Trump y sus políticas dividen a la UE: Francia o España quieren más deuda pero Alemania y los 'frugales' se oponen
- El plan de Draghi de emitir deuda conjunta para reflotar la economía logra el apoyo de Francia, Italia y España, pero Alemania y los frugales lo rechazan.
- Más información: Draghi avisa de que la victoria de Trump hace "más urgente" tomar medidas para impulsar la economía europea
Algunos líderes europeos todavía confían en que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca sirva como una "catarsis" que impulse un gran salto adelante en la integración de Europa, tal y como sostiene el primer ministro belga, Alexander de Croo. Pero los primeros movimientos de la UE no van en esa dirección, sino más bien en la contraria.
En la cumbre informal que ha concluido este viernes en Budapest, los líderes europeos volvieron a dividirse -siguiendo la fractura tradicional de norte contra sur- sobre la estrategia económica que Bruselas debe adoptar para contrarrestar la amenaza de Trump.
El expresidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha explicado personalmente a los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 las conclusiones de su informe sobre cómo rescatar a la economía europea de su declive.
Un estudio que cifra en 800.000 millones de euros la inversión anual extra que la Unión Europea (UE) necesita para no descolgarse de Estados Unidos y China.
Draghi sostiene que parte de este esfuerzo extraordinario debe financiarse mediante una nueva emisión de deuda conjunta europea, siguiendo el modelo de los fondos Next Generation. Los eurobonos deberían utilizarse para pagar proyectos de interés común, como interconexiones energéticas o industria militar.
"Las recomendaciones de este informe eran ya urgentes teniendo en cuenta la situación económica en la que nos encontramos hoy, pero se han hecho todavía más urgentes después de las elecciones en Estados Unidos. No hay ninguna duda de que la presidencia de Trump provocará grandes cambios en las relaciones entre EEUU y Europa, no necesariamente todas en sentido negativo", ha avisado Draghi a su llegada a la cumbre.
"Hay grandes cambios a la vista, y lo que Europa no puede hacer es posponer las decisiones. Todos estos años se han pospuesto muchas decisiones importantes porque esperábamos el consenso. El consenso no ha llegado y lo que tenemos es un desarrollo menor, un crecimiento más bajo y el estancamiento a día de hoy", lamenta el expresidente del BCE.
División en la UE
El plan de Draghi ha reunido ya el apoyo de países como Francia, Italia o España. Pero tanto Alemania (cuyo canciller, Olaf Scholz, llegó tarde a Budapest por el estallido de su Gobierno de coalición, precisamente por las diferencias internas sobre el margen de endeudamiento nacional) como el club de los frugales, liderado como siempre por Países Bajos, lo rechazan.
"Debemos hablar de proyectos, no de nuevas deudas. Hemos visto que cuando emitimos deuda común por la Covid tuvimos una enorme presión de ingresos", ha dicho el canciller austriaco, Karl Neuhammer.
"Existe el riesgo de caer rápidamente en el tema de las grandes inversiones públicas, cuando en Estados Unidos se trata principalmente de inversiones privadas. No deben sacarse conclusiones precipitadas sobre esto", sostiene el primer ministro sueco, Ulf Kristersson.
Para los frugales, la prioridad debe estar en la reducción de las cargas burocráticas sobre las empresas y en la movilización de capital privado, con iniciativas como la Unión de los Mercados de Capital. Pero los Gobiernos europeos ni siquiera logran ponerse de acuerdo sobre este proyecto, que se puso en marcha en 2015 y aún está muy lejos de completarse.
"Una parte importante de los ahorros de los europeos no se canaliza hacia empresas innovadoras, lo que genera una fuga de cerebros e ineficiencias en materia de financiación. Europa debe avanzar urgentemente con la Unión de los Mercados de Capital", les ha dicho a los líderes europeos la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, que también estaba invitada a la discusión de Budapest.
Por su parte, Giorgia Meloni sostiene que la clave del informe Draghi, el "verdadero debate", es precisamente la cuestión de la financiación. "Sabemos lo que tenemos que hacer. La gran pregunta es si realmente queremos dar a los Estados miembros las herramientas para lograr estos objetivos. La cuestión que debe abordarse es la de los recursos, porque sabemos que las inversiones para hacer todas las cosas que queremos son muchas", ha subrayado la primera ministra italiana.
El jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, ha defendido "aumentar la financiación de la defensa eliminando las barreras a la financiación privada y emitiendo deuda común para apoyar a Ucrania y ampliar la base industrial de defensa de la UE".
