Bruselas constata el enfriamiento económico de Alemania, Italia y Francia
- La Comisión Europea rebaja la previsión de crecimiento para la Eurozona del 1,9% al 1,3% en 2019
- Las tres grandes económicas de la región crecerán por debajo de la media
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Una rama nevada sobre un fondo de nevado da la bienvenida al informe que recoge las previsiones económicas de invierno que la Comisión Europea ha anunciado este jueves. Si querían usar una metáfora para definir de un vistazo lo que contiene el documento, lo han clavado, puesto que los actualizados pronósticos de Bruselas reflejan justamente eso, frío, bastante frío en la Eurozona para 2019.
En especial, para sus tres grandes economías, Alemania, Francia e Italia, cuyos motores van a bajar de revoluciones con claridad. El crecimiento previsto para Alemia se reduce hasta el 1,1% desde el 1,8% previsto en otoño. La rebaja para Francia va del 1,6% al 1,3% y la de Italia, el país de la Unión Europea que menos crecerá este año -si lo hace-, del 1,2% al 0,2%.
Siguiendo esta estela, la Comisión ha recortado su pronóstico para el conjunto de la Eurozona del 1,9% al 1,3%. O lo que es lo mismo, ha ido incluso más allá que el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en enero redujo su previsión de crecimiento para la Europa del euro del 1,9% al 1,6% en 2019.
Como en aquellas cifras del FMI, España no sale mal parada de las anunciadas por la Comisión. Será la única de las cuatro grandes economías del euro que crecerá por encima de la media, y eso que el crecimiento esperado baja en una décima, del 2,2% al 2,1%. Se asienta así el contraste entre la economía española y la de sus vecinos, aunque también se nota el contagio de la ralentización del crecimiento europeo, puesto que ese crecimiento será inferior al 2,5% de 2018 y el más bajo desde 2014.
Además de sumarse al tijeretazo del FMI, las cifras presentadas por la Comisión concuerdan con los temores manifestados por el Banco Central Europeo (BCE) y su presidente, Mario Draghi, en la primera reunión de política monetaria celebrada este año. El banquero italiano reconoció que "la economía se había debilitado" y que los riesgos sobre el crecimiento habían crecido. Reclamó, eso sí, más tiempo para descifrar si este empeoramiento era pasajero o permanente.
Esta petición eleva la expectación ante la reunión que el BCE celebrará dentro de un mes, el 7 de marzo, en la que anunciará sus nuevas previsiones económicas. En diciembre pronosticaba un crecimiento del 1,7% que, con toda probabilidad, será rebajado. La magnitud del recorte y el diagnóstico con el que lo acompañé serán determinantes para saber si el BCE descarta o no subir los tipos de interés en 2019.