La positiva evolución que registraron las cuentas públicas de los países europeos en 2022 no se repetirá en 2023. Según las últimas previsiones publicadas por la agencia de calificación crediticia Fitch Ratings, sólo 8 de los 22 países de Europa Occidental que analiza lograrán reducir su déficit (o mejorar su superávit) este año, entre ellos España.
Un menor crecimiento de los ingresos públicos, que el pasado año se vieron ampliamente incrementados como consecuencia de la elevada inflación y la fuerte subida del PIB, y un mayor aumento del gasto provocarán que, en su conjunto, los países europeos cierren 2023 con una mayor tasa de déficit que en 2022.
Y todo ello en un momento en el que la Comisión Europea (CE) está a punto de reactivar las reglas de disciplina fiscal, suspendidas desde el estallido de la pandemia de la Covid-19 en 2020. En consecuencia, a partir de 2024 los países del Viejo Continente volverán a estar obligados a situar su déficit por debajo del 3% del PIB. En 2022, 11 Estados miembros estaban por encima de ese umbral que marca el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Previsiones para 2023
En un reciente informe, Fitch apunta que el crecimiento del PIB y las cuentas públicas de los países de Europa Occidental cerraron 2022 con unos datos mucho mejores de lo que se esperaba a principios de ese año. Pero, en su opinión, todo hace presagiar que en 2023 no se repetirá esa mejora generalizada de las métricas fiscales de estas economías.
En concreto, prevé bastantes divergencias este ejercicio en cuanto a la evolución de los déficits de las distintas economías. De hecho, sus estimaciones recogen que sólo 8 de los 22 países de Europa Occidental conseguirán reducir su tasa de déficit (o elevar su superávit) este 2023, entre ellos España.
En consecuencia, la agencia calcula que el déficit medio de estos 22 países aumentará desde el 1,2% en el que cerró 2022 hasta el 2,3% en 2023. El dato del pasado año fue mucho mejor que el 3% que apuntaban sus previsiones realizadas el marzo anterior y solo dos países se situaron por debajo de sus expectativas: Malta e Italia.
En este sentido, Fitch explica que la mejora de las finanzas públicas de las economías europeas en 2022 se vio impulsada principalmente por un crecimiento mucho mayor de los ingresos, que aumentaron de media un 9%, que de los gastos, que se incrementaron un 4,4% en el conjunto de estos 22 países.
Impacto de la inflación
A este respecto, Fitch apunta que el buen comportamiento de las cuentas públicas de 2022 no se vio respaldado sólo por el crecimiento económico. De hecho, fue mejor de lo que se podía haber esperado con las tasas de PIB real que se registraron. Y es que la inflación ha supuesto un "impulso temporal" a las arcas de los Gobiernos europeos.
El dato de inflación de 2022 fue mucho mayor de lo que se había previsto debido a la fuerte subida de la energía y a las presiones sobre los precios provocadas por la recuperación económica tras la pandemia de la Covid-19. Y esto llevó a que se ampliara la base imponible sobre la que se calculan los impuestos indirectos y de sociedades.
Sin embargo, con unos niveles de inflación más bajos y un menor crecimiento económico real, la agencia prevé que los ingresos aumenten este 2023 un 4,3% en el conjunto de estos países. Sin embargo, el crecimiento de los gastos se acelerará ligeramente hasta el 4,9%.
Fitch recuerda que el impacto de la inflación tiende a trasladarse al gasto público más tarde que a los ingresos y será en 2023 cuando la subida de precios empiece a tener efectos en los contratos de la administración y en la indexación de salarios públicos, pensiones y otras prestaciones. A ello se sumará un mayor pago de intereses por la deuda debido al endurecimiento de la política monetaria.
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La dispar evolución que registrarán los déficits de los principales países europeos también se verá reflejada en las cifras de deuda pública. De hecho, Fitch prevé que la ratio de deuda respecto el PIB descienda en 13 de estas 22 economías, con "moderados" descensos en Italia y España y "pequeños" en Francia y Alemania.
Además, si se analiza la evolución del índice de deuda pública entre 2019 y 2023 se comprueba que en 14 de estos 22 países el dato estará a finales de este año por encima de los niveles previos a la pandemia. En seis de ellos, la diferencia será de dos dígitos: Reino Unido, Malta, Francia, España, Finlandia y San Marino.
España
En el caso de España, las últimas previsiones publicadas por la agencia la semana pasada hacen prever que sea uno de esos ochos países que reduzcan su déficit en 2023. Aunque también es verdad que cerró 2022 como la quinta economía de la UE con mayor desfase presupuestario, pese a la fuerte reducción de dos puntos registrada respecto a 2021 gracias a una recaudación de impuestos superior a la estimada debido a la fortaleza de la actividad económica.
En concreto, Fitch prevé que el déficit de España se sitúe en 2023 en el 4,1%, siete décimas menos que en 2022, pero dos por encima del objetivo marcado por el Gobierno. De cara a 2024, la agencia espera que este porcentaje se reduzca al 3,4%, cuatro décimas más de lo previsto por el Ejecutivo.
Con esta cifras, la Comisión Europea ya solicitó hace unos días al Gobierno de Pedro Sánchez un ajuste presupuestario del 0,7% del PIB (equivalente a 9.300 millones de euros) en el año 2024 con el fin de garantizar el cumplimiento de ese objetivo del 3%, así como que sitúe la deuda pública en una senda claramente descendente.