Pedro Sánchez, presidente del Gobierno.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno. Yiannis Kourtoglou Reuters

Macroeconomía

El gasto público español sigue lejos de la media de la zona euro y cerrará la década a más de cinco puntos de distancia

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El gasto público español continúa notablemente por debajo de la media de la zona euro, y las proyecciones sugieren que esta diferencia persistirá, e incluso se ampliará, a lo largo de la década. Según el último Monitor Fiscal del FMI, España cerrará 2024 con un gasto público equivalente al 44,8% de su PIB, mientras que la media de los países de la zona euro alcanzará un 49,5%, lo que representa una brecha superior a los cinco puntos porcentuales.

El informe del Fondo Monetario Internacional, que analiza las tendencias fiscales globales y regionales, alerta sobre el desafío que enfrenta España para igualar el nivel de gasto público de sus vecinos europeos. Mientras que la zona euro ha mantenido un esfuerzo sostenido en áreas clave como la sanidad, la educación y la protección social, España ha estado sujeta a restricciones fiscales más severas que han frenado su capacidad de inversión pública.

Este desfase en el gasto se ha mantenido constante desde la crisis financiera de 2008, cuando las políticas de austeridad adoptadas en España redujeron drásticamente el gasto público. Aunque el país ha experimentado una recuperación económica en los últimos años, la deuda pública sigue siendo un problema acuciante, limitando la capacidad de los sucesivos gobiernos para aumentar el gasto de manera significativa.

El FMI destaca que las presiones fiscales en España seguirán siendo elevadas en los próximos años, especialmente en un contexto de envejecimiento de la población y transición hacia una economía verde.

Estas dinámicas exigirán mayores inversiones en infraestructuras y sistemas de bienestar, algo que otros países de la zona euro ya han empezado a abordar. Sin embargo, las actuales limitaciones presupuestarias en España complican cualquier plan para cerrar la brecha con la media europea.

Las proyecciones del FMI sugieren que el gasto público de la zona euro se mantendrá en torno al 49% del PIB a lo largo de la década, mientras que en España caerá desde el 44,8% de este año hasta el 43,6% en ese mismo periodo.

Esto significa que, salvo cambios drásticos en la política fiscal del país, la diferencia con respecto a la media europea no sólo no se reducirá, sino que crecerá. De esta manera, el diferencial pasará de los 4,7 puntos porcentuales a los 5,3. Y es que si bien en ambos casos se observa una senda descendente en el gasto público —consecuencia de la vuelta a la disciplina fiscal—, la curva española es más pronunciada.

Esta situación podría tener notables repercusiones. La falta de convergencia en el gasto público con el resto de Europa puede traducirse en un deterioro en la calidad de los servicios públicos y una menor capacidad para responder a futuras crisis sociales o económicas. Además, en áreas como la sanidad y la educación, la baja inversión podría llevar a un ensanchamiento de las desigualdades regionales y sociales.

Al tiempo, el informe también pone de manifiesto que la sostenibilidad fiscal está en riesgo si no se toman medidas más contundentes. Aunque la economía española ha demostrado resiliencia tras la pandemia y otros shocks recientes, el déficit estructural sigue siendo elevado. Esto significa que, a menos que el país emprenda reformas fiscales significativas, será difícil reducir la deuda pública y cumplir con los compromisos con la Unión Europea.

Entre las recomendaciones del FMI se incluye la necesidad de aumentar los ingresos fiscales mediante una reforma tributaria que permita captar más recursos sin frenar el crecimiento económico. También se propone mejorar la eficiencia del gasto público, priorizando áreas clave como la inversión en infraestructuras verdes y la mejora del sistema de pensiones, lo que podría aliviar las presiones a largo plazo.

Por otra parte, la incertidumbre política en España podría complicar la implementación de estas medidas. Con un panorama político tan fragmentado, las reformas fiscales necesarias para estabilizar la deuda y aumentar el gasto público podrían enfrentarse a importantes obstáculos. El FMI insta a los responsables políticos a trabajar en consenso para evitar que la situación se agrave.