El último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha traído una de cal y otra de arena para la economía española. Por un lado, el órgano internacional prevé que la economía española haya crecido mucho más de lo previsto en 2022. Espera que el PIB haya aumentado un 5,2%, cuando la previsión anterior estaba en el 4,6%.
En el lado negativo de la balanza está la previsión de PIB de 2023: el FMI recorta una décima su pronóstico de crecimiento y lo baja al 1,1%. Esto se debe a que se espera que los altos precios de la energía y de los alimentos se mantengan, igual que unas "condiciones financieras más estrictas" y una demanda exterior "más débil"
Pese a este descenso, generado por las incertidumbres que rodean a la economía, el órgano dirigido por Kristalina Georgieva considera que "la actividad económica en España se ha mantenido resistente a pesar de los nuevos vientos en contra planteados por las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania".
Esta confianza se debe al "fuerte repunte del turismo y otros servicios que han respaldado el crecimiento este año. El empleo ha superado su nivel previo a la pandemia".
Con todo, "los elevados precios mundiales de la energía y los alimentos, el debilitamiento del crecimiento de los socios comerciales, el deterioro de la confianza de los consumidores y las empresas y el aumento de las tasas de interés han frenado la recuperación" económica, que el FMI aparca al menos hasta 2024, algo en lo que ya venían coincidiendo órganos como el Banco de España.
De hecho, el FMI prevé que el PIB crezca en 2024 un 2,4%, mientras que prevé una ligera desaceleración en 2025, con un aumento del PIB del 2,2%.
Pese a que el FMI espera que la inflación "continúe moderándose gradualmente en 2023", alerta de que "es probable que tanto la inflación general como la subyacente se mantengan por encima de la meta del 2%" que tratan de lograr los bancos centrales.
Por otro lado, el Fondo insiste en que los riesgos para la economía española son mayoritariamente exógenos, como unas "condiciones financieras más estrictas de los esperado, una demanda mundial más débil y una mayor volatilidad de los precios de la energía".
Esto genera una incertidumbre que potencialmente se podría contrarrestar con "el uso acelerado de los fondos Next Generation y la liquidación más rápido de los ahorros de los hogares" para "impulsar la demanda interna".
Respecto a las políticas adoptadas para abordar la crisis de inflación, el FMI considera "oportunas" las medidas de ayudas tanto para empresas como para hogares. De hecho, da su "beneplácito" a una mayor "focalización" de las mismas en los colectivos vulnerables en 2023. También destaca la buena marcha del mercado laboral español tras la reforma legislativa ejecutada a lo largo del pasado año.
Con todo, las previsiones del FMI vaticinan que la tasa de paro (que se espera que en 2022 se haya cerrado en el 12,8%) no va bajar del 12,3% hasta 2025. Mientras, el crecimiento del empleo no llegará al 1% anual entre 2023 y 2025.
En cualquier caso, los autores del informe del FMI recuerdan que "en los próximos años será necesaria una consolidación fiscal gradual y sostenida, respaldada por un plan de consolidación a medioplazo, para crear espacio para responder a futuros shocks