El debate de investidura ha girado en torno a la economía. Las medidas adoptadas, la recuperación económica y el futuro del país. Estas son las medias verdades que Rajoy no ha querido (o no se ha atrevido) completar.
1. “Haremos una revisión integral del gasto público para reducir gastos superfluos”. Esta ha sido una de las grandes batallas de Ciudadanos en su negociación con el PP para lograr un acuerdo de investidura. El partido de Albert Rivera intentó, durante todas las conversaciones, eliminar las diputaciones, pero el PP se resistió todo lo que pudo, explican fuentes del partido.
Una posición que muestra hasta qué punto los populares están dispuestos a pelear por mantener el gasto público que ellos consideran útil (ya sea para la sociedad española o para el propio partido). El acuerdo que arrancó Ciudadanos es el de reducir en 2.000 millones el gasto público de las administraciones y las empresas públicas de la Administración Central, sobre un gasto presupuestado que casi alcanza los 8.000 millones de euros.
2. “Podemos aspirar a alcanzar 20 millones de personas trabajando para 2020 y lograr también que sean de mayor estabilidad y calidad”. Rajoy y su equipo tienen, entre sus logros, el haber conseguido revertir la destrucción de empleo que se producía al inicio de su legislatura (en parte provocado por la reforma laboral que aprobó tras su victoria en 2011 y que abarató el despido). Sin embargo, no fue hasta la prórroga de su legislatura (esto es, en su etapa en funciones) cuando consiguió recuperar el nivel de empleo que había cuando llegó al poder.
Rajoy promete también crear empleo de mayor estabilidad y calidad. Sería esta la primera vez que lo consigue, ya que el mercado laboral se deterioró de forma notable desde su llegada a La Moncloa en 2011. Por ejemplo, el número de trabajadores temporales ha aumentado en 149.500 personas, mientras que el número de indefinidos se redujo en algo más de 112.300 personas, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). El dato es todavía peor si se tiene en cuenta el número de empleados con contrato indefinido a tiempo completo, ya que ahora hay 317.000 trabajadores menos, mientras que los indefinidos con contrato a tiempo parcial se han incrementado en 204.700 personas.
3. “Hemos hecho esfuerzos por mejorar la sostenibilidad del Sistema de Pensiones Públicas”. Rajoy presume de que su Gobierno ha sido el que ha descongelado las pensiones, eliminando la medida del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero de paralizar la revisión al alza de la paga a los beneficiarios.
Sin embargo, el candidato popular no ha dicho ni una palabra de cómo ha vaciado la hucha de las pensiones (el Fondo de Reserva) ni del déficit que deja en la Seguridad Social. El Gobierno ya ha sacado este año 9.700 millones del Fondo de Reserva y todavía queda por pagar la extra de diciembre, cuando sacará prácticamente la misma cantidad. Esto significa que en 2017 se acabará definitivamente esa hucha que heredó con 66.815 millones de euros. A partir de ese momento, España tendrá que buscar vías alternativas para pagar las pensiones, lo que refleja que los populares no han mejorado mucho la sostenibilidad de un sistema que es insostenible.
4. “Es imprescindible el cumplimiento estricto de los objetivos de déficit con Bruselas”. Rajoy presiona al resto de partidos políticos con el calendario que marca la Comisión Europea, que tiene que tener en la mesa los Presupuestos Generales del Estado antes del 15 de octubre. El candidato del PP advierte de la importancia de cumplir con la senda de reducción del déficit que ha marcado Europa, sin embargo, no dice nada de los cuatro años de Gobierno en los que no cumplió, ni uno solo, los objetivos fijados.
De los cuatro años de incumplimientos, el último fue el más notable, ya que España tenía que cerrar el ejercicio con un déficit del 4,1% y lo subió hasta el 5,1%. Hace un año, cuando el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, alertaba al Gobierno de que el déficit estaba descontrolado, el Ejecutivo de Rajoy se limitaba a decir que sus cálculos eran erróneos y que sí cumpliría. La consecuencia es que España se convirtió, junto a Portugal, en el primer país sancionado por incumplir el déficit, aunque finalmente Bruselas perdonó la sanción económica. Pero de esto tampoco ha dicho ni una palabra.
