El nombre de Alfredo Serrano Mancilla era desconocido para la gran mayoría de los venezolanos, hasta que a finales de 2014 este economista andaluz apareció junto al presidente Nicolás Maduro en un acto cultural transmitido por televisión. Serrano aprovechó el Encuentro de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad para presentar su libro “El pensamiento económico de Hugo Chávez” desde El Cuartel de la Montaña, un museo militar donde se encuentran los restos del fundador de la revolución bolivariana.
Intelectuales y líderes latinoamericanos estaban en el evento y Serrano no desaprovechó su momento: “El comandante Chávez lo que nos enseñó es que se puede ir construyendo un pensamiento lentamente, pero no solo para construir un paradigma teórico, sino para transformar la realidad cotidiana del pueblo venezolano”, dijo el doctor en Economía por la Universidad Autónoma de Barcelona ante la mirada de los asistentes.
“Para Chávez no había planificación en el futuro si no se resolvían problemas en el presente. Esa para mí esa es una de las cosas más llamativas: la economía del ahora”, prosiguió Serrano y luego miró en dirección hacia Maduro: “Este es un lindo momento para pensar en el ahora”.
En ese momento, y gracias a las gestiones del ministro de Planificación Ricardo Menéndez, Maduro dio públicamente su visto bueno al que se convertiría en su asesor y para muchos el hombre más determinante en materia económica durante estos últimos meses. Aquel día Maduro recomendó la lectura del panegírico de 600 páginas elaborado por el profesor universitario que, según el líder venezolano, se lee muy rápido porque tiene “el espíritu chavista”.
Serrano, a quien Maduro se refiere cariñosamente como el “Jesucristo de la economía” por el aspecto que le da su cabello largo y barba, es del grupo que defiende la tesis de la “guerra económica”
Influencia en el 'madurismo'
Alfredo Serrano es el director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, fundado en 2014 y cuyo objetivo es “elaborar instrumentos para entes decisores de políticas públicas, estrategias electorales o acciones sociales”. Juan Carlos Monedero, exdirigente y fundador de Podemos, y el ministro venezolano Ricardo Menéndez forman parte del Consejo Consultivo del Celag, junto a la periodista colombiana Patricia Villegas, presidenta de la cadena Telesur, donde Serrano es columnista.
Serrano forma parte de un grupo de profesores españoles que durante la última década se ha acercado a Latinoamérica atraído por el movimiento bolivariano.
Muchos de ellos, como el caso de Pablo Iglesias con la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales, han llegado a asesorar directamente a gobiernos de la región.
Serrano tiene 40 años y ha vivido de cerca en tiempos recientes los procesos políticos en la Bolivia de Evo Morales y en el Ecuador de Rafael Correa y comparte ideales del chavismo, donde ha conseguido alcanzar mucha influencia.
Él, a quien Maduro se refiere cariñosamente como el “Jesucristo de la economía” por el aspecto que le da su cabello largo y barba, es del grupo que defiende la tesis de la “guerra económica”, argumento oficial que se basa en una conspiración que conjuga a empresarios venezolanos y sectores del gobierno estadounidense y de la oligarquía colombiana, entre otros, que fomentan la crisis económica que vive el país suramericano y que busca como desenlace el fin del chavismo. La “guerra económica” es la principal explicación que da el chavismo ortodoxo a la debacle de la nación caribeña y poco apunta hacia la autocrítica de un modelo que ha gobernado a Venezuela desde 1999. Serrano es una voz importante dentro de ese coro y apunta a factores externos a la gestión de gobierno, como la caída de los precios del petróleo o “el estrangulamiento financiero internacional contra Venezuela”, para justificar la crisis.
Alfredo Serrano, que se declara defensor de la agricultura urbana como forma de combatir el desabastecimiento que vive Venezuela y propulsor de las comunas y del poder popular, ha estado cerca de Maduro en momentos clave durante los últimos meses. El escritor estuvo en el centro electoral, camuflado de paisano, cuando el presidente venezolano votó en las parlamentarias del pasado 6 de diciembre; también ha viajado junto a la comitiva presidencial y estuvo en la Asamblea Nacional cuando Maduro rindió cuentas ante el Parlamento a principios de este año. Justo en ese momento, en enero de 2016, su influencia era notable.
Según escribió la periodista Blanca Vera Azaf en El Nacional, Serrano fue el encargado de redactar el discurso de Memoria y Cuenta del Presidente, en el que decretó la “emergencia económica” del país. Es Serrano el hombre que propone pechar a los grandes capitales improductivos y el responsable del término “acupuntura de divisas”, muy popular en el discurso de los funcionarios oficiales, que se refiere a la asignación de dólares del Estado a sectores específicos “en función del efecto multiplicador económico”.
