La preocupante evolución de la situación sanitaria en España por el incremento de los contagios de la Covid-19 está siendo acompañada por algunos datos inquietantes sobre las expectativas de la recuperación económica.
En este último punto, las novedades no vienen solo de nuestro país, sino del conjunto del mundo. Son amenazas del exterior que complican la ya de por sí difícil recuperación de la actividad española ante el avance de los rebrotes.
La economía global afronta un segundo semestre crítico en el que los países tratarán de lidiar con la pandemia con el objetivo de no tener que volver a recurrir a confinamientos totales para no herir aún más la economía por el efecto devastador sobre la sociedad que tiene el empobrecimiento.
El PIB de la eurozona sufrió un desplome histórico del 12,1% entre abril y junio con España encabezando la caída y un retroceso en el empleo del 2,8%, según los últimos datos de Eurostat.
Hay señales que apuntan a que la recuperación de la economía española podría verse más lastrada de lo esperado y la 'V' asimétrica podría tardar más de lo previsto en completarse de lo estimado inicialmente, como puso de manifiesto el pasado lunes la OCDE en un informe tras analizar datos del mes de julio.
Cuando los economistas respiraban porque lo peor de la caída económica había quedado atrás han surgido nuevas alertas a nivel mundial que obligan a extremar la cautela en las previsiones económicas.
Preocupación empresarial
Una de ellas ha llegado desde uno de los termómetros que se han utilizado para medir la confianza de los mayores empresarios del mundo. La consultora Oliver Wyman ha publicado un informe en el que más del 75% de los primeros ejecutivos de la lista Fortune 500 -que aglutina a las mayores empresas del planeta- afirma que la actividad económica no retornará a los niveles previos a la pandemia hasta el año 2022.
Ante este pesimismo, el 90% de las mayores corporaciones del mundo reconoce que está planeando recortar costes. Un signo preocupante en un año 2020 en el que el Banco Mundial calcula que el PIB mundial retrocederá un 5,2%.
Esa preocupación también se comparte en España, uno de los países del planeta en el que los rebrotes han aparecido antes. Los empresarios españoles, a través de la CEOE, pidieron el pasado jueves que se utilicen rastreadores efectivos para evitar un nuevo confinamiento.
Algo que sería desastroso para la economía española, que organismos como el FMI o la OCDE han señalado en los últimos meses junto con Italia como la más dañada por la Covid-19.
Un escenario preocupante que abre la puerta a que los servicios de estudio se vean forzados a empeorar sus ya de por sí pesimistas previsiones económicas a la vuelta de las vacaciones. Y es que además de los datos sanitarios, son muchas las alertas que se han activado en la segunda semana de agosto en distintos frentes económicos.
Menos demanda de petróleo
Desde el sector del petróleo, ante el empeoramiento de las expectativas de recuperación de la actividad económica, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) revisó a la baja por primera vez este jueves en varios meses su previsión de demanda mundial de crudo para 2020.
El recorte esperado alcanza los 140.000 barriles diarios respecto de su último pronóstico y se achaca al impacto de la pandemia sobre el transporte, en concreto a la aviación.
Dado el impacto que la caída de la demanda suele tener en el precio del crudo, este escenario ha funcionado en el pasado como un viento de cola a favor de la economía española por la dependencia de este país del 'oro negro'. Sin embargo, en esta ocasión, el severo desplome del turismo, el comercio y la industria que motivan el desplome hacen que esta noticia no pueda ser celebrada.
Turismo y rebrotes
Tras las restricciones de los viajes a España que han impuesto varios países, la temporada turística podría verse más dañada en nuestro país que en otros del entorno que no están padeciendo rebrotes tan preocupantes.
Los malos datos de viajeros que se están registrando en agosto hacen que la esperanza sea ahora que Canarias salve la temporada con un buen mes de octubre, algo que no está claro que vaya a suceder.
Un estudio publicado esta semana por Oxford Economics ponía el foco en este punto al considerar que el turismo está "sobredimensionado" en España.
El hecho de que otros países de Europa cuenten con un modelo económico basado en sectores que pueden implementar mejor el teletrabajo estaría facilitando la recuperación de sus economías, según la citada firma británica.
Siguen los aranceles
A la complicada situación del turismo se suma la preocupación de otros sectores por la guerra arancelaria. Aunque con menor ruido que en 2019, las tensiones comerciales siguen presentes en la agenda geopolítica, como se ha podido comprobar también esta semana con la decisión de Estados Unidos de mantener los aranceles impuestos a España.
Productos españoles -como la aceituna, el vino o el aceite de oliva- no han podido entrar en la lista de aranceles suprimidos, algo que sí ha ocurrido en productos producidos en Grecia y Reino Unido, ahora que este último está fuera de la Unión Europea. Al menos, la cuantía de los aranceles no se ha elevado frente a la ya vigente.
Pese a que la medida no es nueva, los efectos sobre el sector agroalimentario son graves, como lo pone de manifiesto la pérdida de peso que ha sufrido en los últimos meses el aceite español en las exportaciones a Estados Unidos.
Junto a España, países como Francia o Alemania, también están sufriendo las consecuencias de este conflicto que data de las ayudas públicas que recibió el gigante aeronáutico Airbus. Pese a que la Unión Europea acusa a Estados Unidos de haber hecho lo mismo con su fabricante Boeing, la OMC permitió a Washington imponer aranceles.
Dada la gravedad de la crisis económica, para la Unión Europea resulta crucial encontrar una salida negociada con la Administración Trump al conflicto que hace perder millones de euros a las empresas europeas afectadas cada día. Pero de momento, no hay visos de una tregua inminente.
El batacazo británico
También desde el Reino Unido, un socio comercial clave para España por el intercambio de turistas y el peso de las filiales británicas de muchas empresas españolas, ha llegado esta semana un dato peor de lo esperado.
Entre los países desarrollados, la economía de Reino Unido fue la más dañada del segundo trimestre del año con una caída del PIB intertrimestral del 20,4% entre abril y junio.
Como si de una competición se tratara, coincidiendo con la publicación de ese dato, la firma de análisis Oxford Economics publicó un informe en el que afirmaba que la economía española ha salido peor parada que la británica por la crisis de la covid-19 si nos remontamos al inicio de la pandemia.
Basaba esa afirmación en que desde el cuarto trimestre del pasado año, España ha retrocedido un 22,7% de PIB, mientras que Reino Unido ha perdido un 22,1%.
Tras esto se esconde el mal primer trimestre del año que tuvo España por el efecto en la economía del confinamiento de las dos últimas semanas de marzo.
Londres tomó más tarde que Madrid medidas para restringir los movimientos de los ciudadanos, lo que hizo que en los primeros tres meses, su PIB retrocediera dos décimas (frente al -5,2% de España). El momento coincidió también con la entrada en vigor de la fase inicial del 'brexit'.
No obstante, ese retraso en adoptar decisiones podría explicar que la economía británica haya sorprendido al convertirse en la que más sufrió entre abril y junio entre los países desarrollados, según explicaban este jueves economistas consultados por Bloomberg.
Una prueba de que actuar a tiempo en el terreno sanitario es clave para salvar vidas y empleos. Algo que ya deberíamos haber aprendido y que debería concretarse en medidas inminentes para frenar los rebrotes.