Las estimaciones demográficas hacen pensar que en las próximas tres décadas España va a perder 3,7 millones de población activa. Es decir, gente en edad de trabajar, lo que supone un descenso del 12% respecto a la situación actual.
Es por ello por lo que el Gobierno ve necesario para, entre otras cosas, asegurar la sostenibilidad de las pensiones, alargar al máximo posible la vida laboral de los ciudadanos. Tanto es así que, según sus cálculos, en 2050 seguirán en su puesto de trabajo el doble de mayores de 65 de los que lo hacen actualmente.
Las cifras elaboradas por el equipo de Moncloa señalan que actualmente sólo siguen activos el 5% más allá de los 65 años; y que el objetivo es alcanzar el 11% en 2050 con dos hitos intermedios: 7% en 2030 y 9% una década más tarde.
Así figura en los datos que maneja la Oficina Nacional de Prospectiva de Moncloa, que se ha ocupado de la elaboración de la estrategia España 2050 presentada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Para lograr su objetivo de que los sénior se lancen a mantenerse en el mercado laboral, los expertos creen que sería necesario “mejorar la compatibilización entre pensión y trabajo”.
¿Cómo lograrlo? Básicamente adaptando las figuras de jubilación anticipada, parcial, flexible y activa. Para ello, dice el documento, sería aconsejable mejorar esta última, de modo que “se mejore la pensión disfrutada durante la fase laboral”. Propone, para ello, establecer “incentivos específicos para las empresas empleadoras o actualizar la pensión al final del período de compatibilización”.
Retrasar jubilación
No sólo los mayores de 65. También preocupa a los miembros del equipo que ha elaborado la estrategia España 2050 el futuro del talento sénior, entendiendo como tal el de los mayores de 54 años. La intención es que la tasa de empleo de este colectivo pase del 51% actual al 56% en 2030, el 62% en 2040 y el 68% en 2050.
Para alcanzar su objetivo considera necesario “desarrollar programas integrales de retención y reincorporación de trabajadores sénior”. Dentro de ellos debe haber elementos de reciclaje, actualización dentro de la empresa y elementos de adaptación al puesto de trabajo.
El objetivo es “transformar las competencias de las personas que no pueden continuar en los trabajos que venían desempeñando, bien por motivos de salud o por carga física”. De ahí que propongan la creación de un “año sabático laboral formativo”. No sólo eso, también “adecuar los horarios de la jornada laboral a las condiciones físicas y psíquicas” de estos trabajadores.
Otra clave del empleo de los más mayores será la apuesta por el “emprendimiento sénior” para que creen “empresas alineadas con sus intereses y valores vitales”. Para lograrlo, se aboga por “facilitar las redes de contacto que promuevan la difusión de conocimientos y buenas prácticas entre este colectivo”, destaca el documento.
De lo que se trata, en definitiva, es de retrasar al máximo la jubilación. De este modo, los 74 años se situarían como la nueva edad para el retiro. Esto permitiría ganar 1,6 millones de personas activas. Esto “ayudaría a mitigar los futuros impactos negativos que la caída de la fuerza laboral en edades intermedias tendrá sobre el crecimiento económico, así como a sostener nuestro Estado de bienestar”.
Figuras impositivas
Un Estado de bienestar que debe estar compensado por un fuerte aumento de la recaudación impositiva que lo financie. Para ello España 2050 contempla un aumento de la presión fiscal para igualarla a los niveles del resto de países de la Unión Europea. Para ello se propone una completa revisión de las principales figuras tributarias: IRPF y Sociedades, así como de otros como el de Patrimonio y Sucesiones que terminan con las diferencias que existen en este momento entre Comunidades Autónomas.
También se recuperan algunas ideas que ya están en el programa de Gobierno actual y que se han enviado a Bruselas en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Ahí se incluye el pago por uso en las carreteras, un nuevo impuesto sobre las emisiones de los coches así como elevar los tipos en los especiales: alcohol, tabaco y combustibles derivados del petróleo.
En 2050 el Ejecutivo prevé también que consumidores y fabricantes se ocupen de la gestión del residuo y asuman sus costes; por lo que establecerá una tasa para este fin. También se revisarán otras figuras medioambientales con el objetivo de elevar la presión hasta igualarla a los estándares de otros países europeos. Así, la recaudación medioambiental debería alcanzar el 5% frente al 1,8% actual.