El aldabonazo de Draghi para rescatar a la economía europea de su declive: I+D, industria y menos burocracia
La duda ahora es si la UE y los Estados acabarán enterrando el informe del expresidente del BCE en un cajón o pasarán de la tinta a la práctica.
15 septiembre, 2024 02:52"Dentro de nuestro mandato, el Banco Central Europeo hará lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme: será suficiente". A Mario Draghi le bastó una sola frase para salvar el euro en julio de 2012, cuando España estaba al borde de la quiebra y la moneda única parecía a punto de estallar en cualquier momento. Su whatever it takes logró calmar a los mercados en un momento en que todas las alternativas habían fracasado.
Aprovechando su fama, Ursula von der Leyen le encargó hace un año otra misión imposible. 'Super Mario' debe ahora rescatar a Europa del declive económico que le aqueja. Una decadencia que le hace perder cada vez más terreno respecto a Estados Unidos y China, en un mundo crecientemente hostil. Esta vez, el exprimer ministro italiano responde al encargo con un exhaustivo informe de 400 páginas y 170 reformas.
"O hacemos esto o la alternativa es una lenta agonía", avisó Draghi durante la presentación de su plan el pasado lunes en Bruselas. El exbanquero sostiene que sus recetas se pueden aplicar rápidamente y tendrían un efecto sanador inmediato. Pero el contexto político es todavía más difícil que en 2012: a la sucesión de crisis (Covid-19, Ucrania, Gaza) se suma la falta de liderazgo por la avería del motor franco-alemán, así como el auge de la derecha radical euroescéptica en todo el continente. ¿Podrá Draghi salvar a Europa por segunda vez o acabará su informe en un cajón?
El diagnóstico
El informe Draghi dibuja un panorama oscuro y sin concesiones del estado de salud de la economía europea. En los últimos 20 años, la brecha de PIB entre la UE y Estados Unidos no ha parado de crecer: del 15% en 2002 al 30% en 2023. Los hogares europeos han pagado el precio perdiendo calidad de vida: la renta disponible per cápita ha crecido casi el doble en EEUU que en Europa desde el año 2000.
A juicio del banquero italiano, la brecha de productividad entre Bruselas y Washington se explica fundamentalmente por el sector tecnológico. Un atraso que ejemplifica en una serie de datos de gran impacto. Para empezar, Europa se quedó en buena medida fuera la revolución digital liderada por internet. Sólo 4 de las 50 principales empresas tecnológicas del mundo son europeas.
Nuestro continente está atrapado en una "estructura industrial estática" en la que surgen pocas empresas nuevas que alteren las industrias existentes o desarrollen nuevos motores de crecimiento. No hay ninguna empresa de la UE con una capitalización de mercado de más de 100.000 millones de euros que haya sido creada desde cero en los últimos cincuenta años, mientras que las seis empresas estadounidenses con una valoración de más de 1 billón de euros han sido creadas en este período.
Las empresas comunitarias gastan 270.000 millones de euros menos al año en I+D que las estadounidenses. El top tres de compañías que invierten más en I+D en Europa ha estado dominado por el sector automovilístico durante los últimos 20 años. Lo mismo ocurría en EEUU a principios de la década de los 2000 con farmacéuticas y fabricantes de coches, pero ahora los tres principales inversores son todos del sector tecnológico.
Debido a los obstáculos burocráticos que se encuentran en la UE, muchos empresarios europeos prefieren buscar financiación y escalar en el mercado estadounidense. Entre 2008 y 2021, cerca del 30% de los "unicornios" fundados en Europa (empresas emergentes que llegaron a tener un valor superior a los 1.000 millones de dólares) trasladaron su sede al extranjero, y la gran mayoría se fue a Estados Unidos.
Aunque la factura energética ha caído considerablemente desde sus picos de 2022, las empresas comunitarias todavía se enfrentan a precios de la electricidad que son entre 2 y 3 veces superiores a los de Estados Unidos. Por su parte, los precios del gas natural que se pagan en Europa son entre 4 y 5 veces más altos.
El coste de no actuar
Hasta ahora, la desaceleración del crecimiento en Europa "se ha visto como un inconveniente, pero no como una calamidad", escribe Draghi. La UE se ha beneficiado de un entorno global favorable: importaciones baratas de China; energía sin límites a precios bajos de Rusia; y el paraguas de seguridad de Estados Unidos, que le ha permitido recortar el presupuesto en defensa para gastar en otras prioridades (el llamado dividendo de la paz).
