El aumento del gasto en Sanidad o en prestaciones sociales y los efectos devastadores sobre la economía que ha tenido la Covid-19 han dejado a las finanzas públicas españolas en una situación muy preocupante.
La deuda pública continua su escalada y volvió a batir en septiembre un nuevo máximo histórico al alcanzar los 1,3 billones de euros y superar el 114,1% del PIB, según los datos que actualizó este martes el Banco de España.
Ese descontrol está lejos de encontrar su freno. El Gobierno prevé que la deuda pública alcance este año el 118,8% del PIB, nada menos que 23 puntos porcentuales por encima del ya preocupante cierre de 2019. Esto supone el mayor avance del endeudamiento del Estado desde que hay registros y se explica tanto por el aumento de la deuda emitida como por la caída del PIB español de este año.
Ante esta situación, es pertinente preguntar, cuánto tiempo y esfuerzo costará a los españoles recuperar los niveles de deuda y déficit previos a la crisis de la Covid-19. Y la respuesta es poco alentadora. Más aún si se tiene en cuenta que las finanzas públicas españolas partían de una situación muy débil en 2019, cuando la deuda cerró en el 95,5% y el déficit público en el 2,86%, por encima de lo pactado con la Comisión Europea.
Volver al nivel de deuda pública previo al coronavirus y rebajar el déficit hasta el 3% -techo recogido en el Tratado de Maastricht- exigiría que la economía española creciera un promedio del 7,5% durante los próximos cinco años, según los cálculos de la consultora Freemarket. Se trata de un objetivo "altamente improbable, por no decir imposible", de acuerdo con los autores de este cálculo.
En los Presupuestos Generales del Estado (PGE) el Gobierno ha incorporado un cuadro macroeconómico más optimista que el de los organismos internacionales y servicios de estudio nacionales. En él se prevé un desplome de la economía este año del 11,2% y un incremento del PIB en 2021 del 7,2% por el efecto del rebote (y del 9,8% si se incluyen los fondos europeos), pero ese avance iría luego estabilizándose.
Antes de que se certificara la dureza de la segunda ola de la Covid-19, el Banco de España estimó una caída del PIB para este año de entre el 10,5% y el 12,6% en 2020 a la que seguirá un avance de entre el 7,3% y 4,1% en 2021 y de entre el 1,9% y el 3,3% de 2022.
Se trata de una proyección muy lejana al crecimiento del 7,5% que haría falta conseguir para pasar página de la pandemia en términos de deuda y déficit.
En los últimos 10 años, marcados por la crisis de 2012 y la posterior recuperación, el año que más ha crecido el PIB español fue en 2015, cuando avanzó un 3,8%.
Subida de impuestos
Para equilibrar las finanzas públicas solo existen dos caminos: el recorte de gasto público o la subida de impuestos. Esta última receta ha sido desaconsejada por el Banco de España, el FMI y numerosos economistas.
De hecho, países como Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Austria, Portugal o Grecia han anunciado rebajas tributarias para impulsar la economía en un momento crítico como el actual.
El citado informe de la consultora que preside Lorenzo Bernaldo de Quirós también considera un error la subida de impuestos que contemplan los Presupuestos y advierte que en el contexto actual, sus cálculos no se sostienen.
"Es imposible cuantificar con un mínimo rigor cuanto se recaudará de tributos como el que grava los servicios digitales sobre el que no hay experiencia internacional", afirma. "Sí se sabe que los impuestos sobre las transacciones financieras apenas recaudan y tienen un efecto de deslocalización, el caso de Suecia en los 80 es emblemático", añade el documento titulado Unos presupuestos increíbles.
Más gasto estructural
Son varios los economistas que en los últimos días han advertido del peligro de que buena parte del aumento de gasto que contemplan estos Presupuestos en Sanidad, Educación, Dependencia o Cuidados se convierta en estructural. Esto implica que ese gasto público se consolidará en España y se irá acumulando a lo largo de los próximos ejercicios presupuestarios.
"Esto supone un aumento del binomio gasto-déficit estructural, lo que acentúa la insostenibilidad de las finanzas públicas no ya en el largo plazo, si no en el medio. La economía española es incapaz de generar los recursos suficientes para hacer frente a la extensión de programas sociales destinados a permanecer. Esto es sencillamente inviable", advierte Freemarket.
El salto que ha experimentado la deuda pública este año ha sido el mayor en un solo ejercicio de toda la historia de España y supera los registros que se experientaron entre los años 2011 y 2012, cuando España tuvo que pedir a la Unión Europea el rescate financiero. En el caso del déficit, el incremento previsto para 2021 es el más grande desde 1845, según recuerda el documento.
El próximo año, la ratio de deuda sobre PIB se reducirá al 117,4%, frente al 118,8% previsto en 2020. Una situación que aboca a España a depender de las compras de deuda en los mercados del Banco Central Europeo (BCE) y del apetito de los inversores extranjeros por la deuda pública española.
El próximo año, el Ejecutivo tendrá que emitir 299.138 millones de euros para financiar el gasto.
"Tarde o temprano, el Gobierno se verá forzado a realizar un severo plan de ajuste. Esta hipótesis es incuestionable. La única duda es el momento en el que se materializará", señala Freemarket, en línea con la advertencia que en las últimas semanas han venido lanzando numerosos economistas al analizar las líneas básicas de los Presupuestos.