¡Subida de impuestos a la vista! Lo ha dicho Pedro Sánchez en los últimos días, y ahora los economistas empiezan a dar por descontado que si queremos abonar la factura de la crisis del Covid-19 no quedará más remedio que pagar más dinero a las arcas públicas. Un aumento de recaudación que será esencial si, como se prevé, el Estado deja de ingresar 40.000 millones de euros.
Dado que el aumento de la presión será inevitable, el debate ahora está en ver de qué manera se abona la factura. Hay muchas opciones, pero la última propuesta no deja de ser llamativa cuanto menos. Los economistas de Fedea creen que la mejor solución sería poner en marcha unos ‘coronatributos’, que permitan hacer frente al incremento de gasto, que sean temporales y afecten a todo el mundo por igual.
“Creemos que no se puede atribuir culpabilidades por la crisis derivada de la pandemia” dicen los expertos de Fedea. Recuerdan que “todos” nos veremos beneficiados de las medidas adoptadas para superarla y, por tanto, “todos” debemos contribuir a financiar los costes. Eso sí, dejando muy claro “que no todos hemos soportado en la misma medida” los costes que ha implicado.
Por tanto, ¿en qué consisten los ‘coronatributos’? Básicamente en un recargo en el IRPF “que es general, progresivo y con buenas propiedades de estabilización automática”. Se aplicaría de forma extraordinaria, por un tiempo limitado y que variaría en función de la consecución de los objetivos de reequilibrio de las finanzas públicas.
La propuesta de Fedea explica que, con este sistema, se logra la justicia social que tanto reclama el Gobierno. En primer lugar, porque el IRPF “reflejará en la renta” la suerte que cada uno corra a consecuencia de la pandemia. En segundo lugar, porque “el tramo exento podría estar relacionado con la situación de los colectivos más perjudicados por la crisis”.
Capacidad recaudatoria
La tercera baza que juega a favor de estos 'coronatributos' es que, dado que en el IRPF tributan algo más de 21 millones de personas, “tendría una importante capacidad recaudatoria”. Además, al hacerlo por esta vía los costes de gestión serían nulos dado que se articularía dentro del sistema de retenciones y pagos fraccionados.
¿Cuánto se pagaría? Los economistas de Fedea no entran en el cálculo, pero sí dejan claro que podría haber distintas opciones de “progresividad y redistribución”. Por tanto, puede ser “fijo o creciente, sobre la base, la cuota o la diferencia entre ambas”. Es decir, que presenta múltiples posibilidades.
Ahora bien, desde Fedea son conscientes de que este recargo temporal no será suficiente para cuadrar las cuentas del Estado que cuenta con un “déficit estructural permanente”. Por tanto, dan una idea de la reforma que debería adoptarse en el sistema impositivo español para lograr recaudar todo lo necesario.
Los economistas insisten en que sería necesario aplicar “impuestos de base amplia”, esto es, eliminar todas las deducciones posibles. Además, creen que se deberían “ensanchar las bases aplicables al IRPF, IVA e Impuesto sobre Sociedades”. Reclaman también que esa reforma “elimine el régimen de estimación objetiva (módulos) de los rendimientos de actividades económicas en el IRPF.
Dentro de esta amplia reforma fiscal, creen que es “imprescindible” una reforma integral de la tributación del capital. De este modo, se podría contemplar “conjuntamente” su gravamen en el IRPF y el Impuesto sobre el Patrimonio, de modo que se pueda asegurar su neutralidad.
Se reclama también la necesidad de una apuesta por los impuestos medioambientales, que “tienen aún bastante recorrido en España”. Ahora es el turno del Gobierno. ¿Escuchará a los economistas? Tiempo al tiempo.