María Jesús Montero departe con los periodistas después de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

María Jesús Montero departe con los periodistas después de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Eduardo Parra Europa Press

Macroeconomía

Montero fía a un crecimiento del 6,5% de la recaudación el aumento del techo de gasto y la reducción del déficit

El Ministerio de Hacienda prevé que las entradas de dinero en las cuentas del Estado crecerán un 5,4% el año que viene.

17 julio, 2024 02:29

Más gasto y menos déficit. Ese es el objetivo de María Jesús Montero para 2025 y su estrategia para lograrlo pasa necesariamente por aumentar los ingresos públicos. Entre ellos, los derivados del pago de impuestos, desde el IRPF y el IVA hasta los tributos extraordinarios a la banca y las empresas energéticas.

En concreto, Hacienda prevé que las entradas de dinero en las cuentas del Estado crecerán un 5,4% el año que viene. Por su parte, el aumento de los ingresos tributarios será todavía mayor, del 6,5%. Es por eso por lo que la vicepresidenta primera considera que un techo de gasto que supera en un 3,2% al anterior es "muy prudente".

Cabe recordar que gastos, ingresos y déficit funcionan como un triángulo. Es decir, si el Estado aumenta sus desembolsos, deberá hacer lo propio con los ingresos para no incurrir en déficit (o si no quiere agravarlo respecto de la situación de partida). Por eso, la previsión de reducir el déficit público (el objetivo para 2025 está en el 2,5%), al tiempo que se eleva el techo de gasto, pasa sí o sí por unos mayores ingresos.

La inflación facilitará parte de esa subida a través de los impuestos. En primer lugar, por el lado de los precios: a mayor coste de los bienes y servicios de consumo, mayor recaudación. Y, en segundo lugar, por los aumentos retributivos vinculados los procesos inflacionistas, ya que el Gobierno sigue sin querer deflactar la tarifa del IRPF.

Es decir, ante el aumento de los precios, los trabajadores y las empresas están pactando mayores sueldos. Sin embargo, como los tramos del IRPF (que definen qué porcentaje se paga a Hacienda) se mantienen, los contribuyentes suben de tramo y pagan más dinero en impuestos. Es lo que se conoce como progresividad en frío.

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Kiko Huesca EFE

Por el lado de los impuestos inicialmente extraordinarios a la banca y las energéticas, la previsión de recaudación tributaria no hace otra cosa que confirmar que el Ejecutivo está decidido a convertirlos en permanentes. De estar forma, el Estado podrá seguir disponiendo de unos ingresos que en los últimos años se han considerado muy por encima de la tendencia histórica.

Contando con todo esto, el Gobierno fía el éxito de su plan a que aumenten las entradas de dinero en las arcas públicas. Las previsiones del Ejecutivo valoran esta hipótesis: la economía crecerá un 1,8% en 2025 y el empleo seguirá sumando trabajadores. Además, el consumo continuará creciendo año tras año. En suma, un dinamismo que permitirá que el Estado consiga más recursos.

Seguridad Social

El nuevo techo de gasto, con el que se elaborarán los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2025, alcanza los 195.353 millones de euros. Esa cifra contempla también una transferencia directa a la Seguridad Social. El Gobierno asegura que así garantiza la sostenibilidad del sistema y cumple con el Pacto de Toledo.

Esa transferencia alcanzará un importe de 22.881 millones euros, lo que supone un incremento del 7% respecto al último presupuesto aprobado. Es decir, el 11,7% del techo de gasto del próximo año está destinado a cubrir gastos impropios de la Seguridad Social.

Los traspasos de dinero a la Seguridad Social son una constante y la evidencia de que el sistema público de pensiones no alcanza a mantenerse únicamente con las cotizaciones sociales que pagan trabajadores y empresarios. Precisamente, la última reforma de las pensiones, diseñada por José Luis Escrivá, pretendía garantizar la suficiencia del sistema. Sin embargo, todo parece indicar que el año que viene se activará la cláusula de cierre de dicha reforma, que obligará a aumentar los ingresos de la Seguridad Social.