Bruselas

La cumbre clave en la que se decidirá el importe y las condiciones de las ayudas de la UE para la reconstrucción de España tras la crisis del Covid-19 ya tiene fecha. Los jefes de Estado y de Gobierno celebrarán un Consejo Europeo extraordinario en Bruselas los días 17 y 18 de julio (viernes y sábado), el primero presencial desde el estallido de la pandemia. El objetivo es intentar un acuerdo sobre el fondo anticrisis de 750.000 millones propuesto por Bruselas y sobre el presupuesto plurianual comunitario para el periodo 2021-2027.

"Los días 17 y 18 de julio, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, convocará una cumbre extraordinaria sobre el plan de recuperación y el presupuesto plurianual", ha anunciado su portavoz a través de Twitter. De momento, lo único que se sabe es que la reunión empezará a las diez de la mañana. Nadie se atreve a apostar cuántas horas durará el maratón negociador y si al final habrá o no fumata blanca.

En lo que sí coinciden todos los diplomáticos acreditados en Bruselas es en que los líderes europeos necesitan volver a verse cara a cara para poder cerrar un acuerdo que implica miles de millones de euros. El formato de videoconferencia que se ha utilizado en los últimos tres meses no permite rituales imprescindibles en este tipo de negociación, como los contactos en pasillos, los confesionarios bilaterales en los que cada líder expone en secreto sus auténticas líneas rojas o las reuniones reducidas de geometría variable.

De hecho, en la primera videocumbre en la que los líderes discutieron el fondo anticrisis el pasado viernes no hubo ningún avance. Se mantiene la pugna entre los países del club de los frugales del Norte (Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia) y los del Sur (liderados por Francia, Italia y España), mientras que Alemania ocupa una posición intermedia. Persisten las diferencias sobre el tamaño del fondo, la clave de reparto, el equilibrio entre préstamos y subvenciones y las condiciones.

Los nórdicos reclaman en particular endurecer las condiciones que la UE exigirá a Italia y España -los países golpeados por el Covid-19 y los que recibirán más dinero según la propuesta de Bruselas- a cambio de la ayuda. En particular, el canciller austríaco, Sebastian Kurz, insistió en que los fondos no pueden destinarse a proyectos como el ingreso mínimo vital en España o los cheques turísticos que ha puesto en marcha el Gobierno de Roma. El club de los frugales exige reformas económicas y más controles para garantizar que el dinero no se malgasta.

Por su parte los países del Sur reclaman que el fondo de reconstrucción se apruebe cuanto antes para amortiguar el impacto de la crisis sin precedentes provocada por la pandemia. "La propuesta de la Comisión es un punto de partida, pero debemos alcanzar un acuerdo pronto. Cuanto más tiempo perdamos, más profunda será la recesión", dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Los países del sur piden un acuerdo rápido

Un análisis con el que coincide también la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, que ha avisado a los líderes europeos de que lo peor de la crisis en términos de empleo todavía está por llegar y se cebará especialmente en los jóvenes. La banquera francesa ha dicho que un fracaso en las negociaciones en julio provocaría un shock en los mercados que agravaría aún más la crisis. 

España e Italia se adhieren sin fisuras a la propuesta de Ursula von der Leyen. La dotación de 750.000 millones es menos de lo que ellos pedían pero más de lo que esperaban lograr. El equilibrio entre subsidios (500.000 millones) y préstamos (250.000 millones) también conviene a Pedro Sánchez y Giuseppe Conte para mantener bajo control su abultada deuda pública.

Y la clave de reparto que ha planteado la alemana convierte a España (140.000 millones) e Italia (173.000 millones) en los principales beneficiarios de las ayudas a la reconstrucción de la UE. Eso sí, al Gobierno español le preocupa la presión de los nórdicos y por eso reclama que no se le impongan condiciones "exorbitantes" a cambio del dinero europeo.

Tras volver a constatar estas diferencias que parecen insalvables, el presidente del Consejo Europeo ha anunciado que presentará una nueva propuesta de compromiso antes del 17 de julio. Tanto el fondo de reconstrucción como el presupuesto plurianual deben aprobarse por unanimidad de los Veintisiete Estados miembros, lo que complica todavía más las cosas: todos los líderes tienen poder de veto.

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