La cuestión del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha generado numerosos debates ideológicos y económicos. El Banco de España arroja un poco de luz sobre este tema en su último Boletín Económico en el que analiza el impacto de una subida en el salario mínimo. Según este estudio, un incremento del salario mínimo hasta 950 euros (como marca la Carta Social europea) afectaría al 12% de los trabajadores, que actualmente cobran menos de esta cantidad. Sin embargo, una parte de ellos perderían su trabajo, ya que los empleadores no encontrarían un nivel de productividad en ellos suficiente como para mantener estos puestos.
Según la estimación del Banco de España, los empleadores despedirían al 11% de los trabajadores que cobran actualmente menos de 950 euros mensuales. Cifra que muestra que, si bien algunos ocupados se verían claramente beneficiados por la subida de su salario, otros muchos perderían su empleo. En cifras absolutas, se quedarían en el paro algo más de 200.000 asalariados, mientras que casi 1,7 millones de trabajadores mantendrían su puesto incorporando esta subida del salario.
El incremento del salario mínimo afectaría en especial a los trabajadores que aportan menor productividad, en la mayoría de los casos, jóvenes sin experiencia y personas con baja cualificación. En el caso de los jóvenes de menos de 25 años, uno de cada tres gana menos de 950 euros al mes, por lo que la medida afectaría a una buena parte de esta franja de edad. De todos ellos, el 82% mejoraría su situación, pero el 18% restante perdería su empleo. En total, el 6% de los jóvenes asalariados acabaría en el paro.
La otra franja de población que se vería ampliamente afectada es la de los asalariados mayores de 46 años. En esta horquilla hay un alto porcentaje de empleados sin cualificación cuyo trabajo aporta poco valor añadido y, por lo tanto, su salario no llega a 950 euros mensuales. En esta situación se encuentra un 8% de los asalariados, que son quienes se verían afectados por esta subida del SMI. De todos ellos, el 21% perderían su empleo por esta medida, esto es, uno de cada cinco adultos de los que están en una situación más precaria.
En la franja de edad que va de los 25 a los 33 años ocurre una situación particular. Hay muchos trabajadores cuyo salario es bajo: uno de cada cinco no llega a los 950 euros mensuales. Sin embargo, subir el salario mínimo hasta esta cantidad apenas destruiría empleo, menos de un 5% perderían su trabajo. Esto muestra que estos asalariados aportan mucho valor a las empresas y que, por lo tanto, su remuneración está por debajo de la productividad que generan.
Ganadores y perdedores
Estos datos muestran que una subida pronunciada del salario mínimo puede perjudicar precisamente a aquellos a los que pretende defender con esta medida. Los perjudicados se concentran en las franjas de edad que más problemas de paro sufren: los jóvenes y los trabajadores mayores.
Pero los datos del Banco de España también muestran que la mayor parte de los trabajadores mantendrá su empleo y conseguirá esta mejora de su salario. Por ejemplo, de los 1,9 millones de asalariados que cobran menos de 950 euros al mes, en torno a 1,7 millones verían mejorado su salario, mientras que 0,2 millones perderían su empleo. Como explica la entidad, “se estima un impacto potencial relativamente reducido para la economía en su conjunto”.
Una subida así también generaría un importante efecto sobre la redistribución de la renta que afectaría en especial a los jóvenes, que son quienes tienen un salario medio más bajo. Así, en la horquilla de edad de 16 a 25 años, su masa salarial se incrementaría en algo más de un 1,2% como resultado de los dos factores: mejora del sueldo y pérdida de empleo. En el tramo siguiente, entre 25 y 33 años, tendrían un incremento de la renta de más del 1,4%.
El incremento de los salarios para los asalariados con baja remuneración se compensaría con menores subidas en el resto de las plantillas. El resultado es que el grupo de edad entre 45 y 70 años vería reducida su masa salarial total en casi un 0,3% debido a la congelación de la paga y de la destrucción del 2% del empleo.
¿Y la subida actual?
El Banco de España utiliza los microdatos de la Muestra Continua de Vidas Laborales para cuantificar el número de trabajadores afectados por la subida del SMI y utiliza su propio modelo para medir la probabilidad de perder el empleo en los doce meses posteriores a la subida del SMI.
En su análisis incluye también el estudio del impacto de la subida del SMI aprobada en diciembre y con la que subió hasta 707,6 euros mensuales en 14 pagas. La conclusión de la entidad es que el impacto de esta medida sobre el empleo es prácticamente inexistente y se vuelve nulo si se tiene en cuenta cierto margen de error. La previsión indica que apenas se perderán el 0,11% de los empleos por esta medida.
La causa de que no afecte al empleo es que hay pocos trabajadores beneficiados por esta medida, apenas un 3% del total ganan menos de estos 707,6 euros. El mayor porcentaje se sitúa entre los trabajadores jóvenes, aquí las cifras sí son más cuantiosas. El 16% de los asalariados de entre 16 y 25 años se vería afectado por esta medida y, de ellos, menos del 5% perdería el empleo (un 0,76% del total de jóvenes).
Su impacto sobre la redistribución de la renta también será muy reducido. Los asalariados en la horquilla entre 16 y 25 años verían incrementada su masa salarial en un 0,4% y los que van de 25 a 33 años tendrían un 0,2% más.