El Banco Central Europeo (BCE) recarga su bazuca monetario contra la Covid-19 con el fin de amortiguar el impacto de la segunda ola de contagios que asola a todo el continente y mantener bajo control la prima de riesgo de los países más afectados, como España. Su Consejo de Gobierno, presidido por Christine Lagarde, ha decidido este jueves ampliar en 500.000 millones de euros extra su programa de compra de deuda de emergencia frente a la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés), que contará así con una dotación total de 1,85 billones de euros.
Además, la duración de este programa extraordinario se extiende: no concluirá en junio de 2021 como estaba inicialmente previsto, sino que se prolonga como mínimo hasta marzo de 2022. La deuda que llegue a venciendo se reinvertirá al menos hasta final de 2023. En paralelo, Lagarde mantiene activo su plan ordinario de compra de deuda (APP, por sus siglas en inglés) a un ritmo de 20.000 millones de euros al mes, más la recarga extra de 120.000 millones decidida al principio de la crisis.
El objetivo de esta nueva ronda de estímulo es ayudar a absorber las emisiones de deuda sin precedentes que están realizando los países de la eurozona para combatir la crisis del coronavirus, rebajar sus costes de financiación y mantener bajo control la prima de riesgo de Italia y España, los países más golpeados por la pandemia y a la vez los que tienen menos margen presupuestario para hacerle frente.
La actuación del BCE ha tenido éxito incluso antes de materializarse. España ha conseguido intereses negativos por primera vez en la historia al colocar una emisión de bonos a diez años. En concreto, el Tesoro ha vendido este jueves 921 millones de euros a este vencimiento, con un tipo marginal del -0,016%.
El BCE lanzó el programa de emergencia frente a la pandemia el pasado 19 de marzo, con una dotación inicial de 750.000 millones de euros. El 4 de junio aprobó una primera recarga por valor de 600.000 millones adicionales. Hasta ahora ha gastado ya 717.918 millones.
En sus primeros meses de funcionamiento, España y sobre todo Italia se encuentran entre los principales beneficiarios del PEPP. Entre marzo y noviembre, el BCE ha adquirido un total de 118.169 millones de deuda pública italiana y 77.128 millones de deuda española, por encima de lo que les correspondería a ambos países según su peso económico en la eurozona.
Liquidez ultrabarata
Además de la recarga del PEPP, el BCE ha anunciado este jueves que mejora las condiciones de la inyección masiva de liquidez ultrabarata para los bancos con el fin de que mantengan el crédito a empresas y hogares con problemas, a través del programa de operaciones de refinanciación a largo plazo (TLTROs). Habrá tres nuevas TLTROs entre junio y diciembre de 2021 con un tipo de interés del -1% y las condiciones favorables se mantienen hasta junio de 2022.
Para que los bancos puedan hacer pleno uso de estas operaciones de liquidez, el BCE extiende hasta junio de 2022 el paquete de medidas adoptado el pasado abril cuyo objetivo es relajar las garantías que normalmente exige a las entidades a cambio de sus créditos. Finalmente, Lagarde ofrecerá en 2021 cuatro operaciones adicionales de refinanciación de emergencia pandémica a largo plazo (PELTROs) con el fin de garantizar suficiente liquidez en el sistema.
Sin embargo, el Consejo de Gobierno ha decidido no tocar los tipos de interés. En concreto, el tipo general de referencia se mantiene en el mínimo histórico del 0%, mientras que la facilidad de depósito, la remuneración (ahora mismo penalización) de los bancos por aparcar su exceso de liquidez en Fráncfort, se queda en el -0,5%.
Con esta munición adicional, el BCE pretende contrarrestar el empeoramiento de la situación económica en la eurozona debido a la segunda ola de la Covid-19, a la espera de que empiecen a llegar vacunas eficaces. Las últimas noticias sobre las vacunas "parecen alentadoras", pero el agravamiento de la pandemia "aumenta la incertidumbre y supone un reto grave para la eurozona y la economía global", dijo Lagarde en su última comparecencia ante la Eurocámara.
"La economía de la eurozona se verá severamente afectada por el impacto del rápido aumento de las infecciones y la reintroducción de medidas restrictivas, lo que plantea un claro riesgo a la baja para las perspectivas económicas a corto plazo", asegura la presidenta del BCE. Lagarde prevé una recaída en el último trimestre del año y ha rebajado del 5% al 3,9% su pronóstico de crecimiento para 2021.
Por su parte, la inflación en la eurozona lleva en territorio negativo desde el pasado agosto. En noviembre se situó en el -0,3%. Es decir, muy lejos del objetivo del BCE de lograr que el ritmo de aumento de los precios sea inferior, aunque próximo, al 2% a medio plazo. Según los cálculos del propio organismo, en 2023 apenas alcanzará el 1,4%. El Consejo de Gobierno no tenía otra alternativa que actuar, y así lo ha hecho.