"Está claro que los europeos tienen que construir su seguridad. Esta seguridad requiere invertir más en defensa, pero no sólo en defensa, también en tecnología, para garantizar nuestra independencia y soberanía. Si no estás en la mesa del juego geopolítico, estarás en el menú", sostiene Borrell.
Draghi ha destacado dos ámbitos en los que las políticas de Trump podrían agravar la crisis económica en Europa. Por un lado, la nueva administración estadounidense "dará un gran impulso al sector tecnológico", en el que la UE está ya "muy retrasada". "Este es el sector motor de la productividad. Ya ahora la diferencia de productividad entre la UE y EEUU es muy amplia y por eso debemos actuar", reclama el veterano político italiano.
Por otro lado, Trump "protegerá a la industria tradicional", que es en la que la UE tiene cierta ventaja a la hora de exportar sus productos a Estados Unidos. De hecho, el candidato republicano anunció en campaña aranceles generales del 20%, que llegarán al 100% en el caso de los coches. Aquí la única receta que ve Draghi es "negociar" con Washington con un "espíritu unitario" para "proteger a nuestros productores europeos".
Aranceles
La emisión de eurobonos "es indispensable, pero no es lo más urgente". "Se pueden tomar muchas otras decisiones antes de la financiación pública común, que es claramente necesaria para proyectos de interés común, como las interconexiones energéticas. Lo más urgente es luchar contra la fragmentación del mercado interior y de los mercados de capital", sostiene el expresidente del BCE.
"Tenemos que tener un diálogo claro con Trump y explicarle cuál sería el impacto de una guerra arancelaria entre la UE y Estados Unidos. Somos aliados y sería un poco estúpido que los aliados se impongan recargos arancelarios unos a otros. Nuestro rival común es China", ha insistido el primer ministro belga.
"La negociación con el presidente de EEUU será dura porque él nos presentará ideas comerciales que seguramente respondan más al interés americano que al de la UE. Nosotros tenemos que plantar cara, tenemos que negociar y al final llegar a un acuerdo. La cuestión es cómo de buenos y fuertes somos. Si somos bastante buenos, cerraremos un buen trato", sostiene el primer ministro húngaro, el ultra Viktor Orbán, principal aliado de Trump en la UE.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, apuesta por dialogar con Trump y buscar áreas de interés común, como el gas natural licuado. "Todavía estamos comprando mucho GNL de Rusia. ¿Por qué no sustituirlo por GNL americano, que es más barato y permitiría reducir los precios? Es algo que podríamos discutir también para reducir nuestro déficit comercial", ha dicho. Su antecesor, Jean-Claude Juncker, ya intentó un trato con Trump para comprar más gas natural luciado estadounidense.
"Desde principios de siglo, si Europa hubiera crecido tanto como nuestros amigos del otro lado del Atlántico, algunos economistas estiman que habría 11 millones de empleos más y 300.000 millones de euros más de recaudación en impuestos disponibles para reinvertir o para reducir el 60% del déficit de Europa", ha lamentado la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.
En la declaración de Budapest sobre el Nuevo Pacto para la Competitividad Europea, los jefes de Estado y de Gobierno se comprometen a "estudiar el desarrollo de nuevos instrumentos" de financiación. "No hay consenso sobre esta cuestión, pero el debate está sobre la mesa", ha dicho el presidente saliente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Alemania y los frugales intentaron hasta el final quitar de las conclusiones la referencia a los "nuevos instrumentos", por entender que podría interpretarse como un apoyo implícito a los eurobonos. La mención es por tanto una victoria para los países del sur, aunque parcial y pírrica porque podría quedarse en nada si la nueva Comisión de Ursula von der Leyen no le da seguimiento. La presidenta ha evitado mojarse en este debate, aunque sus declaraciones están más cerca de los frugales que del sur.
La rueda de prensa final de la cumbre de Budapest ha reunido en el mismo estrado a tres enemigos íntimos. Von der Leyen ha agradecido su trabajo a Charles Michel, que deja el cargo el 30 de noviembre (le sustituirá el portugués António Costa) y con el que ha mantenido una relación tormentosa durante los últimos 5 años.
Por su parte, el primer ministro húngaro, que ejercía de anfitrión, ha subrayado sus "importantes conflictos políticos" y "discrepancias" con Von der Leyen. "Pero ella es ahora nuestra invitada. Le hemos recibido con la debida educación y respeto. Tendremos nuestras peleas cuando regresemos a Bruselas", ha dicho Orbán.
"Si los americanos han decidido hacer América Grande Otra Vez -ha concluido Orbán parafraseando el lema MAGA de Donald Trump-, sólo hay una posible respuesta adecuada para eso: Make Europe Great Again".