5. “Hemos conseguido una inflación negativa que preserva el poder adquisitivo de la gente”. Esta puede ser la afirmación que más haya sorprendido a los economistas y, en general, a todos los españoles familiarizados con la actualidad económica. Rajoy ha presumido precisamente de eso que más teme el Banco Central Europeo (BCE) y que lleva años combatiendo con sus políticas monetarias: la deflación.
España ha sumado en agosto 13 meses consecutivos sin un solo crecimiento del IPC en tasa interanual y, en la mayoría de ellos, con caídas. Esta caída de los precios se debe al desplome del petróleo (no a Rajoy) y, aún así, ha sido un incordio para la eurozona. Una inflación moderada es positiva para el consumo, la asignación de recursos y la reducción de la deuda, pero Rajoy presume de lo contrario. El BCE ha adoptado estímulos históricos para llevar al IPC a terreno positivo, ¿qué pensaría de estas declaraciones del candidato popular?
6. “Por primera vez salimos de la crisis sin devaluar la moneda”. En efecto, España no puede devaluar el euro, como ya hizo con la peseta en otras ocasiones. Al margen de la efectividad que hubiese tenido esta medida, la realidad es que España ha sustituido la devaluación de la moneda por la devaluación interna, esto es, recortando la masa salarial y los gastos de las empresas. La reforma laboral tuvo mucho que ver en este proceso, pero Rajoy se 'olvidó' de incorporarlo a su discurso.
7. “Del cierre absoluto del crédito hemos pasado a un incremento de las hipotecas del 33%. De una prima de riesgo desbocada hemos pasado a tipos de interés mínimos, e incluso en algunos tramos nos pagan”. En efecto, el cambio en las condiciones financieras en España ha sido la clave para evitar el colapso del país y una de las claves de la recuperación. Sin embargo, el protagonista de este cambio no ha sido Rajoy, sino el Banco Central Europeo.
Apenas un mes antes de la victoria del PP en las elecciones de 2011, Mario Draghi era nombrado presidente del BCE. Una de sus primeras decisiones fue inyectar un billón de euros a los bancos (tanto como todo el montante de la economía española) con lo que consiguió evitar un colapso financiero, tanto de las propias entidades, como de los países, ya que utilizaron este dinero para comprar deuda pública y, así, permitir que los estados se siguiesen financiando (un proceso conocido como carry trade).
Desde entonces, la entidad ha adoptado toda una serie de medidas históricas para abaratar e incrementar la concesión de crédito en la eurozona. Y lo ha conseguido. La situación ha mejorado en todos los países, desde Portugal hasta Alemania, y las condiciones de financiación de todos ellos están en el mejor nivel de su historia, pero Rajoy tampoco se ha acordado de esto.
8. “Hemos evitado el default de Cataluña”. Efectivamente, la Administración Central ha facilitado a la Generalitat, como al resto de autonomías que están en el régimen común, fondos para financiar los vencimientos de su deuda y pagar el resto de servicios públicos. Además ha evitado el default (impago) pero no ha reconocido que para las agencias de rating, el impago de una autonomía supone el impago del Estado, por lo que pondrían la calificación de España en impago selectivo. Esto bloquearía la financiación del BCE y pondría al país contra las cuerdas, por lo que, técnicamente, no puede dejar caer a Cataluña.
Pero no sólo eso, el Ejecutivo está presionando las finanzas de la Generalitat al bloquear una operación ordinaria para reducir su deuda de corto plazo en 1.600 millones de euros. Cataluña solicitó en diciembre al Gobierno que el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) se hiciese cargo de este montante, algo que ya ha ocurrido en otras ocasiones y con otras comunidades. El ministerio de Economía emitió un informe favorable, pero la operación sigue bloqueada, lo que presiona a Cataluña, que tiene que refinanciar periódicamente esta cantidad con los bancos.