Soledad Núñez (Badajoz, 1957) es miembro del Consejo de Gobierno y de la comisión ejecutiva del Banco de España. Entre 2005 y 2011, durante los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero, fue directora general del Tesoro y Política Financiera, con lo que vivió desde una posición protagonista la política económica de la crisis financiera de 2008 y los problemas de la deuda periférica europea que colocaron a España en el abismo financiero en 2012.
Es doctora en Economía por la Universidad de Minessota (EEUU) y, como experta en el mundo financiero, participa en el Observatorio de la Realidad Financiera (ORFIN), una cátedra universitaria que nació de la alianza entre la Universidad de Alcalá y Thinking Heads.
Si en 2008 los bancos fueron el problema, ahora se perfilan como parte de la solución a la crisis…
Esa es una gran diferencia con la crisis anterior. En parte, alguno de los problemas de la banca en 2008 vino por la exposición que tenían a determinados sectores. Pero en estos años, se han adoptado muchas medidas, los bancos están en mejor situación y el BCE está poniendo mucho hincapié en que el sector financiero siga cumpliendo con su papel de prestamista, de dar préstamos.
Esto es un aspecto importante porque si la economía se hunde y los bancos no prestan, va a ser más deflacionaria y esto alejaría los objetivos de inflación del BCE, así que se está haciendo mucho esfuerzo para que los bancos sigan llevando a cabo esa función de prestamistas. Lo mismo ocurre con la política de avales. Es importante que la banca siga prestando. No es que preste a empresas no solventes, sino a empresas que sin crédito no podrían sobrevivir, pero que si no hubiera sido por el Covid-19, no tendrían problemas de solvencia.
En la primera fase de los avales del ICO se ha prestado dinero a empresas sabiendo que es posible que parte del crédito concedido no se recupere…
Sabiendo no. El Banco de España ha puesto bastante empeño en que no se preste a empresas no solventes. Otra cosa es que luego haya empresas que no puedan superar la crisis del Covid-19. Pero sabiendo que una empresa no va a sobrevivir no se le puede prestar. Sería incumplir una norma a sabiendas y una mala gestión del riesgo. Con los avales en España, el riesgo es compartido. Los bancos están tomando sus medidas para no dar préstamos a empresas que no van a sobrevivir porque ya andaban mal. Luego, de las empresas a las que se está prestando, es posible que algunas no se recuperen y que suba la morosidad.
El Banco de España ha puesto bastante empeño en que no se preste a empresas no solventes
Se han creado nuevas líneas del ICO para impulsar a través de ellass la inversión sostenible en la recuperación. ¿Es una buena idea?
La cooperación público-privada es positiva. Creo que el Gobierno ha hecho bien en adoptar las medidas gradualmente, tanto en el caso de los ERTE, como en el de los avales ICO. No es una política desacertada porque era importante ver cómo iba a ser la recuperación para adoptar medidas eficaces. En un primer momento, no se sabía nada, ni cuánto duraría el confinamiento, ni el estado de alarma...
¿Cree que la banca puede jugar un papel importante para ayudar a transformar el tejido productivo español?
En algunos aspectos, puede ayudar a conseguir una economía más sostenible. Con los préstamos ‘verdes’ y los préstamos sostenibles, se está haciendo bastante por eso. También puede impulsar la innovación y fomentarla con préstamos específicos. No obstante, las áreas de la innovación o de la I+D más que con deuda bancaria se suelen financiar con venture capital. Aquí necesitamos ir de la mano de la legislación europea para intentar desarrollar estos mercados que en Europa están mucho menos desarrollados que en EEUU.
Necesitamos ir de la mano de la legislación europea para intentar desarrollar el 'venture capital' en Europa
En este sentido, ¿sería bueno conseguir diversificar las fuentes de financiación de las empresas?
Sí. Sería bueno. También es importante señalar que en este momento, se están emitiendo bonos sociales y bonos sostenibles. No solo por parte de entidades públicas, también por los bancos. Los 'bonos sociales' pueden hacer muchísimo por construir una economía más inclusiva, que sea también más productiva.
¿Esos 'bonos sociales' también son una palanca para mejorar la reputación de las entidades?
Sí, pero va más allá. Por ejemplo, el involucrar a los bancos en las 'finanzas verdes' partió más del área de la Responsabilidad Social Corporativa, pero poco a poco se ha ido llevando al 'core business', al núcleo de su negocio y de su gobernanza, por la importancia de cómo puede afectar al balance de los bancos los aspectos relacionados con el cambio climático y la transición hacia una economía de bajo carbono. Es importante abordarlos tanto desde la perspectiva de las oportunidades como de los riesgos.
¿Se debe dejar de financiar el petróleo o los negocios que estén relacionados con él?
Esa es una decisión de los bancos. El que las entidades tengan en su balance 'activos marrones' les supone riesgos y tendrán que calibrar si les merece la pena o no. Hay bancos que toman la decisión de no financiar proyectos de 'activos marrones', como llamamos a estos activos en la jerga de las 'finanzas verdes'. También pueden financiar proyectos de “transición”, es decir, proyectos de empresas de sectores 'marrones' destinados a adaptarse a la transición ecológica.
En este ámbito de las 'finanzas verdes', ¿cómo está posicionado el sector financiero español?
Valorar los riesgos que comentaba y que se materializan en riesgos de crédito, de mercado, operacionales y de reputación es una tarea complicada. Hay que evaluarlos con un prisma de amplio alcance, de una combinación de riesgos físicos con riesgos de transición. En algunos casos, se va a materializar el riesgo pero siempre tendremos la incertidumbre de no saber cuándo.
