Los estudiantes de económicas del siglo XX aprendieron que Estados Unidos se convirtió en una potencia mundial gracias a sus políticas proteccionistas –yo mismo lo estudié en este siglo XXI–. En Estados Unidos esta es una concepción que todavía pervive en algunas franjas de la sociedad, lo que ha resultado de gran utilidad para Donald Trump en su carrera hacia las elecciones en Estados Unidos. Es una de sus recetas para hacer América grande otra vez, sin embargo, los datos desmontan que llegase a ser una potencia gracias al proteccionismo.
Los economistas saben bien que correlación no implica causalidad, esto es, que dos fenómenos coexistan no significa que el uno sea la causa del otro. La tesis que defienden los partidarios del proteccionismo es que la revolución industrial de Estados Unidos se produjo por los altos aranceles que se establecieron durante el siglo XIX. Las nuevas empresas del país pudieron crecer en el mercado estadounidense gracias a este proteccionismo, lo que les dio el tiempo necesario para crecer y hacerse competitivas antes de levantar los aranceles. En apenas un siglo EEUU se convirtió en la gran potencia económica, con una industria capaz de llenar el mundo con sus productos. Esto significaría que el proteccionismo fue lo que impulsó el desarrollo de la industria estadounidense, por lo que bastaría repetir esta política para conseguir los mismos efectos.
Sin embargo, la mayor parte de los estudios realizados durante las últimas décadas desmontan esta visión que se había impuesto durante décadas. Estos análisis reconocen algunos efectos positivos del proteccionismo sobre la industria naciente en EEUU, pero advierten que en ningún caso se puede considerar un factor diferencial para la explosión de crecimiento que vivió el país, especialmente en las últimas décadas del siglo XIX.
Uno de los economistas que más ha estudiado la historia del comercio en EEUU es Douglas A. Irwin, uno de los autores más citados en este tema que tiene varios estudios publicados durante los últimos años. En este de 2006, Irwin llega a la conclusión de que la fuerte expansión que vivió EEUU no se produjo por los aranceles, sino que encontró tres causas. En primer lugar, el crecimiento no se produjo por la acumulación de capital (que es lo que se perseguía con el proteccionismo), sino que se asentó en el rápido crecimiento demográfico. En segundo, que los aranceles desincentivaron la acumulación de capital, debido a los mayores costes de importar bienes. Y, en tercer lugar, porque la productividad creció más rápido en los sectores que no podían importarse, como el sector de las utilities (energía, comuniciaciones o agua) y los servicios.
La joven industria estadounidense hubiese sobrevivido incluso si los aranceles se hubiesen eliminado
Estas evidencias muestran que el rápido crecimiento de EEUU tuvo poco que ver con el proteccionismo. Sin embargo, también es cierto que las industrias defendidas consiguieron expandirse y llegar a competir a nivel global. Irwin señala que el factor diferencial para la industria manufacturera protegida fue la abundancia de recursos que tenía el país, especialmente de hierro y acero, lo que permitió reducir los precios y competir en el mercado internacional.
La industria textil es uno de los ejemplos más claros del proteccionismo estadounidense durante todo el siglo (fue, junto al sector químico, el más gravado con aranceles). Irwin llega a la conclusión de que la joven industria estadounidense hubiese sobrevivido “incluso si los aranceles hubiesen sido completamente eliminados”. Sus estudios reflejan que la sensibilidad de la producción doméstica a la fluctuación de los precios de importación era muy baja. Los aranceles no fueron siempre los mismos, por lo que se produjeron notables fluctuaciones de los precios de importación que tuvieron un impacto muy reducido sobre la producción de la industria estadounidense.
El motivo de esta baja sensibilidad a los precios de importación se debía a la especialización de los productores británicos y estadounidense en diferentes productos que no eran sustitutivos entre sí. Por ejemplo, la mayor parte de las prendas elaboradas se importaban de Inglaterra, mientras que la industria doméstica proporcionaba telas planas, como sábanas o mantas.
Crecimiento extensivo
El objetivo del proteccionismo es permitir la expansión de las jóvenes industrias para que aumenten su capital y eleven su productividad. Sin embargo esto tuvo un efecto marginal sobre la explosión de crecimiento que vivió EEUU en especial en las tres últimas décadas del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial. Yeo Joon Yoon analizó el impacto de los aranceles sobre la industria naciente en este estudio publicado en 2013.
El autor concluyó que “contrariamente a la creencia popular, encontré que los efectos de los altos aranceles en las manufacturas tuvieron un efecto cuantitativamente bajo”. Sus estudios reflejan que el efecto del proteccionismo tuvo un impacto sobre la producción total de manufacturas del 4%. El análisis de los datos existentes mostró que el principal motivo de crecimiento de la producción se produjo sencillamente porque se multiplicó el número de personas trabajando.
Contrariamente a la creencia popular, encontré que los efectos de los altos aranceles en las manufacturas tuvieron un efecto cuantitativamente bajo
Esto significa que el crecimiento en EEUU fue extensivo y no intensivo. Esto es el aumento de la producción se produjo porque se incrementaron los recursos empleados (humanos y de capital), pero no por una gran ganancia de productividad. Como señala este comentario elaborado por el Cato Institute, 20 millones de inmigrantes llegaron a Estados Unidos en este siglo. El tamaño del país y las regiones que apenas estaban explotadas eran de tal dimensión que pudieron absorber este incremento en el número de trabajadores. Sectores como el transporte, la ganadería, la agricultura, la minería o la construcción tuvieron un gran impacto sobre el desarrollo económico, sectores que no estuvieron influidos por los aranceles.
Al analizar el sector textil, Yeo Joon Yoon llega a la misma conclusión que Douglas Irwin: EEUU se especializó en otro tipo de tejidos que no era los que producía la gran potencia industrial del momento, Reino Unido. Así, el efecto de los aranceles sobre la nueva industria fue reducido.
La panacea
Estas evidencias muestran que el proteccionismo industrial no fue determinante para situar a EEUU como la gran potencia mundial a las puertas de la Primera Guerra Mundial. Esto no significa que el proteccionismo no tuviese efectos positivos. El propio Yeo Joon Yoon explica que la expansión de los sectores protegidos, como el textil, no hubiese alcanzado el tamaño que llegó a tener sin esta ayuda.
Algunos países han encontrado en el proteccionismo una herramienta poderosa para ayudar a las industrias nacientes, sin embargo, muchos han sido los que han caído en una trampa de la que no han podido salir ilesos. Si el objetivo del proteccionismo es crear una industria que, sea cual sea su productividad, siempre copará el mercado doméstico, entonces los riesgos se multiplican.
EEUU contó en el siglo XIX con una ayuda fundamental: su riqueza en recursos naturales que permitió dar trabajo a muchas personas y redujo los costes de las materias primas intermedias para la industria. En cualquier caso, la evidencia empírica muestra que no fue el incremento de la productividad de los sectores protegidos lo que llevó a EEUU a ser grande, y es difícil que el proteccionismo vuelva a hacer América grande otra vez.