Bruselas

En su rueda de prensa del pasado jueves, Christine Lagarde endureció el tono sobre los riesgos de la inflación y señaló una posible subida de tipos de interés a finales de 2022. Las palabras de la presidenta del Banco Central Europeo (BCE) han confundido a los mercados y han despertado las primas de riesgo de los países periféricos, entre ellos la de España.

En una comparecencia este lunes ante el comité de Asuntos Económicos de la Eurocámara, Lagarde ha tratado de recular y suavizar de nuevo su discurso. Pese a admitir que la inflación se mantendrá en niveles altos a corto plazo, la presidenta ha señalado que no va a precipitarse en un endurecimiento prematuro de la política monetaria. Además, asegura que utilizará todos los instrumentos a su disposición para evitar que las primas de riesgo se disparen, como ocurrió durante la crisis de deuda entre 2010 y 2012.

La presidenta respondía así a una pregunta del jefe de la delegación de Ciudadanos en la Eurocámara, Luis Garicano. A Garicano le preocupa el anuncio por parte del BCE de que pondrá fin a la compra de deuda pública antes de ejecutar la primera subida de tipos. "Eso aumentará la fragmentación. La deuda de los Estados miembros será valorada de forma muy diferente y las primas de riesgo podrían volver a niveles muy elevados", ha avisado el líder de la formación naranja.

"¿Tiene usted herramientas suficientes para evitar que se disparen las primas de riesgo?", le ha preguntado a Lagarde. La presidenta del BCE ha aprovechado la respuesta para tratar de lanzar un mensaje de tranquilidad. "Como sabe, nos preocupa tanto nuestra posición de política monetaria como la transmisión de esa política monetaria", ha resaltado.

"Usaremos cualquier herramienta o instrumento que sea necesario para garantizar que nuestra política monetaria se transmita de forma adecuada por toda la eurozona y a todos los Estados miembros cuando se cumplan las condiciones. Y creo que tenemos las herramientas y que tenemos los instrumentos necesarios", ha insistido Lagarde.

En cuanto a la inflación, la presidenta del BCE ha admitido que se mantendrá en niveles elevados durante los próximos meses. No obstante, ha apuntado que el aumento de precios se debe sobre todo al encarecimiento de la energía y los problemas en la cadena de suministro mundial. "No tenemos un problema de exceso de demanda o de calentamiento del mercado laboral como Estados Unidos o Reino Unido", sostiene Lagarde.

Pese al máximo histórico del 5,1% alcanzado en enero, la presidenta del BCE considera que las expectativas de inflación a medio plazo se han estabilizado alrededor del 2%. "Han aumentado las posibilidades de que la inflación se estabilizará en nuestro objetivo. No hay señales de que la la inflación vaya a situarse de forma persistente y significativa por encima de nuestro objetivo a medio plazo, lo que sí exigiría un importante ajuste monetario", ha apuntado.

Por todo ello, Lagarde ha restado importancia a la próxima reunión del BCE en marzo. De su discurso de la semana pasada, los mercados interpretaron que el Consejo de Gobierno aprobará entonces acelerar el fin de la compra de deuda y confirmar la primera subida de tipos para finales de año. La presidenta ha intentado corregir esta interpretación. 

"Lo que haremos en nuestra reunión de marzo es examinar muy cuidadosamente las cifras de las previsiones y qué nos dicen. Pero no hay ninguna necesidad de apresurarse a ninguna conclusión prematura en este momento. Las perspectivas son demasiado inciertas para eso", ha señalado la presidenta.

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