Bruselas

La resistencia de Alemania amenaza con hacer descarrilar el calendario que se ha fijado la UE para relajar las reglas de déficit y deuda. El Pacto de Estabilidad, en suspenso desde el estallido de la pandemia en marzo de 2020, volverá a aplicarse en 2024. Los líderes europeos se han marcado como meta completar la reforma en marzo de 2023, a tiempo de preparar los presupuestos nacionales del año siguiente. Pero el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, avisa de que no se vislumbra ninguna "zona de aterrizaje" capaz de contentar a todos los socios.

Durante las reuniones del Eurogrupo y el Ecofin celebradas este lunes y martes, los ministros de Economía de los 27 han discutido por primera vez la propuesta de reforma de las reglas fiscales que acaba de presentar la Comisión de Ursula von der Leyen. "Como era de esperar, hubo una amplia gama de puntos de vista", ha admitido el vicepresidente económico del Ejecutivo comunitario, Valdis Dombrovskis.

El plan de Von der Leyen ofrece más flexibilidad y más tiempo a la hora de poner las cuentas públicas en orden, como reclaman París (con una deuda del 113% del PIB), Madrid (116%) o Roma (150%). Para ello se diseñarán planes de ajuste plurianuales a medida de cada Estado miembro, negociados de forma bilateral entre Bruselas y las capitales. Unos planes que en principio tendrán una duración de cuatro años, pero que pueden ampliarse a siete años si el Gobierno en cuestión ejecuta reformas o inversiones de interés europeo. Como contrapunto, la Comisión plantea aumentar las sanciones a los incumplidores.

[La reforma del Pacto de Estabilidad de Von der Leyen contenta a España y Francia pero enerva a Alemania]

"Las ideas de la Comisión no son el final del debate, sino como mucho el comienzo", espetó Lindner nada más llegar al Eurogrupo este lunes. De hecho, Alemania cuestiona el núcleo central de la reforma que plantea Bruselas: los planes de ajuste a medida de cada Estado miembro. 

Su ministro de Finanzas ha insistido en que las reglas deben ser iguales para todos y no basarse en pactos bilaterales con cada capital. Berlín tiene miedo de que el Ejecutivo comunitario sea demasiado "indulgente" con los Gobiernos y pierda toda credibilidad. Y reclama un mayor énfasis en la necesidad de reducir la deuda pública.

El comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, departe con el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, durante el Ecofin de este martes UE

En la misma posición que Alemania se encuentra Austria. Su ministro de Finanzas, Magnus Brunner, ha celebrado este martes que la Comisión mantenga los límites del 3% de déficit y del 60% de deuda. También acepta dar más flexibilidad a los países más endeudados, pero se declara "escéptico" sobre el papel de control del Ejecutivo comunitario. En contraste, esta vez Holanda se ha alejado de Berlín al haber firmado un pacto con España.

"Sabemos que hay diferentes puntos de vista, pero también somos conscientes de que necesitamos alcanzar un acuerdo en cuestión de meses", sostiene el comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni. "Esto mejoraría la percepción sobre el euro de los mercados y los inversores en este momento tan difícil", ha agregado.

Nadia Calviño conversa con el vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis, durante el Ecofin de este martes UE

"Hay colegas que apoyan las propuestas de la Comisión y otros que han planteado preocupaciones. Aunque el objetivo de alcanzar una conclusión en la eurocumbre de marzo es exigente, creo que es muy posible", asegura el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe. No obstante, Donohoe admite que los dos únicos puntos de consenso ahora mismo son que las reglas fiscales constituye un "cimiento esencial" para la eurozona y que queda pendiente "mucho trabajo" para llegar a este acuerdo.

La vicepresidenta primera y responsable de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, lidera el bando de los países que ven urgente avanzar en la reforma "para que cuanto antes tengamos las reglas adecuadas a la situación económica actual". Volver en 2024 al viejo Pacto de Estabilidad significaría estrangular la recuperación tras la pandemia y la guerra de Ucrania.

Por eso, España apoya la propuesta de Bruselas de relajar las reglas fiscales, ya que permitiría "lograr los objetivos de consolidación fiscal sin poner en riesgo el crecimiento económico y la creación de empleo". Calviño cree que hay consenso en la UE sobre "la necesidad de abordar la revisión de las reglas para no volver atrás a reglas que no eran adecuadas". Sin embargo, Alemania cuestiona incluso este principio básico.

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