El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha reunido con responsables de grandes fondos de inversión estadounidenses. El objetivo: promocionar España como destino de inversión. Sin embargo, y casi al mismo tiempo, su Ejecutivo confirmaba que aplicará un impuesto temporal a las grandes fortunas.

Sánchez se ha dado cita en Nueva York con cargos de algunos de los mayores vehículos de inversión de Wall Street, como Ares Management, Carlyle Group o JP Morgan. También han participado en el encuentro miembros de KKR, L-Catterton, Providence Equity y AmCham, según han informado desde Moncloa.

La reunión ha tenido lugar en la Oficina Económica y Comercial de España para hablar de las perspectivas macroeconómicas del país en el contexto geopolítico actual, además de las oportunidades de inversión que supone.

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Sánchez también ha tratado la lucha contra la inflación y las subidas de tipos de interés, la crisis energética y los elevados precios de la energía. El presidente del Gobierno ha aprovechado la oportunidad para hablar de la agenda digital, el diseño y producción de semiconductores, el vehículo eléctrico y la economía del hidrógeno verde.

La reunión del líder del Ejecutivo casi ha coincidido en el tiempo con el anuncio de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, sobre un nuevo gravamen temporal para las grandes fortunas.

Aplicación

El impuesto, ha señalado, empezaría a aplicarse en 2023 y solo afectaría a "personas millonarias". Como ya ha explicado este periódico, se trata de una nueva figura fiscal que se tramitará como proyecto de ley y que se quiere tener aprobada por las Cortes antes de que termine 2022. En cualquier caso, se ignora todavía cómo será su mecanismo real.

Esta propuesta, en la que Hacienda lleva trabajando "semanas", se ha conocido en el momento en el que el Impuesto de Patrimonio ha ganado protagonismo. El gobierno andaluz ha decidido suprimirlo en su territorio -como ya hacía Madrid-, y el de Murcia ha anunciado que estudiará esta posibilidad.

Montero ha justificado este nuevo gravamen en la necesidad de que las rentas altas contribuyan en mayor medida a sufragar las medidas para paliar los efectos de la inflación, en línea con los impuestos para banca y energéticas.