Entre dos gigantes: Europa llega a la guerra comercial de Trump y China sin una posición clara y muchas vulnerabilidades
- La reelección de Donald Trump y las tensiones con China colocan a la Unión Europea en una encrucijada económica y geopolítica.
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La reciente victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha revivido las tensiones comerciales con China. Este escenario coloca a la Unión Europea en una posición delicada, atrapada entre dos gigantes económicos y políticos. Las decisiones que adopte en los próximos años serán determinantes para su competitividad global y su autonomía estratégica.
Europa se enfrenta a una doble dependencia: por un lado, de las exportaciones hacia Estados Unidos, y por otro, de las importaciones desde China, que incluyen sectores estratégicos como el de las tecnologías avanzadas. En este contexto, el proteccionismo de Trump y la agresiva política industrial de China exigen respuestas rápidas y coordinadas de los líderes europeos, quienes hasta ahora no han logrado un consenso claro.
Como punto de partida, la exposición de cada región al exterior, tal y como apuntó esta semana Mario Draghi, en el marco del World Business Fórum 2024 (WOBI) que se celebró en Madrid. El peso del comercio internacional sobre el PIB de la UE se encuentra alrededor del 50%, frente al 33% de China o al 26% de Estados Unidos.
La fragilidad estructural de la Unión Europea agrava esta situación. Según Raymond Torres, director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas, "Europa ya aparecía como una economía muy debilitada, con un déficit de inversión y una productividad baja". Las crisis internas, como los elevados precios energéticos y una transición verde incompleta, dificultan aún más la capacidad de respuesta frente a estas nuevas presiones externas.
Asimismo, las relaciones de la UE con China presentan desafíos. Mario Draghi advirtió sobre el equilibrio necesario entre proteger las cadenas de suministro y mantener relaciones comerciales saludables. "Garantizar la resiliencia de la cadena de suministro es crucial, pero mantener una relación fuerte con China sigue siendo una prioridad", subrayó el expresidente del Banco Central Europeo (BCE).
Y es que mantener una relación cordial con el gigante asiático es casi una obligación para la UE. China es responsable de más del 20% de las importaciones europeas, lo que la convierte en un socio comercial esencial, pero también en una fuente de vulnerabilidad.
Cristian Castillo, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, señala que "la llegada masiva de vehículos eléctricos chinos a Europa pone en peligro la industria automotriz europea". Este fenómeno, sumado a las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, podría inundar el mercado europeo con productos a precios reducidos, exacerbando una competencia desleal fruto de las ayudas estatales de las que disfrutan las compañías chinas.
Trump y la amenaza proteccionista
La estrategia comercial de Trump prioriza los intereses estadounidenses y pone en jaque las normas multilaterales. "La Administración Trump tiene una obsesión con los déficits comerciales, que considera responsables de la pérdida de empleo industrial en Estados Unidos", explica Torres. Para Europa, que disfruta de un superávit comercial significativo con Estados Unidos, esto podría traducirse en nuevas presiones arancelarias o exigencias de concesiones en sectores clave como el energético o el militar.
Alemania, con un 20% de sus exportaciones fuera de Europa dirigidas a Estados Unidos, es particularmente vulnerable. Según Torres, cualquier política proteccionista de Trump afectará enormemente al motor económico europeo, intensificando las desigualdades internas en la región.
Las debilidades estructurales de la Unión Europea son un obstáculo adicional. "El mercado único europeo sigue siendo incompleto, especialmente en servicios financieros, lo que limita su capacidad para atraer inversión y fortalecer la competitividad", señala Torres. Estas carencias limitan la capacidad de los países europeos para actuar de manera coordinada frente a las amenazas externas.
El Informe Draghi subraya la importancia de una política industrial coherente. Durante su ponencia en Madrid, el italiano destacó que "sin inversiones en tecnología para desarrollar nuestra propia industria de baterías de litio, no seremos competitivos a largo plazo". Europa no sólo debe protegerse de la competencia china, sino también reforzar su capacidad tecnológica para no quedar rezagada en sectores estratégicos como el de los semiconductores.
¿Neutralidad o toma de posición?
Para Castillo, la neutralidad de Europa en esta disputa comercial tiene consecuencias perjudiciales. "La neutralidad ha generado desventajas competitivas en sectores como el automotriz, donde Europa permitió la deslocalización hacia Asia durante décadas, creando dependencia tecnológica y económica", afirma. Este problema se agrava con la llegada masiva de productos chinos, que compiten con ventaja frente a las industrias locales.
Aunque la UE ha comenzado a responder con aranceles, como los impuestos a los coches eléctricos chinos, estas medidas parecen insuficientes frente a los desafíos estructurales. Según Castillo, "la dependencia europea de las cadenas de suministro chinas y la falta de una estrategia unificada la dejan expuesta a las fluctuaciones del comercio global".
La falta de consenso entre los Estados miembros es otro obstáculo. Draghi enfatizó que "lograr un enfoque unificado por parte de los gobiernos europeos es esencial, pero se necesitará un esfuerzo significativo para asegurar esta unidad". Sin una coordinación efectiva, las medidas fragmentadas podrían ser contraproducentes.
Raymond Torres también subraya la necesidad de una política comercial autónoma que no dependa de las decisiones de Washington o Pekín. "Europa debe resistir la presión de Estados Unidos y desarrollar acuerdos estratégicos con otros bloques comerciales, como América Latina o India", aduce.
La Unión Europea se encuentra en una encrucijada histórica. La necesidad de equilibrar sus relaciones comerciales con las dos mayores economías del mundo, mientras se protege su economía interna, es un desafío monumental. Sin una respuesta estratégica y coordinada, las vulnerabilidades actuales podrían convertirse en crisis insalvables.