El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Reserva Federal (Fed) ha decidido bajar los tipos de interés hasta un rango objetivo de entre el 1,75% y el 2%, en lo que se convierte en la segunda rebaja consecutiva en 2019 de la autoridad monetaria.
La Fed ha justificado su decisión en que "desarrollos globales" para la economía siguen alineados a la baja, así como por las "débiles presiones inflacionistas".
El mercado de trabajo estadounidense generó 130.000 empleos no agrícolas durante el pasado mes de agosto, mientras que la tasa de paro se mantuvo estable en el 3,7%, por lo que se situó cerca del mínimo histórico desde 1969, según los datos de la oficina de estadísticas laborales del Departamento de Trabajo del país norteamericano.
La economía experimentó un crecimiento anualizado del 2% en el segundo trimestre, lo que representa una caída de 1,1 puntos porcentuales con respecto al trimestre anterior, según la segunda estimación del dato publicada hace casi tres semanas por la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos.
Estímulos para Trump
De su lado, el índice de precios de gasto de consumo personal, la variable preferida por la Fed para monitorizar la inflación, se situó el pasado mes de julio, último dato disponible, en el 1,4% con respecto al mismo mes del año pasado.
La tasa mensual se situó en el séptimo mes del año en el 0,2%, una décima más que el mes precedente. La variable subyacente, que excluye del cálculo los precios de la energía y los alimentos por su mayor volatilidad, se situó en el 0,2%, la misma cifra que el mes anterior, mientras que en tasa anual avanzó un 1,6%, al igual que el mes precedente.
Una operación en la línea de los estímulos que pide Donald Trump. Con la economía norteamericana aún creciendo al 2%, pero con la amenaza de que el baile se acabe pronto, el presidente de Estados Unidos cree que la Reserva Federal debe estimular la economía para que siga la música.
Más allá de querer sostener el crecimiento económico de cara a las próximas elecciones de noviembre de 2020, Trump quiere contar con más munición en su guerra arancelaria, geopolítica y tecnológica contra China. Washington cree que así el dólar se abaratará y ayudará a impulsar las exportaciones norteamericanas en tiempos de tensiones comerciales con su gran rival asiático.
Gastando artillería
Una petición que ha encontrado eco en numerosos informes de gestores y economistas jefes de la banca de inversión. "En el contexto de incertidumbre, es probable que la Fed se centre más en los tiempos globales que hay por delante que en los actuales flujos de datos que, por el momento, en el frente doméstico de EEUU, permanecen decentes", señalaba este martes el economista jefe de Axa Investment Managers, Guilles Moëc.
A esta idea, desde Natixis IM, el responsable de Global Market Strategu, Esty Dwek, añade otro punto importante: lo ocurrido en Europa la pasada semana con la batería de estímulos lanzada por el BCE. "Draghi ha marcado el tono para los próximos meses y, probablemente, los próximos años", explicaba en una nota.
Sin embargo, siguiendo esta senda la Fed está gastando artillería en un momento en el que la economía norteamericana aún crece y aunque el empleo muestra algún síntoma de agotamiento en EEUU el paro sigue por debajo del 4%.