El Gobierno ya trabaja en su proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021. Así lo ha indicado en varias ocasiones la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cuyo departamento está montado el esqueleto de las cuentas con la intención de presentarlas después de verano.
En esta ocasión, y a diferencia de a principios de 2019, el Ejecutivo espera contar con apoyos suficientes para sacarlos adelante. Para ello empleará, entre otros argumentos, la inesperada baza que le ofrecen los fondos europeos.
Cabe recordar que España tendrá acceso a 140.000 millones del plan de la Comisión Europea para la recuperación. Aunque todavía no se han aprobado las condiciones que se establecerán para poder echar mano de estos fondos (se decide a lo largo de este mes de junio y serán laxas), se da por hecho que se tendrá que informar a Bruselas con antelación de los proyectos y partidas que se quieren plantear para 2021.
Es decir, que será necesario un proyecto presupuestario con visos de hacerse realidad y que se tramite en tiempo y forma. Según fuentes cercanas a Moncloa, el Ejecutivo jugará esta baza argumental para conseguir los apoyos necesarios para sacar con prontitud unas Cuentas que se le resisten a Pedro Sánchez: es presidente del Gobierno desde hace casi dos años pero no ha logrado sacar adelante ningún proyecto de PGE en este tiempo.
A día de hoy, los únicos votos que tiene asegurados son los del PSOE y Unidas Podemos. El resto van a depender de los pactos que vaya cerrando hasta una eventual votación de Presupuestos, tal y como le han recordado una y otra vez varios de sus socios necesarios para la investidura de Sánchez, como ERC o EH-Bildu.
Poco fiables
De hecho, los votos de estas formaciones independentistas, cuya abstención fue indispensable en la investidura de Sánchez en enero, son las menos fiables, puesto que en el telón de fondo está la constante tensión en Cataluña, a la que ahora se va a sumar el trasfondo de las elecciones en País Vasco. Sánchez ya no puede confiar en obtener, sin elevadas contraprestaciones, estos 18 diputados.
Por ello, los pactos con Ciudadanos de las últimas semanas por el estado de alarma alimentan las esperanzas de Moncloa, que admiten que para contar con el apoyo de Inés Arrimadas habría que llegar a unos consensos de mínimos, también en los PGE y teniendo en cuenta la Comisión de Reconstrucción.
Con los ‘naranjas’ en el carro y descartados los apoyos de ERC y EH-Bildu, se fantasea y no se descarta una eventual abstención incluso del Partido Popular, siempre bajo la presión de los fondos provenientes de Bruselas.
Si se contara con la baza de los de Casado (lo cual, con todo, es bastante improbable), no habría duda de que Sánchez sacaría adelante sus primeros presupuestos y se pondría fin, por fin, a los PGE que diseñó Cristóbal Montoro y que son los que se han tenido que prorrogar durante dos años consecutivos.
Trámites previos
En cualquier caso, antes de conocer unos eventuales presupuestos, habría superar algún trámite previo. Los objetivos de estabilidad, es decir, los límites de déficit y deuda pública planteados este año y 2021 son inviables ante una crisis que está requiriendo cuantiosos recursos. Antes, el Ejecutivo contaba con mantener la ruta del equilibrio fiscal y la paulatina reducción de los 'números rojos', algo que ya va a ser imposible.
Por ello, antes de mandar un eventual proyecto presupuestario al Congreso, se tendrá que actualizar los objetivos de estabilidad, así como también el techo de gasto previsto para 2021, que ya estaba aprobado.
¿Y qué cabe esperar para los próximos Presupuestos? Es pronto todavía para decirlo. Aunque el Gobierno quiere jugar la carta europea para que el trámite parlamentario prospere, todo parece indicar que serán unas cuentas expansivas para aprovechar los fondos de Bruselas, pero que al mismo tiempo tendrá que abarcar las muy diferentes sensibilidades a satisfacer, tales como las de Cs o Unidas Podemos.
De hecho, no se cierra ninguna puerta al respecto. Las circunstancias mandan. Esto mismo se aplica a la reforma fiscal. Aunque el Gobierno apuesta por mantener el grueso y la base de la misma, como ya han comentado tanto Montero como el propio Sánchez, no extrañará a nadie que haya cambios. O que incluso se quede en una versión light.
En cualquier caso, esta reforma ya se ha iniciado, puesto que tanto el impuesto a las transferencias financieras como a determinadas operaciones digitales, las tasas Tobin y Google, ya han superado el trámite de las enmiendas a la totalidad. Se espera que antes de que acabe el año ambos tributos sean aprobados.