Que las entidades tengan en su balance 'activos marrones' supone riesgos y los bancos tendrán que calibrar si les merece la pena o no
Con todo esto, los más activos son los grandes bancos tanto en España, como en el resto del mundo. Con ocasión de la COP25 el sector financiero español firmó unos compromisos para tener estas cosas en cuenta y colaborar entre ellos para desarrollar metodologías y mejorar sus prácticas. Son compromisos definidos sobre los que cada año harán evaluaciones. No es una tarea sencilla.
Ese compromiso de la Cumbre del Clima es previo al coronavirus. ¿Cree que se va a acelerar ahora que además la agenda europea quiere dar un impulso a la economía ‘verde’?
Sí. El fondo europeo también va a estar involucrado en esto, así que se acelerará. Durante estos meses, la actividad de la emisión de 'bonos verdes' se ha ralentizado muchísimo. En marzo se hundió, se emitieron 3.500 millones de dólares, una cantidad muy pequeña y que no era tan baja desde los inicios del mercado de estos bonos. Pero, en contra, se han dinamizado los 'bonos sociales sostenibles'. Estos últimos no solo son para financiar el cambio climático, sino para objetivos mucho más amplios y tienen mucho margen de crecimiento. El Environmental Finance y otras instituciones es lo que vienen a decir.
Ahora que se espera que lleguen esas ayudas de la UE, ¿qué papel puede jugar el sector financiero para que el dinero público sea acompañado de inversiones privadas?
Habrá muchas iniciativas de inversión público privada. Además, habrá una parte de esas inversiones que habrá que financiar y ahí están los intermediarios financieros.
¿Podemos estar tranquilos en España con la salud de los bancos? El Banco de España está vigilante con la morosidad…
El punto de partida es bastante mejor que con la crisis anterior. Los bancos están mucho más saneados. Es indudable que tienen el reto de que no aumente la morosidad, pero tampoco tiene que incrementarse estrepitosamente. Además, los bancos tienen resortes para contrarrestar ese aumento de la morosidad porque están mucho más saneados, tienen más capital y de mejor calidad. También tienen provisiones hechas y fuelle para soportar los momentos difíciles que puedan venir. Lo pasarán mejor o peor en función de cómo evolucione la economía.
Es indudable que los bancos tienen el reto de que no aumente la morosidad, pero tampoco tiene que incrementarse estrepitosamente
Pero a este reto hay que sumarle otros, como la digitalización de la banca y el aumento de la competencia en los servicios financieros por parte de entidades distintas a los bancos. Pero esto no son retos nuevos y, hasta ahora, los han venido sorteando bien. También está presente el reto del escenario de tipos de interés muy bajos. Son varios desafíos, pero los bancos están más saneados que antes, en buena posición y, por otra parte, tienen bastante capital y una de las medidas que han tomado los supervisores ha sido la de flexibilizar los colchones de capital y liquidez.
¿Está ayudando la Unión Bancaria a que afrontemos en mejores condiciones esta crisis?
Indudablemente, ayuda bastante porque la visión de la banca es mucho más europea. Tenemos un supervisor con una visión más general y completa de lo que es el sector a nivel europeo. Es una gran ventaja el haber avanzado tanto en la Unión Bancaria. Queda todavía el deber del fondo de garantía de depósitos, pero todo llegará.
La prima de riesgo, está muy controlada [86 puntos en el momento de la entrevista], usted estuvo al frente del Tesoro en los años en los que la crisis de deuda de la periferia comenzó a expandirse en la UE, ¿Qué comparación hace de una crisis a la otra?
En buena parte es gracias a la actuación del BCE, que ha sido muy decidida desde el principio. La otra vez no fue así. Por otra parte, influye mucho que los mercados saben que los bancos están mejor que en 2008. Otro factor es que esta crisis es temporal, complicada y severa porque no va a tener una recuperación rapidísima y habrá pérdidas de tejido productivo, pero con un horizonte de recuperación que está ahí.
Esta crisis es temporal, complicada y severa porque no va a tener una recuperación rapidísima y habrá pérdidas de tejido productivo, pero con un horizonte de recuperación que está ahí
Todas las economías están emitiendo deuda, ¿es un riesgo toda esa avalancha de emisiones a nivel mundial?
Los mercados por ahora lo han soportado bien. Si existiera ese temor, la prima de riesgo no estaría donde está porque las necesidades de emisión se saben que van a ser voluminosas. Sin duda, las compras de los bancos centrales, a nivel de mercados globales, ayudan.
Hace unos días, el director de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, decía que nos pasamos la vida pidiendo ayuda a Europa y cuando pone a disposición esa ayuda tememos recurrir al MEDE…
Pienso lo mismo y creo que Economía también lo piensa.
¿Podría ser un estigma para España pedir esa ayuda?
No tiene por qué haber estigma si se pide porque se necesita para lograr una mejor recuperación y un crecimiento sostenible.
La ayuda del MEDE se necesita para lograr una mejor recuperación y un crecimiento sostenible
El Banco de España está jugando un papel muy activo en las propuestas para salir de la crisis y parece estar dejando atrás una etapa en la que también sufrió problemas de reputación…
Es un honor que diga eso porque soy parte del Consejo. Tenemos que cumplir nuestra labor. Somos una entidad de servicio público. Tenemos que procurar saber asesorar. Asesorar al Gobierno está en la Ley de Autonomía del Banco de España. Como somos una entidad de servicio público, tenemos que querer lo mejor para los ciudadanos españoles y también hacer valer los intereses españoles y europeos en el resto del mundo cuando se deciden políticas internacionales. Es importante ser activo.
Es activo y pide consensos…
Por supuesto. En todos los retos que tenemos por delante, que son fuertes, el consenso es muy importante porque si no, no consigues políticas de largo plazo.
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