En las semanas posteriores a la derrota electoral parlamentaria que sufrió el chavismo en diciembre, Nicolás Maduro reestructuró en un par de ocasiones su gabinete y nombró como ministros a dos personas vinculadas al Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica: La psicóloga social Lorena Freitez, investigadora de la institución, fue nombrada al frente de la recién creada cartera de Agricultura Urbana y Luis Salas, quien comparte con Serrano en la directiva del Celag, era el flamante vicepresidente de Economía.
Salas, otro de los “guerreros económicos”, considera que la culpa del desabastecimiento, del alza en los precios de los productos y de la devaluación es culpa de la conspiración de los otros. Es la misma línea de Serrano Mancilla, muy cercano a él, quien cree en que el control del Estado es fundamental para que Venezuela salga de la crisis, a pesar de que algunos de sus colegas economistas insisten en que es precisamente por los controles que vienen desde las políticas económicas iniciadas por Hugo Chávez y replicadas por Nicolás Maduro que el país padece la peor de las crisis económica de las últimas décadas.
Pero la experiencia de Luis Salas en el gabinete gubernamental duró solo unas semanas y en poco tiempo renunció a su cargo para dar paso a Miguel Pérez Abad, un empresario chavista que tenía la misión de lograr que el paralizado aparato productivo venezolano se pusiera en marcha. A todas luces, un revés inesperado para el ala radical que representa Serrano Mancilla.
La gestión de Pérez Abad, que duró cinco meses, se caracterizó por la conversación con sectores privados que vieron con buenos ojos el alza de algunos precios de productos y servicios que se mantenían congelados desde hace meses por el control estatal, pero que como contrapartida impactó aún más en los bolsillos de los ciudadanos, cuyo salario ha perdido el poder de compra en un país que cerrará el año con una inflación superior al 700%, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional.
El ahora exministro de Economía también asomó la posibilidad de poner fin al control de cambio que rige en el país desde 2003 y que ha degenerado en un incentivo para la corrupción y que diversos economistas, como el marxista Manuel Sutherland o el liberal Ángel García Banchs, han pedido que sea derogado.
Esa intención marcó el fin de Pérez Abad en el Ejecutivo y el reciente nombramiento de Carlos Faría como vicepresidente de Economía, el tercero en ese cargo en lo que va de año, es una muestra de la poca claridad sobre el rumbo que debe seguir Venezuela en la difícil coyuntura, pero también un respiro para el sector en el oficialismo que se negaba a ceder espacios a la liberación de controles que, por el contrario, ahora se profundizarán aún más con la creación de la Gran Misión Abastecimiento Soberano, que pretende tomar las riendas de las industrias, las farmacias y del sector alimentos, incluso en su distribución, y que está a cargo de un militar, el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López.
En un artículo publicado en The Wall Street Journal se cita a una fuente del Partido Socialista Unido de Venezuela que apunta a que “todas las reformas, todas las mesas de trabajo con los sectores productivos han quedado bloqueadas por él”, en referencia a Serrano, el hombre que sostiene la tesis de la “guerra económica” por donde quiera que va, ese mismo hombre en el que Maduro ha confiado el milagro que tanto necesita para salir a flote.
Serrano Mancilla en cinco frases
-“Venezuela tiene su propia receta frente a la emergencia económica. No usa ningún copy-paste del modelo neoliberal”. Extraída del texto Venezuela frente a la emergencia económica.
-“No doy consejos. Quisiera yo tener la legitimidad para dar consejos” Al ser consultado sobre sus sugerencias a Maduro para enfrentar la crisis. Entrevista de la periodista Mayela Armas de Crónica Uno.
-“El socialismo nos dice que para ganar la batalla económica tenemos que transformar el modelo productivo con un nuevo sujeto productivo económico, y ese sujeto lo tenemos ahí, en vuestros ojos: el poder popular y las comunas, el poder comunal”
Durante un discurso en Caracas, en octubre de 2015.
-“No se puede encorsetar a Chávez, ya que él no se ataba a ningún dogma, él es un compendio de muchas cosas, de muchos autores y teorías que fue estudiando durante su vida para forjar una identidad económica venezolana” En entrevista con la Agencia Venezolana de Noticias en diciembre de 2014.
-“La Agricultura Urbana se presenta ante el país como una respuesta eficaz frente a la emergencia económica. No quiere ser un parche cualquiera. No busca ser ave de paso. Ha venido para instalarse en el nuevo metabolismo económico y social” Del texto 100 días de Agricultura Urbana en Venezuela, que Serrano firma junto a Lorena Freitez.