Tras la reacción negativa en los mercados que ha cosechado su paquete de estímulos monetarios, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha admitido este jueves que la institución que dirige no puede hacer más y ha pedido a los Gobiernos de la Unión Europea que sean ellos los que asuman las riendas y pongan en marcha un plan fiscal coordinado y ambicioso para amortiguar el impacto negativo del coronavirus y evitar el colapso financiero.
Lagarde ha explicado en rueda de prensa que la expansión generalizada del coronavirus ha provocado "un shock de gran magnitud para las perspectivas de crecimiento de la economía mundial y la de la eurozona y ha disparado la volatilidad en el mercado".
"Aunque sea temporal por naturaleza, tendrá un impacto significativo en la actividad económica. Ralentizará la producción como resultado de los problemas en las cadenas de suministro y reducirá la demanda por el impacto adverso de las necesarias medidas de contención", avisa la presidenta.
De momento, el BCE ha rebajado del 1,1% al 0,8% su previsión de crecimiento para la eurozona en 2020. Pero la propia Lagarde ha admitido que estos cálculos se han quedado ya viejos porque se cerraron antes del empeoramiento de la situación durante los últimos días.
Sin recorte de tipos de interés
Para contrarrestar el desplome económico, el BCE ha decidido incrementar en 120.000 millones de euros el programa de compra de deuda de aquí a final de año. Una cantidad que se suma a las adquisiciones de 20.000 millones al mes que ya están en marcha. A la hora de gastar el dinero adicional, Lagarde pondrá el énfasis en los bonos de las empresas privadas, que es donde está el principal foco de tensión. El nuevo gasto no se distribuirá de forma uniforme sino que se concentrará en las semanas y meses en que sea más necesario.
Además, el BCE ha aprobado una barra libre de liquidez masiva y barata para los bancos a través de los programas LTRO y TLTRO cuyo objetivo es animar a las entidades a seguir prestando a las pymes más afectadas por el coronavirus. Pero a diferencia de la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra, Lagarde no ha recortado los tipos de interés, que ya están en territorio negativo.
¿Por qué no ha habido recorte de tipos?, le han interrogado varias veces durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno. La presidenta del BCE no ha terminado de aclararlo. Eso sí, ha destacado que el nuevo paquete de estímulos se ha adoptado "por unanimidad" y que todos los miembros creen que "es la respuesta más eficaz al exceso de sensibilidad de los mercados en este momento".
¿Entonces cómo se explica la mala reacción de los mercados? "Los mercados necesitan tiempo para analizar, diseccionar y apreciar lo que hacemos", ha respondido Lagarde. "Estamos poniendo a disposición de las empresas medios masivos de refinanciación a tipos muy preferentes", añade.
Lo contrario a Draghi
En la rueda de prensa le han preguntado si la reunión de este jueves ha sido su momento "Haré todo lo que sea necesario", las palabras que pronunció su antecesor, Mario Draghi, para salvar el euro en 2012. Y es ahí cuando Lagarde ha admitido que el BCE no puede hacerlo todo y que necesita que los Gobiernos de la UE también se movilicen contra el coronavirus.
¿Está dispuesto el BCE a acudir al rescate de Italia si se dispara su prima de riesgo? ¿Podría activar el programa OMT de compra ilimitada de deuda pública? La respuesta de Lagarde es que no. "Nosotros no estamos aquí para reducir los diferenciales (en la deuda), hay otras herramientas y actoras para abordar estos problemas", ha dicho. Una contestación que los analistas interpretan como todo lo contrario del Whatever it takes de Draghi.
"No pretendo decir que esto es un 'Whatever it takes' segunda parte. Me gustaría que todos unamos fuerzas. Espero que las autoridades fiscales se den cuenta de que sólo podremos afrontar este shock si actuamos juntos", se ha justificado Lagarde.
"Nos enfrentamos a algo que es diferente de la Gran Crisis Financiera. "La respuesta debe ser primero y sobre todo fiscal. Nadie puede pensar que los bancos centrales pueden estar en la primera línea de la respuesta", asegura.
Posteriormente, la presidenta del BCE ha matizado sus declaraciones sobre Italia en una entrevista con la CNBC. "Estoy completamente comprometida a evitar cualquier fragmentación en un momento difícil para la eurozona. Los elevados diferenciales provocados por el coronavirus dificultan la transmisión de la política monetaria", ha dicho.
Garantías públicas para avalar los préstamos
"Se requiere una respuesta ambiciosa y coordinada en materia de política fiscal para apoyar a las empresas y los trabajadores en riesgo", ha insistido la presidenta del BCE en varios momentos de la rueda de prensa.
Aparte de elogiar las medidas urgentes tomadas por Gobiernos como el de Italia, Lagarde tampoco ha querido entrar en detalles sobre cómo debe ser este plan de estímulo de la UE. La única pista que ha dado es que los Gobiernos deben ofrecer garantías públicas para avalar los préstamos con más riesgo que los bancos ofrezcan a los afectados por el coronavirus. Una medida muy similar a la que se adoptó durante la crisis financiera de 2008.
La presidenta del BCE confía en que al final de la crisis del coronvirus, habrá un efecto rebote en la economía, pero ahora mismo es imposible saber cuánto durará la emergencia. "Consideramos que el shock actual es grave, pero temporal si todos los actores adoptan las medidas adecuadas", ha dicho.