“If you´re not into health food, if you´re into champagne” Rupert Holmes
Ante todo mucha calma.
La polémica del muro –ese que construyó Bill Clinton y reforzaron Bush Jr y Obama sin que nadie dijera nada- ha hecho saltar de nuevo el miedo a la guerra comercial, de la que hablamos hace unos días.
Los medios de comunicación se centran en los riesgos y el impacto de una ruptura de relaciones comerciales entre EEUU y México. Hemos caído en la trampa del mago. “Fíjese en la mano” mientras el truco ocurre en otra parte. El truco es la superalianza fiscal y comercial anglosajona.
Nosotros vamos a hablar de oportunidades. Las cifras en juego son relevantes, pero hay que hacer matices.
EEUU exportó en 2015 a México 267.000 millones de dólares, e importa 316.400 millones de dólares. Por lo tanto, el déficit comercial con México fue 49.200 millones de dólares. Según Trump, casi 60.000 en 2016.
Primer matiz: 12.500 millones de dólares vienen por importaciones de crudo. De hecho, esa cifra se ha reducido a la mitad por la caída del precio del crudo Maya y el aumento de producción local de EEUU.
Segundo matiz: Casi un 40% de ese déficit comercial viene de empresas norteamericanas que producen en México y venden en EEUU.
Por lo tanto, como explicamos aquí (“El proteccionismo solo protege al gobierno”) se puede decir que los riesgos para las dos economías son muy relevantes, y nadie ganaría. Otra cosa es que se renegocien los acuerdos y se llegue a una solución que sea beneficiosa para todos, que es lo que yo espero.
Pero hablemos de oportunidades. México es uno de los países con mayores redes comerciales con el mundo. Cuenta con doce Tratados de Libre Comercio con 46 países. Es una importante diferencia con otros países que tienen menos apertura comercial.
Pero la mayor oportunidad para México es desempolvar la tristemente olvidada reforma energética y recuperar la producción de petróleo atrayendo inversión extranjera, concediendo licencias a operadores eficientes internacionales, fortaleciendo y abriendo PEMEX a la inversión extranjera, reduciendo costes para que sea un operador de alto valor añadido y mayor productividad.
No hay mal que por bien no venga, y un susto como este episodio debe ser una oportunidad para reactivar procesos de mejora de la economía, aprovechando la gran ventaja de los tratados comerciales ya firmados, para orientar la economía mexicana a ser un país petrolero que huya del rentismo y la ineficiencia, que evite que Pemex se convierta en otra PdVSA (la petrolera venezolana, arruinada por el chavismo) y que se abra la economía con contratos y concesiones más atractivas para la inversión… Porque cualquier geólogo sabe que el potencial del petróleo es espectacular –reactivar Catarell, potenciar exploración, recuperación más eficaz–. Pero en gas pizarra, el potencial de México es enorme, ya que en la franja norte se extiende el tesoro que ha desencadenado la revolución energética de EEUU.
La oportunidad de Europa
Theresa May fue ovacionada en Philadelphia cuando recordó que la relación entre EEUU y Reino Unido es especial y que seguirán liderando el mundo. Pero no se nos debe escapar un elemento importante.
Theresa May promete convertir a Reino Unido en el Singapur de Occidente. Las palabras de Moscovici y Schaeuble regañando al Reino Unido diciendo que "¡No pueden bajar impuestos!"… ni "¡Cerrar tratados bilaterales!" han sentado como un jarro de agua fría a los defensores de mantenerse en la Unión Europea. Un buen amigo, favorable al remain, me decía “parece que en la UE se han unido a la campaña por el brexit”.
La fortaleza de EEUU y Reino Unido si se pone en marcha la revolución fiscal anunciada, reside en la atracción de más de 95.000 millones de dólares fuera de la Unión Europea –según Nomura– y convertirse en centros globales de inversión. No se le escapa a casi ningún analista del mundo que no es difícil aprovechar las debilidades de la Unión Europea en burocracia, altos impuestos y riesgo político para captar oportunidades de inversión globales.
Con un reto como ese, la Unión Europea no puede usar su tradicional “política del avestruz” y enrocarse en un modelo que va en sentido contrario a los países líderes. Se deben poner en valor las indudables ventajas del mercado único y la Unión pensando, que ya toca, en la competitividad, la creación de empleo y la atracción de inversión. No porque lo diga un comité, sino porque demostremos que somos mejores.
La oportunidad de México que comentábamos, hacer de un riesgo una oportunidad, es exactamente la misma que tiene una Unión Europea donde ya es más que evidente que replicar el dirigismo francés y ser un infierno fiscal no es precisamente el camino para el crecimiento. La Unión europea se torpedeó a sí misma haciendo los costes de la energía casi el doble de caros que los de EEUU, pero eso puede cambiar. Lo mismo con las trabas burocráticas y fiscales.
El “enemigo exterior” es muy goloso para el burócrata. Si no funciona, se le echa la culpa a los malvados extranjeros de que no funcione el plan. Pero los retos globales se pueden convertir en grandes ventajas cuando pensamos en las familias y las empresas.
La Unión Europea, como México, cuenta con un enorme superávit comercial, excelentes empresas y grandes profesionales. Es hora de cambiar el chip. Contra el proteccionismo, más comercio. Y decir “viva la competencia”, que hay mucho margen en la UE para bajar impuestos y dejar de ahogar a empresas y familias.
Olviden el muro. Ya existe. Es un subterfugio. Lo importante es la alianza fiscal y comercial que se está tejiendo entre las potencias líderes. Para afrontar ese reto, menos burocracia y más competitividad.