Nadia Calviño ha ganado una nueva batalla que suma puntos en su lucha contra el entorno del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, por la hegemonía de la gestión económica del Gobierno de coalición. La vicepresidenta tercera ha logrado imponer a su candidato en la Comisión Nacional de Mercados y Valores (CNMV), Rodrigo Buenaventura, frente a quienes pusieron sobre la mesa nombres asociados a la órbita del Partido Socialista.
De esta manera, al frente del principal regulador del mercado español se pone un profesional con perfil técnico, continuista a la gestión del actual presidente Sebastián Albella, sin pasado en el mundo privado y con una dilatada trayectoria en las instituciones reguladoras bursátiles. Con el nombramiento de Cani Fernández como presidenta de la CNMC, Calviño completa un tándem técnico de gestores de confianza y sugeridos por su entorno más cercano.
En el caso de Buenaventura, su trayectoria de más de una década en la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) y en la propia CNMV, así lo demuestra. En definitiva, un perfil que da tranquilidad de los mercados y a las grandes empresas cotizadas. Se acaban así los rumores que situaban como presidente del regulador a un profesional cercano al PSOE y con un perfil más político, impulsado por miembros del gabinete de la Presidencia.
Estamos, por tanto, ante un verdadero golpe de efecto de la vicepresidenta consumado horas después de que dijese públicamente que se sentía más cómoda aprobando unos Presupuestos Generales del Estado (PGE) con el Partido Popular que con los partidos independentistas.
Para nadie es un misterio que Calviño está casi en las antípodas ideológicas que los miembros de Unidas Podemos en el Gobierno y que ha realizado un gran ejercicio de control político y mano izquierda para intentar frenar las arremetidas más agresivas de esta ala de Ejecutivo para imponer su agenda social.
Renuncia de Albella
Pero es quizás mucho más desconocida la batalla que mantiene con los asesores de Sánchez en materia económica. Con ellos, ha disputado la gestión de los fondos europeos de reconstrucción, pero antes la agenda mediática económica e incluso se han llegado a crear comités de expertos paralelos para asesor al Gobierno en estos temas: uno en Moncloa y otro en Asuntos Económicos.
En esta línea, la carrera por nombrar al nuevo presidente de la CNMV, no estuvo exenta de polémicas. Desde hace un par de meses se buscaban candidatos para suceder a Sebastián Albella conscientes de que su mandato expiraba a finales de octubre.
La potestad de elegir al candidato está establecida por ley en el Ministerio de Asuntos Económicos y corresponde a Calviño nombrarle, pero pese a esta normativa, en Moncloa se comenzó a realizar una búsqueda paralela para intentar imponer un candidato ante la CNMV. Empezó una batalla silenciosa entre los despachos de Moncloa y los del Paseo de la Castellana.
De hecho, esta situación generó que Calviño tuviese dificultades en realizar el nombramiento y le obligó a retrasarlo. Las fuentes consultadas por Invertia indican que hace un par de semanas desde el entorno de Moncloa se llegó a poner sobre la mesa un par de nombres, de perfil claramente político, que fueron rechazados por la vicepresidenta.
Calviño no aceptó porque consideró que era labor de su equipo elegir el candidato, pero también porque estaba convencida de que los perfiles no eran los adecuados y que podían transmitir intranquilidad en los mercados.
Trayectoria de Buenaventura
Las fuentes consultadas indican que en este punto Calviño llegó a plantearse seriamente la posibilidad de renovar a Albella en el cargo, pero ya era demasiado tarde. El actual presidente del regulador se cansó de esperar la confirmación de Asuntos Económicos y acordó con la vicepresidenta renunciar a seguir en el cargo.
Un pacto de caballeros en los que se comunicó a la prensa el lunes 16 como un acuerdo mutuo. Incluso, para no dejar un vacío de poder, el Ejecutivo aprobó un día después una norma para que Albella se mantuviese en el cargo hasta que se encontrase sustituto, incluso si su mandato estaba expirado.
No obstante, días después se decantó por un hombre de confianza de Albella, Rodrigo Buenaventura, queque lleva tres años trabajando estrechamente con su antecesor.
Buenaventura, economista de profesión, asumió su cargo de director general de mercados hace tres años. Anteriormente ejerció el cargo de director de la División de Mercados de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA). Fue también director del Departamento de Mercados Secundarios, así como del Departamento de Asuntos Internacionales de la CNMV.
Un perfil a prueba de políticos. Era la pieza que faltaba Calviño para repeler nuevamente la arremetida de los hombres de Moncloa, que volvieron a intentar imponer su agenda y sus candidatos durante esta semana. Pero no lo lograron. Punto para la vicepresidenta.