2020 acabará como un año catastrófico para la economía española. La esperanza de una recuperación en V atenuada se aleja, ante el inferior impulso del turismo y del consumo en verano debido a los brotes del coronavirus. Tanto el Banco de España como Funcas han empeorado sus previsiones: el ente que dirige Pablo Hernández de Cos prevé una reducción del PIB del 12,6% y la fundación un recorte del 13%.
De ahí que los 140.000 millones procedentes de los fondos para la reconstrucción que la UE va a destinar a España sean tan importantes. Sin embargo, si no llevan aparejadas una serie de reformas y proyectos, nuestro país solo podrá echar mano de una parte de estos fondos y no serán tan 'rentables' como podrían ser.
“La experiencia del actual periodo presupuestario europeo (2014-2020) muestra que España ha gastado el 34% de los más 56.000 millones de euros disponibles en fondos estructurales. Por lo tanto, sin mejoras organizativas ni reformas de los procesos de formulación, seguimiento y ejecución de los proyectos, España solo podrá atraer una parte de los fondos disponibles para 2021-2027”, indica Funcas en su último informe.
Óscar Arce, director general de Estadísticas y Economía del Banco de España se mostró de acuerdo con esta cuestión ayer. “El impacto de cara a apoyar la recuperación dependerá la adecuada elección e implementación de los proyectos a financiar y su capacidad para fortalecer el crecimiento de largo plazo”, indicó.
Los fondos europeos, con las reformas necesarias, permitirían un crecimiento potencial del 2% anual (aproximadamente 24.000 millones de euros) entre 2021 y 2027. Además, también tendría incidencia en un mayor descenso del paro y de la deuda pública, según Funcas.
Reformas
Pero ¿en qué se tienen que centrar estas reformas? Paradójicamente, los expertos no se centran en cuestiones como la digitalización de la economía o la transición ecológica. Carlos Ocaña, director de Funcas, considera que las primeras reformas deben ir destinadas a mejorar la productividad y a actualizar el mercado de trabajo, de manera que se 'acote' la precariedad del empleo en España.
No se olvida del sistema de pensiones, “que necesita actualizarse” -algo en lo que ya trabaja el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá-, y también reclama mejoras en el funcionamiento de los mercados en España.
Estas son las reformas prioritarias, considera, para lanzar la productividad española y potenciar la rentabilidad de los fondos europeos, aunque a estas habría que sumar otras en los campos de la educación y la I+D ya a largo plazo, así como mejoras administrativas para movilizar proyectos y agilizar la aprobación de los fondos.
“Los fondos comunitarios se pueden entender de dos maneras. De una forma asistencial o como una gran excusa para hacer reformas. Y en el fondo, las reformas tendrían que tocarlo todo”, opina por su parte Valentín Pich, presidente del Consejo de Economistas.
“Por ejemplo, la gestión de la elección de quién gobierna una universidad. ¿Es correcta o no? ¿Facilita la gestión y su relación con las empresas o no? Esto es una reforma y no se gesta con dinero”, indica.
También considera que ha llegado el momento de “alargar la edad de jubilación. Es decir, hacer pequeñas cosas que no van a dar resultados hoy, ni mañana, pero sí en un futuro próximo. Hay que replanteárselo todo”.
“Si nosotros no modernizamos nuestra economía, no hacemos que se puedan producir cosas y servicios cada vez más sofisticados, el Estado de bienestar está en peligro. Es evidente. La ventaja que tenemos ahora es que el problema, la pandemia, es mundial, aunque tendremos el problema de que otros países también ‘espabilarán’ mucho más. El mercado internacional va a ser mucho más duro”, alerta Pich.
En cualquier caso, España no va a recibir los 140.000 millones de una sola ve. En 2021 se recibirá solo 21.000 millones.