejora de su poder adquisitivo sino a una estabilización de su situación laboral.
La falta de garantías de un contrato indefinido, el miedo al despido y las dificultades para encontrar otro empleo frenaban hasta hace poco el gasto de los jóvenes y derivaban los salarios hacia el ahorro. Sin embargo, la reforma laboral, en vigor desde 2022, cambió esta tendencia y elevó los niveles de gasto, sobre todo de los jóvenes, como apunta el Banco de España en un informe reciente.
Los menores de 30 años pasaron de la incertidumbre laboral a trabajos estables. En 2022, los contratos indefinidos a este grupo de población se dispararon un 300,23%, con 2.572.384 contratos firmados. Los temporales, aunque siguen siendo mayoría, se redujeron un 33,82%, hasta los 4.224.814. Todo en un sólo año de reforma laboral.
La presidenta del Consejo de la Juventud de España, Andrea Henry, coincide en el diagnóstico del Banco de España. "Creemos que la reforma laboral ha favorecido mucho la situación de trabajo de los jóvenes. Mejora la estabilidad, no sólo la económica, sino también la mental", comenta a EL ESPAÑOL-Invertia.
La firma de un contrato indefinido ofrece a los jóvenes algo más que un trabajo a largo plazo. Un empleo permanente les permite también proyectar el futuro y gastar en el presente, algo que en el pasado estaba constreñido por la incertidumbre, como identifica el secretario confederal de juventud de CCOO, Adrià Junyent.
"Empieza a cambiar. La sensación subjetiva de ser indefinidos da cierta seguridad de no quedarte en el desempleo. Ayuda tanto a la gente joven como a la economía en general", sostiene Junyent a EL ESPAÑOL-Invertia.
La percepción es la misma en UGT. "La seguridad hace que los jóvenes consuman más", apunta la secretaria confederal, Patricia Ruiz. Al igual que el resto de expertos consultados, también responsabiliza de la mejora a la reforma laboral, que, a su juicio, ha favorecido que los jóvenes incrementen su gasto.
Ruiz contrapone esta situación con la de los últimos 15 años, cuando los únicos que aumentaban su gasto año a año eran los pensionistas. De hecho, entre 2019 y 2022, el gasto de los mayores de 65 años creció un 8,11%, hasta 14.863,18 euros, ligeramente por debajo del 8,64% de los menores de 29 años.
En el tramo de 30 a 44 años, los gastos por persona repuntaron un 5,73%, hasta los 11.634,77 euros, el desembolso más bajo. En porcentaje, la subida más contenida en el gasto fue la de la franja de 45 a 64 años, con un 2,69%, hasta los 12.460,77 euros.
Impulso del SMI
La estabilidad laboral comienza a ser una realidad en la vida de los menores de 29 años, pero la precariedad persiste. El 72,67% de los jóvenes considera que los sueldos son muy bajos y ven en España un "país hostil" para la gente de su edad, según un sondeo del sindicato USO.
Los sindicatos y el CJE también creen que los bajos salarios siguen siendo un problema para el desarrollo de la vida de los jóvenes, aunque valoran la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a lo largo la legislatura. En la actualidad, esta renta mínima se sitúa en 1.090 euros mensuales.
Henry avisa de que con esa cantidad resulta complicado llegar a final de mes. "Un alquiler medio es de 920 euros más unos 141 euros de suministros. Necesitamos 1.050 euros sólo para alojamiento y suministros", precisa.
Las cuentas no cuadran, porque a esos más de 1.000 euros para un techo hay que sumarles comida, estudios, ocio y otros gastos sobrevenidos. "Necesitamos unos 1.500 euros o 1.600 euros para cubrir comida y primeras necesidades", reclama la presidenta del CJE.
En CCOO, también señalan que las distintas subidas del SMI han mejorado la vida de los jóvenes, que en buena medida son los perceptores de esa renta, pero señalan que todavía "queda camino por recorrer" para asegurar "un presente de dignidad" a los menores de 30 años.
Junyent denuncia que los jóvenes acumulan una importante pérdida de poder adquisitivo en los últimos años y admite que "es imposible vivir con 1.000 euros al mes". Además, cuestiona el funcionamiento de los complementos de antigüedad. "No estamos en contra, pero genera discriminación entre jóvenes y adultos", precisa.
Ruiz, de UGT, reconoce que el gasto por parte de los jóvenes ha ido en aumento desde 2022, aunque al mismo tiempo reclama que los salarios sigan al alza. La secretaria confederal de UGT confía en que el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), firmado en mayo entre la patronal y los sindicatos, se traslade a unos sueldos golpeados desde hace meses por la inflación.