Pero los cimientos en los que se basa la prosperidad europea se tambalean. "La estabilidad geopolítica se está desvaneciendo y todas nuestras dependencias han resultado ser vulnerabilidades", alerta el informe. "Nos estamos haciendo cada vez más pequeños en relación a los desafíos a los que nos enfrentamos. Por primera vez desde la Guerra Fría, debemos temer sinceramente por nuestra propia supervivencia", dijo Draghi.
De hecho, la UE está entrando en el primer periodo de su historia reciente en el que el crecimiento no estará respaldado por el aumento de la población. Para 2040, se prevé que la fuerza laboral se reduzca en cerca de 2 millones de trabajadores al año. La actual tasa de crecimiento de la productividad sólo sería suficiente para mantener el PIB constante hasta 2050.
"Si Europa no puede volverse más productiva, nos veremos obligados a elegir. No podemos ser, al mismo tiempo, líder en nuevas tecnologías, un modelo de responsabilidad climática y un actor independiente en el escenario mundial. No podremos financiar nuestro modelo social. Tendremos que reducir algunas, si no todas, nuestras ambiciones. Es un desafío existencial", sostiene el presidente del BCE.
Los obstáculos
Los países de la UE ya están respondiendo a este nuevo entorno con intervenciones de política industrial más asertivas, pero lo están haciendo de una manera fragmentada que socava la eficacia colectiva. En primer lugar, existe una falta de coordinación entre los Gobiernos, que se traduce en duplicidades, normas incompatibles o guerra de subvenciones nacionales, algo que Draghi considera especialmente dañino porque beneficia a los países con más potencia de fuego.
En segundo lugar, aunque la UE colectivamente gasta una gran cantidad de dinero en sus objetivos nacionales, los instrumentos de financiación están divididos según líneas nacionales. Esta fragmentación obstaculiza la escala, impidiendo la creación de grandes fondos de capital, en particular para inversiones en innovación de vanguardia. Finalmente, a diferencia de lo que ocurre en EEUU y China, hay una falta de coordinación entre las diferentes dimensiones de la política industrial: incentivos, política comercial, política exterior, etc.
El tratamiento
Para frenar este declive económico, el informe propone una nueva estrategia industrial para Europa, con tres pilares fundamentales. En primer lugar (y lo más importante para Draghi), la UE debe cerrar la brecha de innovación con Estados Unidos y China, especialmente en tecnologías avanzadas. Europa todavía a tiempo de subirse al tren de la nueva revolución digital de la Inteligencia Artificial (IA) y usarla como palanca para recuperar su potencial industrial. La prioridad debe ser mejorar el proceso desde la innovación a la comercialización, eliminar las barreras que impiden que las empresas innovadoras crezcan y ajustar la formación de los trabajadores.
En segundo lugar, la UE debe reducir los altos precios de la energía y, al mismo tiempo, seguir descarbonizando y migrando hacia una economía circular. Para ello, Draghi propugna un plan conjunto para descarbonización y la competitividad. El primer punto debe ser profundizar la reforma del mercado eléctrico con el fin de desacoplar por completo el precio del gas del de las energías renovables, que son mucho más baratas. El informe también apuesta por limitar la especulación en los mercados energéticos y reducir los impuestos sobre la factura de la luz.
El tercer ámbito de acción pasa por aumentar la seguridad y reducir las dependencias, en particular respecto a China, principal proveedor de materias primas críticas. Draghi apuesta por desarrollar una "política exterior económica" que permita a la UE conservar su libertad.
Se trata de cerrar nuevos acuerdos comerciales preferentes con naciones ricas en recursos, acumular reservas de productos críticos y crear alianzas industriales para asegurar la cadena de suministro de tecnologías clave. La UE debe subir la inversión en defensa y mejorar la coordinación y la eficacia del gasto, con compras conjuntas de equipos militares.
Los sectores clave
La segunda parte del informe Draghi (con una extensión de 328 páginas) está consagrada a un análisis en profundidad de 10 sectores clave para la productividad de la economía europea, para los que se propone una extensa batería de reformas concretas.
Para el expresidente del BCE, las áreas prioritarias de intervención son: la energía, las materias primas críticas, la digitalización y las tecnologías avanzadas, las redes de telecomunicaciones de alta velocidad, la inteligencia artificial, los semiconductores, la industria intensiva en energía, las tecnologías limpias, el sector automovilístico (donde, a diferencia de Pedro Sánchez, defiende los recargos arancelarios contra los coches eléctricos chinos), la defensa, la industria aeroespacial, el sector farmacéutico y el transporte.
Menos burocracia
La carga regulatoria sobre las empresas europeas es alta y sigue creciendo, denuncia el informe. Entre 2019 y 2024, la UE aprobó un total de 13.000 leyes, mientras que Estados Unidos apenas produjo 3.000 leyes y 2.000 resoluciones. "¿Podemos hacer un poco menos y centrarnos en lo que es más importante?", se interroga el expresidente del BCE.
