“Seguramente el presupuesto inicial fue demasiado optimista”. Con esta frase, el secretario de Estado de Presupuestos y Gastos, Alberto Nadal, explicaba la desviación de casi 13.000 millones de euros en los ingresos por cotizaciones presupuestados para 2016 y los que finalmente consiguió la Seguridad Social. Una cita que podía ser extensible al resto de los ingresos proyectados por el Ministerio de Hacienda con Cristóbal Montoro al frente, ya que sus previsiones siempre han pecado de optimismo.
El Ejecutivo prevé un incremento de los ingresos por cotizaciones sociales del 7% para este ejercicio, una previsión que está lejos de lo que se ha visto en los dos primeros meses del año. Con los datos hasta febrero, los ingresos se quedaron a un paso de los 18.000 millones de euros, lo que marca un crecimiento del 4% respecto al mismo periodo del ejercicio precedente.
Este inicio del año ha sido positivo para el empleo, pero, ni con los datos positivos de afiliaciones conocidos, el ritmo de crecimiento de los ingresos de la Seguridad Social es suficiente como para alcanzar la previsión de crecimiento del Gobierno. Además, la subida salarial por convenio está siendo muy lenta y, según estima el Banco de España, crecerá este año a un ritmo inferior a la inflación. De este modo, tampoco se puede confiar en un fuerte incremento de los salarios que permita alcanzar los ingresos estimados por Hacienda.
En 2016, un ejercicio en el que se crearon más de 400.000 empleos nuevos, los ingresos de la Seguridad Social crecieron un 3%, por lo que la previsión de crecimiento para este año del 7% coloca el listón muy alto. Según el propio cuadro macroeconómico del Gobierno, este año se crearán algo más de 500.000 empleos, por lo que el incremento lineal de los ingresos apunta a que esta previsión no se puede alcanzar. Para conseguirlo, sería necesaria una subida salarial importante con la que el Gobierno no cuenta o que los nuevos afiliados empiecen a trabajar con salarios superiores a los que percibieron en 2016.
Una recaudación histórica
Hacienda plantea para este ejercicio un crecimiento de los ingresos tributarios del 8%, lo que permitiría conseguir una recaudación histórica de 201.000 millones de euros. Un ritmo que tampoco se está cumpliendo en el inicio del año a pesar del buen ritmo de la economía española. Para cumplir estas previsiones, la recaudación tiene que crecer en 14.700 millones de euros, esto es, casi tanto como el incremento vivido entre 2013 y 2016.
Las cifras del inicio del año no invitan al optimismo. En términos homogéneos, el crecimiento de los ingresos en los dos primeros meses del año ha sido inferior al 7%, un ritmo inferior al 8% proyectado. Eso en un trimestre en el que la economía ha dado muestras de acelerarse, según el Banco de España, hasta crecer un 0,8%, el mejor dato desde el segundo trimestre de 2016.
Pero este ritmo de crecimiento podría reducirse a lo largo del ejercicio, lo que complica las previsiones de ingresos del Gobierno. Para que la economía crezca un 2,5% en términos reales, como estima el Gobierno, el ritmo trimestral del PIB tiene que frenarse hasta el entorno del 0,5/0,6%.
Las estimaciones apuntan a que no sólo se frenará el crecimiento real, sino también el nominal, ya que el pico de inflación alcanzado en el inicio del año se normalizará a partir del segundo trimestre del año. Con un IPC y un crecimiento decrecientes, la recaudación tendrá que acelerar para alcanzar las previsiones del Ejecutivo.
Montoro confía en revisar al alza sus estimaciones de PIB y de inflación para así cumplir con sus estimaciones. Así lo explicó durante la presentación del Proyecto de Presupuestos: “Cuando el Gobierno está diciendo que lo que se introduce como previsión de crecimiento es moderado quiere decir que el Gobierno está esperando que sea superior el términos reales y también en términos nominales”, y añadió, “los ingresos tributarios se derivan de un escenario de crecimiento que va al alza”. “Nuestra previsión se atiene a un año en el que la economía no va a desacelerar […] “lo que está clarísimo es que no hay desaceleración”, enfatizó Montoro.
El PSOE calcula que la desviación de los ingresos por cotizaciones e impuestos podría ser de hasta 6.000 millones de euros, una cuantía que complicaría el cumplimiento del objetivo de déficit. España tiene que reducir su desfase presupuestario desde el 4,3% hasta el 3,1%, un ajuste de 1,2 puntos del PIB, esto es, algo más de 12.000 millones de euros. Esto significa que si los ingresos se quedan cortos en 6.000 millones, el objetivo se complicará a medida que pasen los meses.