La crisis económica generada por el coronavirus ya tiene su efecto en las familias. Aunque el consumo ha comenzado a crecer en las últimas semanas, los hogares se preparan ya para cerrar el grifo en los próximos meses. Tanto es así que el 95,7% de los españoles no prevé hacer ninguna inversión o compra; y eso que la mayor parte de los ciudadanos considera que su situación económica es buena en este momento.
Los datos los ha puesto de relieve el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en el que se muestra cómo los españoles piensan sólo en pagar los gastos esenciales. Es decir, que no se plantean comprar una casa; tampoco piensan en hacer reformas, ni en hacer un viaje al extranjero.
Este tipo de gastos suelen suponer un desembolso importante, por lo que puede tener su lógica que ante una situación de expectativas negativas se descarten. Sin embargo, la cosa es peor de lo que parece. El 80,3% descarta comprar un electrodoméstico, nueve de cada diez no se plantean la compra de un ordenador y el 94% tampoco se plantea contratar productos de ahorro.
“Lo que reflejan estos datos son un parón absoluto en el consumo”, explica el economista Juan Manuel López Zafra en conversación con Invertia. Unos datos que son la “antiexpectativa” y que vienen a indicar que las familias van a paralizar sus gastos. Eso “sólo apuntalará” la crisis que viene, señala.
Coincide en el diagnóstico el colaborador de Invertia y economista Javier Santacruz. A su juicio, más que la cifra lo “preocupante” es la tendencia, porque “el consumidor va a retrasar mucho tiempo su decisión” de compra.
Deflación a la vista
Dice el economista que, sobre todo en el caso de la vivienda y los coches, estamos ante un comportamiento de un consumidor que espera que haya una “deflación”, una espiral muy peligrosa que sólo podría solventarse si hubiera algún shock que rompiera la inercia.
¿En qué consiste esa forma de comportamiento? En que el consumidor confía en que habrá una bajada de precios y, por tanto, retraso de forma permanente su decisión de compra a la espera de que llegue ese momento.
Se abren así las puertas a los peores augurios que hablan de una caída del PIB de nuestro país del 25% a final de año. Un escenario que ya pronostican analistas como los de Deutsche Bank y que contrastan con las expectativas que tiene el Gobierno.
Las respuestas del CIS, que conviene coger con cautela, también explican el nerviosismo instalado en el Gobierno en los últimos días. Aclaran el por qué el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anima a consumir a la ciudadanía cada vez que tiene ocasión.
“Podemos estar ante la peor crisis desde 1936”, dice López Zafra, para quien si se confirman los peores augurios, no habrá recuperación hasta dentro de una década. Veremos.
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