Su recomendación no es sólo mejorar el análisis de impacto de las nuevas reglas, sino también crear la figura de un nuevo vicepresidente de la Comisión para la Simplificación, cuyo objetivo debe ser racionalizar y recortar el acervo comunitario.
Draghi se queja además de la lentitud en el funcionamiento de la maquinaria de la UE. Entre que Bruselas propone una nueva norma y ésta se aprueba definitivamente en la Eurocámara transcurren de media 19 meses. La solución pasa por suprimir el derecho de veto que tienen ahora los Estados miembros en áreas como la fiscalidad o la política exterior y generalizar las votaciones por mayoría cualificada.
El expresidente del BCE defiende además una Europa a múltiples velocidades, en la que los países que quieran avanzar más rápido puedan hacerlo con cooperaciones reforzadas.
La financiación
La financiación es el capítulo del informe que ha provocado una polémica más encendida, hasta el punto de eclipsar el resto de propuestas. Draghi insta a la UE a movilizar una inversión extra "masiva" de hasta800.000 millones de euros al año (equivalente al 4,7% del PIB en 2023) para recuperar la competitividad perdida. Un volumen que según él mismo reconoce "no tiene precedentes". A modo de comparación, las inversiones adicionales previstas por el Plan Marshall entre 1948 y 1951, tras la segunda guerra mundial, ascendieron a alrededor del 1-2% del PIB anual.
Para facilitar a las empresas el acceso a financiación, la clave está en completar la Unión de Mercados de Capital y la Unión Bancaria. No obstante, el expresidente del BCE recalca que el sector privado no puede asumir en solitario un volumen de inversión tan ingente. A su juicio, la solución debe pasar por la emisión de eurobonos (siguiendo el modelo de los fondos Next Generation) para pagar proyectos de interés europeo en campos como la innovación, las interconexiones energéticas o la defensa. Los eurobonos "no son un objetivo en sí mismo, sino un instrumento" para aumentar la productividad.
La viabilidad política
¿Logrará pasar el informe Draghi de la tinta a la práctica o acabará abandonado en un cajón, como el informe de los 5 presidentes que él mismo firmó en 2015? La presidenta Ursula von der Leyen asegura que ya ha incorporado muchas de sus recomendaciones a su programa de gobierno para la nueva legislatura 2024-2029, que ahora empieza. Otras medidas se las encargará a sus comisarios cuando concluya el reparto de carteras y concrete sus funciones. Pero la alemana no quiere asumir ningún compromiso sobre la cuestión más candente, la financiación.
Otra de las convencidas de las bondades del informe Draghi es su sucesora al frente del BCE. "Es un informe formidable porque plantea un diagnóstico severo pero justo. Y también señala reformas estructurales que podrían ser extremadamente útiles para que Europa sea más fuerte, pero también para que nosotros, como Banco Central, logremos mejores resultados en nuestra política monetaria", dijo Christine Lagarde en su rueda de prensa de este jueves.
Sin embargo, Alemania y los frugales han reafirmado su rechazo frontal a los eurobonos nada más publicarse el plan del italiano. "La deuda conjunta de la UE no resolverá ningún problema estructural: a las empresas no les faltan subsidios. Están atadas por la burocracia y la economía planificada. Y tienen dificultades para acceder al capital privado. Tenemos que trabajar en eso", escribió el ministro de Finanzas, Christian Linder, en su cuenta de Twitter. "Más dinero no es siempre la solución", coincide el ministro holandés de Finanzas, Eelco Heinen, otro destacado halcón fiscal.
"Compartimos la urgente necesidad de trabajar hacia un programa permanente de deuda común de la UE", ha dicho al Financial Times el ministro de Economía, Carlos Cuerpo. En Francia, que siempre ha apoyado los eurobonos, apenas ha habido manifestaciones sobre el informe Draghi por la crisis política que vive el país desde las elecciones europeas.
"Sólo un Trump muy disruptivo, un ataque ruso a un país de la UE o un shock de estas características podría generar el consenso político necesario para realizar las grandes reformas que se proponen. Es decir, como viene siendo habitual en las últimas décadas, sólo una fuerte crisis en la UE, ya sea económica o de otra naturaleza, podría acelerar el proceso de convergencia", escriben los analistas del Real Instituto Elcano.
En la rueda de prensa del pasado lunes, a Draghi le plantearon la misma pregunta: ¿Cree usted que es posible trasladar su informe a la práctica con el actual panorama político? ¿No se necesitará una nueva crisis para avanzar? "En mi opinión ya estamos en una situación de crisis y no reconocer este estado es negar la realidad", respondió Super Mario.