Una ralentización abrupta del crecimiento, aunque sin caer en la recesión, y una inflación disparada por la subida imparable de los precios de la energía. Este será el impacto más inmediato de la invasión rusa de Ucrania sobre la economía de la eurozona. La situación todavía podría empeorar si el conflicto se agrava, según las previsiones publicadas este jueves por el Banco Central Europeo (BCE).
El BCE prevé que la econonomía de la eurozona crezca en 2022 un 3,7%, cinco décimas menos de lo que había calculado en diciembre. "La guerra entre Rusia y Ucrania tendrá un impacto material sobre la actividad económica y la inflación a través del aumento de los precios de la energía y las materias primas, la interrupción del comercio internacional y una confianza más débil", ha explicado la presidenta, Christine Lagarde, en rueda de prensa.
"El alcance de estos efectos dependerá de cómo evolucione el conflicto y del impacto de las sanciones que ya se han acordado y de posibles medidas adicionales", ha señalado Lagarde. En el escenario adverso, el crecimiento se reduciría hasta el 2,5% este año, mientras que la inflación escalaría hasta el 5,9%. En el peor de los casos que sopesa el BCE, la economía avanzaría sólo un 2,3%, pero el nivel de precios se dispararía hasta el 7,1%.
Pese al impacto negativo de la guerra, la presidenta ha subrayado que los cimientos de la economía de la eurozona son sólidos y además están apuntalados por una política fiscal y monetaria expansiva. "La recuperación de la economía se está viendo impulsada por la disminución del impacto de la variante ómicron. Los cuellos de botella en el lado de la oferta han mostrado algunos signos de resolverse y el mercado laboral ha mejorado aún más", ha explicado la presidenta del BCE.
En cuanto a los precios, Lagarde ha indicado que la inflación ha seguido sorprendiendo al alza debido al encarecimiento continuo de la energía, que empieza a contagiarse al resto de precios. El BCE calcula una inflación anual récord del 5,1% en 2022 en la eurozona, 1,9 puntos más de lo que había calculado en diciembre. El nivel de precios caerá después al 2,1% en 2023 y al 1,9% en 2024.
La inflación subyacente (que excluye los elementos más volátiles como energía y alimentos) se situará en el 2,6% este año, el 1,8% en 2023 y el 1,9% en 2024. "El Consejo de Gobierno considera que cada vez es más probable que la inflación se estabilice en su objetivo del 2% a medio plazo", sostiene la presidenta.
Esta evolución de la inflación es la que ha llevado al BCE a acelerar este jueves la retirada de sus programas de compra de deuda desplegados en los últimos años para apuntalar el crecimiento. El Consejo de Gobierno señala que la adquisición de activos podría concluir definitivamentente a partir de julio, si las condiciones económicas lo permiten. Una decisión que despeja el camino para una primera subida de tipos a finales de 2022 o principios de 2023.