La tradición de búsqueda de oro ha vuelto a resurgir. Lo que un día inició Enrique Sanfiz, primer buscador de este material en España, se ha convertido en todo un hobby y deporte atractivo para centenares de personas. De hecho, en Navelgas (Asturias), región donde hay grandes reservas de este metal, celebran cada año un campeonato de bateo de oro (técnica que consiste en separar el oro de la arena en una especie de plato). Este año se celebrará del 26 al 28 de julio.
La familia Sanfiz tiene una asociación de buscadores de oro que está conformada por 14 miembros. En el verano de 2023 pasaron por ella unos 350 aprendices provenientes de diferentes comunidades españolas y de varios países europeos. Los meses de temporada estival son aquellos en los que los buscadores pueden encontrar más oro, porque baja el curso del río al no haber tantas lluvias ni deshielo.
Además, el incremento del bateo del oro está avivando el turismo en la región asturiana. Desde la asociación de buscadores ofrecen cursos y formaciones en los ríos para que todos aquellos visitantes que llegan a Navelgas aprendan un poco más de esta afición.
Hugo (29 años), miembro de esta asociación y nieto del fundador Enrique Sanfiz, es uno de los pocos buscadores que aún continúa con el legado generacional. En el resto de España hay aficionados de bateo, pero esta familia es la única que continúa con esta singular tradición.
Asimismo, se pueden encontrar buscadores de oro en toda la región de Castilla y León y en ciudades andaluzas, como Córdoba y Granada. Patricia, una de las pocas mujeres que tiene este hobby como oficio, ha estado buscando el material en estas zonas y en casi todo el territorio español. También ha cruzado el charco y actualmente se encuentra en Alemania buscándolo en los ríos.
Sueldo extra
A pesar de que ni Hugo ni su familia se dediquen a este oficio de manera habitual, la extracción sí que les sirve para sacar un extra. En su caso, él es militar y acude al río "en su tiempo libre", sobre todo en verano, que es cuando tiene vacaciones.
Como indica el profesional a EL ESPAÑOL-Invertia, en la actualidad, el gramo de oro cotiza a 70 euros. "Los coleccionistas pueden pagar hasta 100 euros por el gramo", detalla.
Pionero en búsqueda de oro
El abuelo de Hugo hizo historia en la España de los sesenta: fue el primer buscador de oro que encontró este metal en Navelgas. Y, después de varias décadas, la práctica continúa viva, ya que su nieto lleva desde los tres años yendo al río.
En 2003, Navelgas fue el pueblo de referencia para los buscadores de oro. De hecho, el aquel entonces príncipe de Asturias, Felipe VI, visitó la región para conocer más sobre esta peculiar actividad.
"Navelgas fue el punto de partida de la búsqueda de oro en España", cuenta Hugo. Enrique Sanfiz, su abuelo, siempre ha estado, de una manera u otra, ligado a este material, ya que estuvo muchos años trabajando como prospector en las minas de una aurífera asturiana. Su empleo se centraba, básicamente, en descubrir e indicar a los ingenieros dónde se encontraba "este bien tan preciado", para posteriormente extraerlo.
Después de unos años, la situación en la empresa empezó a empeorar y tuvo que cerrar las explotaciones mineras. Sin embargo, su abuelo consiguió resurgir de la adversidad y, como era un fanático del oro, se lanzó en su búsqueda por los ríos. "Sabía que en los arroyos podía encontrar grandes cantidades y empezó a hacerlo de manera habitual", detalla Sanfiz.
Al principio, iba él solo con sus hijos pequeños. "La gente por aquel entonces lo tomaba como un loco", recuerda. Al final esta profesión se fue pasando de generación en generación "y ahora, digamos que gracias a mi abuelo, el pueblo es famoso por el tema del oro", matiza.
A diferencia de su nieto, hubo una época en la que Enrique Sanfiz sacó provecho de este oficio. El buscador se ganaba la vida "vendiendo oro a los dentistas de la zona", cuenta Sanfiz.
Por otro lado, los mecanismos de trabajo en esta profesión han cambiado mucho con el paso del tiempo.
Antes, los buscadores llevaban unas botas cortas de pesca y trabajaban con una batea que por aquel entonces era similar a una sartén muy pesada. Eran herramientas muy técnicas y rudimentarias. En cambio, en la actualidad se utilizan objetos más ágiles y neoprenos como vestimenta.
Perspectivas de futuro
De cara al futuro, este oficio está asegurado "mientras la familia haga todo lo posible para seguir inculcando esta afición", precisa Hugo.
Para ello, la familia Sanfiz se están encargando de fomentar esta actividad entre las nuevas generaciones, ofreciéndoles desde la asociación formaciones en verano.