El envejecimiento de la población y la menor entrada de mano de obra joven al mercado laboral, por la propia composición demográfica, obliga a buscar nuevas fórmulas para aprovechar "las ganancias de la longevidad", como señalan desde la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). En su último estudio, el grupo de pensamiento propone un nuevo contrato que compatibilice la pensión con el cobro de un salario para flexibilizar la jubilación.
La salida de la vida laboral se hace, en la mayoría de los casos, de manera drástica, al pasar de una jornada de trabajo completa a la jubilación de un día para otro. Por eso, Fedea defiende pasarelas para adaptar la jubilación a la realidad actual, tanto del sistema de la Seguridad Social como al estado físico y psíquico de los trabajadores.
Fedea expone en su estudio "Envejecimiento y Jubilación" varias propuestas para revertir la "ineficiente legislación actual", como un "nuevo contrato laboral plenamente compatible con la pensión, para que el jubilado activo pueda seguir trabajando, si quiere", como ha señalado el economista de Fedea Sergi Jiménez-Martín, durante la presentación del documento.
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Esta nueva modalidad contractual que esboza Fedea en su estudio busca que el jubilado activo pueda seguir trabajando "a tiempo completo o parcial", ya sea en la misma empresa o en otra, por cuenta ajena o propia, y sin topes máximos de retribución. Además, la pensión sería plenamente compatible con cualquier salario o renta.
La peculiaridad de este contrato residiría en un "régimen extintivo especial, sin costes indemnizatorios para la empresa contratante", puesto que el trabajador ya tiene "la seguridad de su pensión pública". No obstante, incluiría un tiempo mínimo de preaviso "para romper libremente la relación contractual en caso de desistimiento de cualquiera de las partes".
La necesidad de esta nueva tipología contractual responde a la nueva realidad laboral que se establecería entre el jubilado activo y la empresa. José Ignacio Conde-Ruiz, investigador de Fedea y coautor del informe, ha explicado que la propuesta de este tipo de contrato también busca dar tranquilidad a la empresa e incentivos para la contratación de estos perfiles.
"En el momento en el que el trabajador adquiere el derecho de recibir la pensión al 100%, existe miedo en la empresa a que ese trabajador, si se le dejara seguir, buscara el despido para tener una indemnización más alta", ha precisado Conde-Ruiz. Con el nuevo contrato de plena compatibilidad con la pensión, ese miedo a la indemnización por despido desaparecería, ya que se pondría el "tope de unos meses".
Otras medidas
Conde-Ruiz también ha lamentado que la legislación laboral esté pensada "como si los trabajadores mayores molestaran", y con la falacia de las horas fijas muy asentada en el mercado de trabajo. El economista ha desmentido que la presencia de trabajadores mayores quite oportunidades a los jóvenes, y ha recordado que ese falso argumentó ya se utilizó con la incorporación de la mujer al trabajo.
Además de ese contrato compatible con la jubilación, Fedea señala otras dos medidas. La primera es que la jubilación sea flexible y compatible con el salario, con una salida del mercado laboral heterogénea, según la dureza o exigencia física de cada profesión, además de tener en cuenta el estado de salud del trabajador.
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El proceso de jubilación también tiene que "ser flexible", a través de una reducción gradual de la jornada laboral, con una reformulación de la jubilación parcial, para que sea accesible a todos los trabajadores hasta la jubilación total. Asimismo, una vez alcanzada la edad normal de jubilación, el sistema "debe permitir, si así lo desea el trabajador, la plena compatibilidad entre la percepción de la pensión y el salario".
En Fedea insisten en que la jubilación demorada debe ser siempre voluntaria y deseada por el trabajador. Además, cuestionan las restricciones a la jubilación anticipada, uno de los empeños de la última reforma de las pensiones y del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, y alegan que "no ayuda a reducir el gasto en pensiones".
La otra propuesta del grupo de pensamiento es unificar todas las modalidades de jubilación en una sola, desde la primera edad posible de jubilación anticipada (61 o 63 años). En este sistema de jubilación activa se debería incorporar, según Fedea, una pensión compatible con el trabajo en todas las edades o la posibilidad de seguir en el mismo trabajo a tiempo parcial con cualquier porcentaje de jornada.
Los requisitos de Fedea también se enfocan en que no exista penalización sobre el montante de la pensión después de la edad normal de jubilación, aunque propone una penalización según el nivel salarial, la salud o la penosidad del empleo antes de la edad normal de jubilación.
Esa unificación de la jubilación debería hacerse sin excluir a ningún trabajador, siempre que cuente con un mínimo de años cotizados y con el derecho a alguna forma de jubilación. Del mismo modo, tendría que eliminarse la obligación de pasar un año por la jubilación demorada, o la inactividad, para acceder a la jubilación activa a todas las edades.
En cuanto a las cotizaciones, Fedea especifica en su estudio que si se flexibiliza plenamente el acceso al trabajo después de empezar a cobrar la pensión, habría que hacer lo mismo con las cotizaciones. "Los trabajadores continuarían cotizando por la escala general y su pensión se recalcularía una vez finalizada la demora o el período de compatibilización entre pensión y salario", agregan los autores del informe.