La ralentización económica mundial está afectando también a Francia. Aunque pasarán unas semanas antes de que se pueda medir el impacto de las jornadas de huelga general en el país galo contra la reforma de las pensiones del Gobierno de Macron, las últimas previsiones de PIB -que aún no incluyen los efectos de ese parón en la economía- prevén una desaceleración de la economía francesa en la recta final del año.

Francia crecerá un 0,2 % este trimestre, lo que significaría una ligera ralentización tras el 0,3 % constatado en los tres primeros trimestres del año, según el Banco de Francia. Esta cifra coincide con la primera estimación que publicó la institución hace un mes.



En noviembre, el indicador de coyuntura en la industria que elabora la entidad bajó un punto respecto al mes precedente a 97 puntos, por debajo del nivel 100 que marca la media de largo plazo.



También descendió un punto el de la construcción a 104, y subió un punto en los servicios a 99 puntos.



El Banco de Francia espera que 2019 se cierre con un crecimiento económico del 1,3%, una previsión ligeramente más pesimista que la del Gobierno, que espera un 1,4%. 

Se trata de cifras superiores a las previstas para el conjunto de la Eurozona (1,1% para este año y 1,2% para el próximo, según las últimas estimaciones del Banco Central Europeo). Sin embargo, confirman que la desaceleración no da tregua a las grandes economías del euro en un contexto geopolítico incierto.

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